El desafio educativo ante la crisis de la ecología Educar en el cuidado de la Casa Común

Educar en el cuidado de nuestra Casa Común
Educar en el cuidado de nuestra Casa Común

Los católicos estamos llamados a un compromiso activo mediante pequeñas  acciones que partan del corazón, cambien nuestros estilos de vida y den lugar a un  cambio de paradigma en la esfera pública.

La encíclica Laudato si´ es una llamada urgente a la acción, para hacer frente a la  crisis socioambiental que estamos padeciendo en la actualidad. El Papa Francisco lanza  un mensaje a toda persona de buena voluntad invitando a cuidar de nuestra casa común,  que es como denomina al planeta Tierra y fiel al mandato de Gaudium et spes, analiza los  signos de los tiempos.  

Utiliza el concepto “casa común” como algo que supera el debate ecológico y nos  hace caer en la cuenta de los lazos que nos unen como hermanos y la relación con otras  criaturas. Es la fraternidad universal de la que habla Francisco (cf. LS 228). 

Esta forma de relacionarnos en nuestra casa común implica la justicia entre  generaciones, es decir, la “opción preferencial por los pobres”, la justicia con las  generaciones futuras y la justicia con el resto de especies que habitan el planeta. En  definitiva, Laudato si´ amplía el concepto de solidaridad de otras encíclicas sociales,  apelando a la justicia y a tomar “dolorosa conciencia” (LS 19) para poder “salir de la  espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo” (LS 163). 

Y cuando habla del “cuidado” lo hace para contrarrestar la “cultura del descarte”  que impregna nuestra sociedad, tanto en lo que se refiere a las cosas como a los seres  humanos. Si todos practicamos pequeños gestos de cuidado, de amor y de paz podremos  construir un mundo mejor, comprometidos con el bien común, lo que generará estrategias  que alienten la “cultura del cuidado”, en el ámbito político, económico y cultural. Esta  dinámica genera una espiritualidad que se transforma en caridad (cf. LS 231). 

En conclusión, la cultura del cuidado de la casa común debe provocar cambios  en las macroestructuras, para que la ética ecológica adquiera su sentido más profundo y  pueda generar una pedagogía que ayude a crecer en solidaridad, responsabilidad y  cuidado, todo ello, basado en la compasión (cf. LS 210).  

Los católicos estamos llamados a un compromiso activo mediante pequeñas  acciones que partan del corazón, cambien nuestros estilos de vida y den lugar a un  cambio de paradigma en la esfera pública.

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