Historia y metodología de la ciencia I (Babilonia).

Las primeras civilizaciones que aparecen en la historia surgen en China, en los valles de los ríos Eufrates y Tigris, en el Indo y en el Nilo. Los pueblos más conocidos hasta ahora, y por la información que poseen en la actualidad los arqueólogos, son los babilonios y los egipcios.
Babilonia.
La base más segura para el origen de la ciencia en su aspecto práctico se encuentra en la coordinación y estandardización de los conocimientos del sentido común y de la industria. Un primer síntoma de esa coordinación se encuentra en los edictos de los gobernantes babilonios hacia el 2500 ac. Fue en aquel entonces cuando la autoridad real fijó unas medidas de longitud como el dedo (1.65 cm), el pie (33 cm), el codo (0.5 m), la pértica (6 m), la cuerda (59.4 m) y la legua (10.7 km). Las unidades de masa fueron fijadas en el grano (0.046 g), el shekel, (8.416 g) y el talento (30.5 kg).
Uno de los primeros conocimientos prácticos fueron los aplicados a transacciones comerciales. El medio de intercambio que empezó a utilizarse fue la cebada. Hacia el tercer milenio comienza el uso de lingotes de cobre y plata, junto con la cebada. El valor del oro era por aquellos siglos variable según la época del año, de seis a doce veces mayor que el mismo peso en plata.
Los elementos matemáticos e ingeniería llegaron a Babilonia procedentes de la Sumeria no semita. Se han encontrado tablillas de multiplicar, y tablillas de los cuadrados y de los cubos de números importantes. El sistema numérico era duodecimal, para facilitar los cálculos fraccionarios, pero existía un sistema numérico decimal derivado de los diez dedos de la mano. El número 60 revestía de mucha importancia por ser la confluencia de los dos sistemas de numeración. Pero en Babilonia como en el resto del mundo predominó la idea de la magia asociada a ciertos números.
Se resolvían algunas ecuaciones de primer y segundo grado y resolvían algunas de tercer grado, trabajaban con fracciones y contaban con algoritmos para calcular raíces cuadradas.
Se encuentra en Babilonia los comienzos de la geometría, derivada de las necesidades de la vida diaria. Encontramos aplicada la geometría en la agrimensura con números y formulas rudimentarias. Se sabe que planificaban los terrenos de las ciudades, también trazaban mapas del mundo conocido. Se hace una aproximación al número pi considerando que su valor es 3.
Comienza en Babilonia la medición sistemática del tiempo. Conocer las estaciones del año adquiere mucha importancia por la agricultura. El trigo y la cebada parecen originarios de la cuenca del río Eufrates, siendo mencionados en tablillas de arcilla junto con el arado. Por eso se hace necesario el estudio de las estaciones para saber en que momento es la siembra y la recolección, asi como la abundancia de agua disponible. Por esto surge el almanaque. Aparece el concepto de mes, alrededor del 4000 ac y poco después en China. Hacia el 2000 queda establecido el año babilónico en 360 dias repartidos en 12 meses, con reajustes intercalando algún mes extra. También se divide el día en horas, minutos y segundos, y se inventó la esfera solar.
Existieron estudios astronómicos. Todos ellos referentes al movimiento del Sol, los planetas y la Luna. Se conocieron cinco planetas, y por ello, junto con la Luna y el Sol, se establece que las semanas tendrán 7 días. Y todos los días de la semana recibían el nombre de estos 7 astros. Se trazó también el recorrido del Sol en doce divisiones correspondientes a los doce meses, y a cada una de estas divisiones se le dio el nombre de una deidad o animal mítico y se las representó con un símbolo. Así surge un precursor de nuestro actual zodiaco, y de cómo se asoció dichas figuras del zodiaco a constelaciones de estrellas.
Los babilonios creían que el universo era como una caja o cámara cerrada cuyo fondo era la tierra. En el centro de esta estaban las montañas nevadas, de las cuales y de sus manantiales surgía el Eufrates. La tierra estaba circundada por un foso de agua, y circundando al foso se alzaban las montañas celestes que sostenían el firmamento. Pero aun así, algunos astrónomos Babilonios comenzaron a pensar la posibilidad que la tierra fuera en realidad un globo.
Los primeros datos astronómicos detallados que conocemos datan del siglo XX antes de Cristo y se refieren a la salida y puesta del planeta Venus. Luego aparecieron del resto de planetas que hoy conocemos como Marte, Júpiter, Mercurio y Saturno. Desde estos tiempos remotos son los sacerdotes los que observan el cielo noche tras noche anotando observaciones en tablillas de barro. Con estos datos construyeron un cuadro astrológico que los babilonios consideraron como uno de los mayores logros de su ciencia, de su concepción astrológica surgió la idea de fijar y pronosticar el curso del acontecer humano. Se montaron bibliotecas astronómicas y astrológicas prestigiosas, se habla de una de ellas que llegó a tener 70 tablillas de arcilla y que gozó de fama hasta el siglo VII antes de Cristo. Después que los Caldeos se apoderasen de Babilonia, se difundió esta por Grecia y por todo el mundo conocido.
Hay que destacar que mientras que los astrólogos gobernaban la cada vez más racional ciencia de la astronomía, los hechiceros y exorcistas gobernaban la ciencia de la medicina. Realmente los hechiceros tenían mucha menos idea de medicina que los astrólogos de astronomía. La magia constituyó una forma de controlar la naturaleza. Los Babilonios creían que los dioses eran enemigos del hombre, y por eso recurrían a la magia y a la astrología. Esto lo observaban en las incontrolables inundaciones, en la enfermedad y en la muerte.
Los únicos conocimientos biológicos atribuibles a ellos es la fecundación sexual de las palmeras.