Las polémicas minifaldas.

No voy a decir que hayan dicho una estupidez los obispos de México, no es ninguna tontería lo que han dicho aunque creo se quedaron cortos. En México yo no sé como anda el tema de la minifalda, en España me parece que es tema muy grave y son muchas las jóvenes que la usan como una moda sin entender que las prendas tienen un sentido y lenguaje, incluso un contexto para usarse.

En mi experiencia dando clases en la academia durante los tres veranos que ya llevo, he visto el mal uso de la ropa de vestir por parte de mis alumnas. No es normal que para venir a la academia las alumnas vengan con unos que apenas lleguen unos centímetros más allá de la entrepierna, como digo no es normal y vestir de esa forma para venir a unas clases me parece inapropiado y hasta provocador, aunque estas alumnas no lo entiendan.

En el día de ayer me fijé en el horrible vestir de una chica de unos 15 años, con cierto desarrollo de sus pechos, que llevaba una camiseta de esas que dejan visible hasta el canalillo. Me parece que la academia no es el lugar para ir de divina ni para ligotear, pero en fin, la academia no es mía y si mía fuera ciertas ropas para chicos y chicas las pondría como prohibidas.

Recientemente entre clase y clase critiqué delante de mis alumnos el mal vestir de algunas chicas de la academia. Les conté algo que en su día irritó a las feministas, una decisión judicial. Al parecer hace tiempo que un juez absolvió a un violador porque la víctima llevaba una provocativa minifalda cuando acudió a la discoteca. Yo entiendo que el juez podría haber entendido que la joven acusaba a alguien de violación para chantajearlo o vengarse, los jueces se encuentran en su carrera judicial con muchos e insólitos casos, y la que viste sexy y acude a ciertos y conocidos sitios de ligoteo se supone que va a lo que mi abuela llama “el negocio”.

A los jueces les toca discernir quien es la verdadera víctima, si el acusado o el acusador, o bien ninguno, en estos casos y cuando las cosas no son tan evidentes les toca sopesarlo todo. No es lo mismo la que llevaba una falda larga o un ajustado pantalón hasta las rodillas que las que llevan una minifalda o un cortísimo pantalón corto. Por ir o dejarse llevar por esta absurda moda, algunas chicas encuentran lo que no buscaban, y luego acaban mal. Otras saben a donde van, y si llevan ropa provocativa saben bien por donde no ir o con quien arrimarse, y lo que quieren conseguir. Pero como decía antes, algunas no saben ni lo que significa el ir vestidas así.

Tengo por costumbre pasear por la Gran Vía o por la calle Montera, también voy por Casa de Campo a la fiesta de los ecuatorianos. Las prostitutas las distingo muy bien y siempre por la ropa, pues estoy acostumbradísimo a verlas y en alguna ocasión alcanzo a tener una conversación con ellas. Encuentro por ello anormal que algunas chicas se empeñen en vestir y resaltarse como prostitutas, a mí me dirán que es la moda, pero hay modas ciertamente absurdas, y seguirlas puede tener sus correspondientes consecuencias.

Finalmente puntualizo que la culpa no es de los hijos por vestir estas modas, sino de los padres que consienten y permiten que sus hijos no vayan decentemente vestidos. Hay que controlar a los hijos en la forma de vestir y no dejarles a su aire, pues por su forma de vestir tristemente se los clasifica, o corren el riesgo de atraer a ciertos enfermos y lunáticos, o de ser prejuicios y problemas.
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