Sacerdotes de película: llamados a la misión (3)



A partir de los años 80 surgen una serie de películas sobre sacerdotes que tienen en común un doble aspecto, por una parte la base real y normalmente biográfica; y por otra parte, la presentación positiva de la misión de estos sacerdotes.

Comenzamos cronológicamente con Escarlata y negro (1983) de Jerry London. Basada en “The Scarlet Pimpernel of the Vatican", que J.P. Gallagher escribió a partir de hechos reales, narra la misión de un sacerdote irlandés que trabaja en el Vaticano y que durante la Segunda Guerra Mundial organizó un servicio para refugiados judíos mediante la confección de pases falsos y el cobijo de muchos de ellos en distintas comunidades religiosas en Roma. El padre O'Flaherty -encarnado por Gregory Peck- tendrá como antagonista a Christopher Plummer como el teniente alemán Kappler. Resulta interesante la presentación de los motivos cristianos de la acción humanitaria así como, más allá de plantearse una iniciativa individual, se destaca la participación de toda la iglesia, incluido Pío XII, para lograr refugio para muchos judíos amenazados.


La interesante y exitosa película La misión (1986) de Roland Joffé recoge la presencia de los jesuitas en las misiones fundadas los actuales territorios de Brasil, Paraguay y Argentina. Basada, de forma no inmediata, en hechos reales, cuenta la historia del padre Gabriel (Jeremy Irons), al que se le encomienda hacerse cargo de la misión de San Carlos, ahora vacía por la muerte, a manos indígenas, del jesuita que allí vivía A él se une un mercenario y traficante de esclavos, Rodrigo Mendoza -magistal Robert de Niro- que inicia un camino de conversión y penitencia. Viviendo en entre los que antes maltrató empieza a reconocer su inocencia y a valorar el mensaje del Evangelio que le trasmite el padre Gabriel. Esto le llevará a participar activamente de la misión que por último es asaltada y destruida ocasionado la muerte de todos los jesuitas y de los indios guaraníes. Con un formato un tanto preciosista y grandilocuente necesita una mayor profundización en las motivaciones aunque sigue siendo una película imprescindible del cine espiritual donde la banda sonora inolvidable del maestro Ennio Morricone marca un tono orante durante todo el metraje.


Conspiración para matar a un cura (1988) de Agnieszka Holland es una película a la vez política y espiritual, inquietud que después ha mostrado esta directora polaca en Copying Beethoven (2000). Narra el asesinato del padre Alek, en la Polonia de principios de la década de 1980, durante el ascenso del sindicalismo autónomo de Solidarność. Interpretada por un limitado Christopher Lamber (padre Alek) y el inspector Stefan de un inspirado Ed Harris adolece de algunos de los tópicos de las apariciones de sacerdotes en la pantalla, que se cifran normalmente en la presencia obligada una mujer enamorada y en las críticas al Vaticano por alguna ambigüedad política.


El malogrado Raul Juliá interpreta a un creíble obispo Oscar Romero en la película Romero (1989) de John Duigan. En ella asistimos el proceso transformación a través del cual este arzobispo salvadoreño se identificó con la realidad de su pueblo siendo solidario con sus sacerdotes y profeta del Evangelio. Su denuncia de las injusticias y los escuadrones de la muerte le convirtieron en un hombre amenazado. Sin embargo, a pesar de su timidez desplegó un profundo valor interior, recordemos por ejemplo la escena en que una iglesia ha sido tomada por los paramilitares y el arzobispo se reviste y acompañado de la gente entra para celebrar la eucaristía. El film se refuerza con algunas palabras procedentes de homilías y entrevistas a este mártir de la Iglesia Latinoamericana. El cineasta polaco Krzysztof Zanussi, uno de los directores más militantes del catolicismo, relata en Maximilian Kolbe (1991) la historia real de este franciscano conventual canonizado en 1982 y que murió en Auschwitz durante un intercambio voluntario para salvar la vida de un prisionero, padre de familia, que iba a ser ejecutado. Narrada desde el punto de vista del prisionero que se fugó y cuya identidad nunca se conoció, varios flashbacks reconstruyen la vida de este santo intelectual y orante. Alejada del estilo hagiográfico, no se ocultan sus limitaciones, descubrimos a un hombre de gran fuerza interior y fuerte identificación con Cristo.


Daens (1993) de Stijn Coninx es una interesante película belga a partir de la novela de Louis Paul Boon. Basada en hechos reales cuenta como este sacerdote llega en 1890 a Aalst, pueblo industrial, donde niños, mujeres y hombres trabajan en la industria del tejido en condiciones lamentables de explotación. Allí, poco a poco, va asumiendo la realidad y denunciando en el periódico católico las injusticias sociales lo que le llevará a ser elegido como parlamentario. Se trata de un buen ejemplo de la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia en el mundo obrero. La película fue nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 1994.
También en clave de misión el longevo y prolífico cineasta Manoel de Oliveira nos presenta en Palabra y Utopía (2000) la vida del padre Antonio Vieira, jesuita portugués del siglo XVII que nació en Lisboa en 1608 y murió en Bahía en 1697. Al servicio de la evangelización de Brasil se hizo famoso por sus sermones que resaltaban la dignidad de los indios esclavizados frente a los abusos de los conquistadores portugueses.


Mezclado directamente en asuntos políticos durante su estancia en Portugal colabora en la fundación de una Compañía de las Indias Occidentales en 1649. Sin embargo, desengañado del mundo de las ambiciones vuelve a Brasil y trabaja en la promoción de la población indígena y en la denuncia de la esclavitud. Con su vuelta a Portugal es acusado de herejía pero la intervención del Papa y de la reina Cristina de Suecia se revisa su proceso con lo que de nuevo regresa a Brasil donde continuará su misión de predicador hasta su muerte. El director portugués desde la figura de este predicador realiza una fuerte denuncia de la esclavitud, de la expulsión de los judíos y de la intolerancia religiosa a la vez que resalta la dimensión espiritual más allá del mercantilismo reductor destacando el valor de la palabra como referencia de sentido y humanidad, y como a pesar del pecado es posible que el hombre que reconoce a Dios se abra a la santidad. Una película profunda y compleja que exige una espectador capaz de traspasar los acontecimientos para entender el mensaje.
Uno de las figuras de sacerdote más interesantes del cine reciente es el padre Christopher de Disparando a perros (2005) Michael Caton-Jones. Basada como modelo y homenaje a un sacerdote bosnio Vjeko Curic que salvó la vida de uno de los guionistas, David Belton, cuando siendo reportero de la BBC fue detenido en un control del interahamwe y este sacerdote le salvó. Aunque poco después moriría durante los matanzas de 1994. «Esta misma mañana nos ha llegado la noticia de que anoche fue asesinado en Kigali, Ruanda, delante de la puerta de la iglesia de la Sagrada Familia, el Padre Vjeko Curic, misionero de la Orden de los Frailes Menores.


Es una nueva víctima que se suma a la larga lista de los misioneros que han confirmado su amor a Cristo y al pueblo africano con el sacrificio de la vida», anunciaba Juan Pablo II el día uno de febrero, en la Plaza de San Pedro, después del rezo del Ángelus. Desde esta figura se elabora el personaje del padre Christopher (John Hurt) que se ve contrastado por un joven voluntario Joe Connor (Hugh Dancy) que colabora con él en un centro educativo en Kigali. Centro salesiano que verdaderamente existió y que acogió a un grupo de refugiados que protegidos por las tropas de la ONU finalmente fueron abandonados a su suerte y asesinados masivamente. Este sacerdote es un hombre identificado con el pueblo ruandés que ve como un fracaso de la evangelización la violencia desatada, en la que intervienen inclusos sus ex alumnos. Sin embargo, es un hombre de fe probada dispuesto a defender la vida bautizando en medio de la desolación, celebrando la última eucaristía antes del sacrificio y permaneciendo al lado de las víctimas por amor y más allá del odio. Su muerte perdonando posee un claro contenido crístico que en clave de resurrección se convierte en posibilidad de libertad para algunos niños a los que en un último gesto logra salvar. Película imprescindible para una presentación contemporánea de la figura del misionero que además resalta claramente la dimensión creyente y sacerdotal.

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