Los ataques al Centro de Primera Acogida de Hortaleza.

Fue el miércoles pasado, cuando dos sucesos me demostraron como cada cual se retrata según sus intereses. Me presento a las 11 de la mañana en la puerta del Centro de primera acogida de Hortaleza, a recoger para nuestro paseo y repaso de español, a mis tres amigos senegaleses del centro de menores. Finalmente solo salen dos, el tercero no podía salir. En la entrada de abajo del centro de menores, unos periodistas de Antena 3 están entrevistando a una educadora del centro.

Tras terminar la entrevista con la educadora, los periodistas me abordan a mi y a mis amigos con intención de entrevistarnos. Dejo claro de lo que voy a hablar y lo que no voy a hablar. Sobre el centro de menores sobran los comentarios negativos, pero falta quien diga que allí la mayoría de jóvenes son buenos y con nobles sueños. Por desgracia, la periodista solo quiere y desea comentarios negativos, críticas al centro, y yo intento en todo momento desviar la entrevista hacia como son estos chicos. La periodista no le interesa. Como conmigo no sale carnaza, aborda a uno de los senegaleses que se niega a salir en la tele, el otro, más tranquilo no pone objeciones aunque su escaso nivel de Español le hace responder a todo con un SI sin saber lo que la periodista le pregunta: ¿duermes en el suelo? SI, ¿la comida es mala e insuficiente? SI, etc, interrumpo la entrevista porque aquello ya no me parece ético, pero los cámaras y la periodista se salen con la suya cortando el momento en que interrumpo la entrevista. Le sugiero a la periodista un periodismo de investigación más interesante, como es el caso de que fiscalía de menores está poniendo en la calle o en centros de mayores a chicos de hasta 15 años a los que una prueba de huesos dictamina la mayoría de edad. Hay pruebas para demostrarlo, desde certificados de nacimiento y pasaportes, pero a la periodista eso le da exactamente igual. Es triste y vergonzoso que a los periodistas no les interese para nada los menores del centro de menores sino destruir al propio centro de menores.

Pero el remate final vino después, cuando al dejar a los senegaleses en el centro, me uno a los guineanos y se acercan unos “PODEMITAS”, que es el nombre con el que conozco a unos chicos con pintas prototipo de la órbita de IU/PODEMOS. Los “PODEMITAS” acuden a los alrededores del centro de menores a insinuar que vienen a ayudar. Algunas veces traen ropa, otras unas galletas, por lo general con regalos intentan ganarse a los ingenuos subsaharianos. Vienen del orden de una vez por semana en grupos de 4 a 8. Viéndoles su “interés” por causas sociales, les pido que ayuden trayéndoles idiomas y amistad a los subsaharianos. Puedo afirmar, que los “PODEMITAS” no trajeron ni amistad, ni ningún rato libre para practicar español con los subsaharianos, ni por más que les pedí que los saquen un rato de paseo,lo único que dijeron es que volverían a la semana siguiente. Los “PODEMITAS” buscan destruir al centro de menores. Sugieren a los menores que tomen fotos con sus móviles al interior del centro, esto está prohibido por los derechos de imagen del menor, pero quieren que los menores hagan por ellos algo ilegal.

La diferencia entre los periodistas que vienen continuamente al centro de menores y los “PODEMITAS” es escasa. Los primeros vienen a llenar portadas de noticias con información escabrosa y sesgada, mientras que los segundos vienen a los alrededores del centro de menores para buscar información con la que llenar sus pancartas. A ni uno ni otro les importa los subsaharianos o los buenos marroquíes, a los que está a nuestro alcance ayudar. De los marroquíes dados al disolvente difícilmente los particulares podemos hacer algo y se requiere centros especiales o doblar el número de educadores y de personal en el centro de menores para controlarlos. Pero si vamos a hablar del Centro de menores de Hortaleza o Centro de Primera Acogida de Hortaleza, deberíamos hablar de quien está allí viviendo o trabajando y que necesitan, y no de como ir a destruirles tal y como he visto hacen todos.
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