El Presidente de la República de Chile, Gabriel Boric, indultó el penúltimo día del año 2022, a 13 personas, 12 de ellas condenadas en el marco del estallido social de 2019, y a un militante de la extrema izquierda.

El tema, sobre todo por el uso de la violencia en aquella revuelta, ha sido fruto de críticas, más la propuesta de indulto ya constaba en el programa de Gobierno. El mismo Boric salió al paso de las primera críticas y señaló que “Tenemos que sanar estas heridas, vivimos un proceso que fue tremendamente complejo en donde estos son jóvenes que no son delincuentes”.

Señal humanizadora

“Recibo esta decisión con esperanza. Me parece que es una señal humanizadora que sale al paso de vida, atrapadas en procesos que se prolongaron más allá de lo debido y con costos personales altísimos, en contextos sociales sumamente complejos”, señaló el sacerdote jesuita, Pablo Walker, ampliamente reconocido por las organizaciones sociales y de derechos humanos por su testimonio diario en Plaza Dignidad durante la revuelta de 2019.

Walker, con integrantes de comunidades de base, laicado y otras religiosas y religiosos de diferentes congregaciones, celebraban la eucaristía en medio de las manifestaciones protegiendo las especies consagradas, del agua y gases disuasivos de la policía.

Así también se organizaban para identificar a los jóvenes que eran detenidos y seguirlos hasta los recintos policiales para que no se perdiera su paradero ni sufrieran tormentos. “Las mamitas de Plaza Dignidad” llamaban los jóvenes al grupo de mujeres que junto a Walker integraban la Coordinadora de Paz y Justicia que nació al alero de la Conferencia de Religiosos y Religiosas, Conferre.

“Por eso, una medida de este tipo no da una señal permisiva respecto a la validez de la violencia como método de acción política, sino más bien se hace cargo del conjunto de tensiones que vivió y eventualmente puede estar viviendo el país”, precisa el sacerdote.

Y añade: “cuando no ha habido una respuesta adecuada de las instituciones convocadas a reparar los abusos, a reparar la denegación de justicia o a reparar el reconocimiento de derechos debidos, esta medida, lejos de incentivar la violencia, permite que nos hagamos cargo de la comprensión del origen de la violencia en otros tipos de violencia a los que tenemos que responder con urgencia”.

Misericordia y Perdón

Por su parte, Álvaro Ramis, teólogo laico, doctor en Filosofía y Moral Política, especializado en Ética y Democracia, en la Universidad de Valencia, actualmente rector de la Universidad de Humanismo Cristiano, en Santiago, hace presente que “toda la tradición bíblica y del Evangelio, está impregnada de la idea de este año jubilar, donde aquellos elementos que son gravosos a la convivencia, se pueden observar bajo una lógica de la misericordia y el perdón. Y se traduce eso en la apertura de la liberación de los cautivos”.

“El año jubilar y el proceso jubilar en la teología cristiana es un intento también de restablecer una justicia que va más allá de lo procedimental y de la formalidad legal. Y vuelve a recordarnos que bajo criterio teológico, no bajo criterio evangélico, la justicia de Dios no es la misma que la de los hombres y tiene que tener en consideración, por lo tanto, la perspectiva compleja de la historia”, afirma Ramis.

El rector, además de su labor en la universidad, fue una autoridad universtaria activa que cobijó y apoyó las manifestaciones juveniles. Incluso uno de los más emblemáticos jóvenes, Gustavo Gatica, quien perdió sus ojos por una balín disparado por la policía contra su rostro, fue alumno de su universidad de donde recibió los máximos apoyos.

El teólogo explica que “el indulto viene a establecer una justicia mucho mayor, que es la reparación de todas las injusticias cometidas contra la juventud, contra los pobladores, contra los pobres que durante años soportaron ese tipo de humillaciones y que eso generó el estallido social y producto de ello, muchos de estos jóvenes fueron encarcelados, sometidos a largos procedimientos donde sus culpas nunca fueron bien establecidas y además con penas gravosas, con ensañamiento penal producto de la prisión preventiva, y por lo tanto, de esta forma se restablece una lógica de justicia integral”.

Reacciones Políticas

Algunos políticos conservadores reaccionaron duramente contra el gobierno por haber concedido este indulto. Hasta ahora se ha amenazado de retiro de la mesa de acuerdos por la seguridad ciudadana y una eventual acusación constitucional contra la ministra de Justicia y Derechos Humanos, Marcela Ríos Tobar.

Los dos entrevistados en esta ocasión coinciden en la necesidad de la prudencia.

“En este caso, el principio de prudencia siempre es muy importante establecer, en el caso de un indulto, las condiciones que lo justifican, y eso obviamente está asociado a un largo estudio no solo de las personas, sino también del proceso que se les siguió”, dice Álvaro Ramis.

Y añade que “desde el punto de vista más político, una medida de estas características consolida la democracia y no es un gustito del Gobierno sin mayores consecuencias”.

Ramis considera que “es una señal muy potente. Por eso se hace justamente también en un momento como el Año Nuevo, no en términos de darse un gusto que, tal como lo hizo el presidente Petro en Colombia hace unos días, también en Chile se aplican las mismas características de generación de este principio, que es restablecer las confianzas entre la sociedad y el Estado”.

“Es justamente uno de los factores que agravó el estallido social fue la aplicación del positivismo penal. Es decir, se usa el derecho penal como una herramienta de represión. Y eso se llevó adelante principalmente por la herramienta de la prisión preventiva prolongada. Eso, asociado además a circunstancias donde muchos y muchas de las personas que estaban detenidas nunca pudieron generar un juicio justo, con una defensa razonable, sino que era gente muy pobre que no tuvo acceso más que a la Defensoría Pública (institución del Estado)”.

Concluye señalando que “hay ahora unas condiciones para analizar sus casos con mucha más prudencia. Creo que el número, además, refleja que la ministra Ríos, particularmente y el Presidente, se esmeraron en poder identificar los mejores casos y poder llevar adelante el mejor procedimiento”, afirmó.

Jesús de Nazaret

Entre tanto, el jesuita Pablo Walker, respecto a las reacciones dadas en la política chilena hasta hora, sostiene que “los maximalismos carecen de lucidez, porque los procesos históricos, cuando son genuinas revoluciones humanas, morales, éticas, desarrolladas en libertad y no por una dictadura de turno, suponen pasos de madurez de las conciencias de las personas”, argumenta.

“Por lo tanto –añade Pablo Walker– si alguien quisiera evitar toda acción humanitaria por dar una medida ejemplificadora, diría que esa actitud no la reconozco en Jesús de Nazaret. Y creo que Jesús de Nazaret tiene una palabra humanizadora, no solamente para los que creen que Él es el Hijo de Dios, sino para aquellos que consideran que la paz es fruto de la justicia y del reconocimiento de las deudas con la dignidad de los seres humanos”.

“Para las personas que considerarían que esto es muy poco, aplicaría el mismo consejo, que es mirar los pasos que las institucionalidad se va dando para hacerse creíbles en el ejercicio de sus atribuciones. Y esta es una medida prudencial y al mismo tiempo humanitaria de la primera magistratura del país”, concluyó.