El rap contra el soneto.

Si realmente se enseñase literatura como es debido, muchos jóvenes no apreciarían el "rap" tal y como lo aprecian. Pero contra los sonetos, el rap no tiene forma de competir. Un buen soneto entusiasma más que un rap, y la mejor prueba de ello es que uno de nuestros mejores sonetistas como fué Francisaco de Quevedo hace furor entre mis estudiantes cuando les cuento este soneto suyo que es censurado en las escuelas por el feminismo y por esos profesores temerosos de la palabrota en las aulas:

Puto es el hombre que de putas fía,
y puto el que sus gustos apetece;
puto es el estipendio que se ofrece
en pago de su puta compañía.


Puto es el gusto, y puta la alegría
que el rato putaril nos encarece;
y yo diré que es puto a quien parece
que no sois puta vos, señora mía.


Mas llámenme a mí puto enamorado,
si al cabo para puta no os dejare;
y como puto muera yo quemado


si de otras tales putas me pagare,
porque las putas graves son costosas,
y las putillas viles, afrentosas.



Francisco de Quevedo era mordaz como nadie en su tiempo, un señor que inmortalizaba a amigos, enemigos y amanes en verso. Al feminismo no le gusta por su machismo, pero a este genio de las letras, con prejuicios evidentes de su tiempo, se pretende combatirlo con prejuicios. Por desgracia, a los estudiantes se les hace leer poesías aburridas como el romancero Gitano de Lorca. Pero hasta ahora, no he visto quien haga leer a Esproceda más allá de su "Canción del Pirata", teniendo una obra maravillosa como "El estudiante de Salamanca". Espronceda narra como nadie una historia en versos, que nunca lo haría un rapero de esos.

Pero también es triste que tampoco se estudie en integridad las 40 coplas de Jorge Manrique, salvo las 3 ó 5 primeras, teniendo bellezas entre sus coplas como las coplas 27 y 28 en las que describe las virtudes de su padre comparándolas con los grandes personajes de la historia de roma:

En ventura Octaviano,
Julio César en vencer
y batallar,
En la virtud, Africano,
Aníbal en el saber
y trabajar,
En la bondad un Trajano,
Tito en liberalidad
con alegría,
En su brazo, Aureliano
Marco Atilio en la verdad
que prometía.

Antonio Pío en clemencia,
Marco Aurelio en igualdad
del semblante,
Adriano en la elocuencia,
Teodosio en humanidad
y buen talante,
Aurelio Alejandro fue
en disciplina y rigor
de la guerra,
un Constantino en la fe,
Camilo en el gran amor
de su tierra.


La emoción de la poesía no es por bien enseñada en las escuelas, y eso es una desgracia. Por eso los jóvenes se inclinan por algo tan pobre y triste como es el rap, capaz de rimar lo más inverosimil sin encabalgamientos, sin métrica y con el mínimo arte posible (si es que es arte el rap).
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