" La inteligencia artificial puede ayudar a responder preguntas, pero no puede amar, perdonar ni tener compasión. No puede rezar. No puede morir por otro" 'Veritatis Imago' (Imagen de la Verdad): así sería la primera encíclica del Papa sobre la IA... vista por la IA

"La inteligencia artificial —en sus múltiples formas: algoritmos, modelos lingüísticos, máquinas de aprendizaje— no posee alma, conciencia ni voluntad. Es creación del hombre, y por tanto, ha de permanecer siempre al servicio del hombre"
"Toda aplicación de la inteligencia artificial debe ser juzgada por este principio: ¿favorece la vida, la libertad, la justicia y la fraternidad? ¿O, por el contrario, amenaza con una nueva forma de esclavitud, anonimato o manipulación?"
| *Reflexión creada a través de la IA
LEÓN XIV Siervo de los Siervos de DiosA los Obispos, al Clero, a los Consagrados y a todos los fieles del mundo
SOBRE LA DIGNIDAD HUMANA Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
ENCÍCLICA ”Veritatis Imago”(Imagen de la Verdad)
Dada en Roma, junto a San Pedro,en el año de gracia del Señor 2025,en el primer año de Nuestro Pontificado.
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I. INTRODUCCIÓN: UN TIEMPO NUEVO
1.- La Iglesia, madre y maestra, contempla con mirada esperanzada y prudente los signos de los tiempos (cf. GS, 4). Entre estos signos, destaca hoy con fuerza la aparición y expansión de la inteligencia artificial, fruto de la mente humana creada a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26).
2. Este desarrollo técnico, que tanto promete para el bien común, también interpela a nuestra conciencia, nuestra libertad y nuestra fe. No podemos ser meros espectadores ante una transformación que alcanza la raíz misma de lo humano: su capacidad de conocer, decidir y amar.
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II. LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL: DON Y DESAFÍO
3. La inteligencia artificial —en sus múltiples formas: algoritmos, modelos lingüísticos, máquinas de aprendizaje— no posee alma, conciencia ni voluntad. Es creación del hombre, y por tanto, ha de permanecer siempre al servicio del hombre.
4. En ella reconocemos un don de Dios, en cuanto que refleja el ingenio humano y permite aliviar sufrimientos, facilitar la comunicación, explorar lo desconocido y tomar decisiones con mayor eficacia. Pero también advertimos un riesgo, cuando se absolutiza su capacidad, se oscurece la responsabilidad moral o se pierde de vista la dignidad inalienable de la persona.
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III. DIGNIDAD HUMANA Y TECNOLOGÍA
5. La persona humana no puede ser reducida a datos, comportamientos predecibles o perfiles digitales. Cada hombre y cada mujer es único e irrepetible, portador de un alma inmortal, amado por Dios desde la eternidad.

6. Toda aplicación de la inteligencia artificial debe ser juzgada por este principio: ¿favorece la vida, la libertad, la justicia y la fraternidad? ¿O, por el contrario, amenaza con una nueva forma de esclavitud, anonimato o manipulación?
7. Rechazamos con firmeza cualquier uso de esta tecnología que alimente la cultura del descarte, discrimine a los vulnerables, o fomente sistemas de vigilancia que supriman la libertad.
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IV. LA VERDADERA SABIDURÍA
8. En la era de los datos, el hombre corre el riesgo de saber mucho y comprender poco. La sabiduría verdadera —aquella que viene de lo alto (cf. Sant 3,17)— no se alcanza acumulando información, sino cultivando la verdad en el amor.
9. La inteligencia artificial puede ayudar a responder preguntas, pero no puede amar, perdonar ni tener compasión. No puede rezar. No puede morir por otro. Por ello, ninguna tecnología debe sustituir al corazón humano ni al discernimiento espiritual.
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V. LLAMADO A UNA ÉTICA GLOBAL
10. Hacemos un llamado urgente a los científicos, empresarios, políticos y educadores: que se establezcan principios éticos universales para el desarrollo y aplicación de la inteligencia artificial. No basta con que algo sea posible; es necesario que sea justo, bueno y verdadero.
11. Proponemos como pilares: la transparencia, la responsabilidad, la inclusión, el respeto a la intimidad y, sobre todo, la primacía del ser humano sobre toda máquina.
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VI. UNA MISIÓN PARA LA IGLESIA
12. La Iglesia no teme al progreso, pues sabe que todo lo que es verdaderamente humano conduce a Cristo (cf. GS, 22). Por ello, nos corresponde discernir, acompañar y evangelizar también el mundo digital y tecnológico. 1
3. Animamos a las diócesis, universidades católicas, movimientos y comunidades a formar nuevas generaciones capaces de unir fe y razón, técnica y conciencia, creatividad y caridad.

14. Que se promueva una alfabetización ética y espiritual sobre la inteligencia artificial, de modo que ningún creyente quede fuera de este proceso de transformación histórica.
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VII. MARÍA, MADRE DE LA VERDADERA SABIDURÍA
15. Confiamos esta reflexión a María, Sedes Sapientiae, Madre del Verbo Encarnado, para que guíe a la humanidad por caminos de sabiduría, paz y fraternidad en este nuevo tiempo.
16. Y con corazón pastoral, impartimos Nuestra Bendición Apostólica a cuantos lean, reflexionen y pongan en práctica esta exhortación, con el deseo ardiente de que todo ser humano reconozca en sí mismo y en los demás la imagen de la Verdad que es Cristo.
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Dado en Roma, junto a San Pedro, el de del año del Señor 2025, primero de Nuestro Pontificado.
León XIV
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