La Conferencia de Religiosas y religiosos celebró sus 70 años Vida Religiosa en Chile tras una renovación profunda de mentalidad y actitudes que anima la Conferre
Allí donde las estructuras envejecen, surgen nuevos gestos: comunidades intercongregacionales, redes de cuidado, espacios donde religiosas y laicas caminan juntas. Es el rostro femenino de una Iglesia que se rehace desde abajo, según se desprende de lo dicho por la religiosa.
El discurso sobrio y directo de del Nuncio Apostólico Kurian Mathew Vayalunkal que lleva pocos meses en Chile, resonó con fuerza en un contexto eclesial aún herido por la desconfianza y la fatiga institucional.
Setenta años después de su fundación, la Conferencia de Superiores y Superioras Mayores de las Religiosas y Religiosos en Chile (CONFERRE) celebró el 5 de noviembre su aniversario con sencillez, gratitud y discernimiento, en un acto fraterno donde se hizo memoria y oración.
La revista Testimonio, propiedad de Conferre, en su edición especial N° 319 —que también cumple 63 años— y que vio la luz para este acontecimiento, ofrece una lectura del camino recorrido en siete décadas clave de la historia de Chile y de la Iglesia. Desde las crónicas históricas hasta los testimonios actuales, la publicación que hoy dirige René Cabezón sscc, reconstruye la fidelidad y la profecía de las comunidades religiosas en Chile: su compromiso con los pobres, su aporte en educación y salud, su testimonio en dictadura y su renovación posconciliar, hasta llegar a los desafíos sinodales del presente.
Una palabra necesaria
En la celebración central, realizada en el Convento de La Merced, en pleno centro de Santiago, el nuncio apostólico en Chile, mons. Kurian Mathew Vayalunkal —de nacionalidad india y designado por el papa Francisco en marzo de 2025— transmitió la cercanía espiritual del papa León XIV y compartió un mensaje cargado de esperanza y realismo pastoral.
“Queridos consagrados y consagradas, la Iglesia necesita encarnarse en la historia concreta de los hombres y mujeres de hoy”, afirmó, subrayando que “esta misión evangelizadora no es ajena a la vida consagrada; al contrario, constituye el corazón de su identidad y de su servicio a la Iglesia y al mundo”.
Más adelante, llamó a la vida religiosa a “una renovación profunda de mentalidad y actitudes, para responder con inclusión y testimonio evangélico a los desafíos de un desarrollo equitativo y una convivencia pacífica, donde los más pobres tengan un lugar privilegiado”. Palabras inéditas para las experiencias de nuncios tenidos en Chile. El discurso sobrio y directo de mons. Mathew resonó con fuerza en un contexto eclesial aún herido por la desconfianza y la fatiga institucional.
Una fidelidad que incomoda
La historia de la CONFERRE es también la de un profetismo incómodo. Desde sus primeros años, religiosas y religiosos cuestionaron la distancia entre discurso y práctica, entre una Iglesia que hablaba de servicio y estructuras que reforzaban privilegios.
En su mensaje, el nuncio recordó que “la vida religiosa está llamada a una renovación profunda… para responder con inclusión y testimonio evangélico”. Esa invitación a iluminar el futuro con ojo de profecía —como él mismo expresó— se alinea con la larga trayectoria de compromiso social y eclesial de la CONFERRE.
Las mujeres y la profecía silenciosa
La Hna. Claudia González, ap, secretaria ejecutiva de la conferencia, intervino para destacar el rol de las mujeres. Entre otras, señaló que “las hermanas mayores, con sus manos gastadas y su fe sin micrófono, nos enseñan a tejer esperanza”. Su experiencia en la Casa Arcoíris y en la Corporación Tejiendo Solidaridad encarna esa sinodalidad de base que el papa Francisco pide con insistencia: “o nos salvamos todos, o no se salva nadie”.
Allí donde las estructuras envejecen, surgen nuevos gestos: comunidades intercongregacionales, redes de cuidado, espacios donde religiosas y laicas caminan juntas. Es el rostro femenino de una Iglesia que se rehace desde abajo, según se desprende de lo dicho por la religiosa.
La conversión pendiente
El nuncio fue explícito al abordar la herida de los abusos: “La crisis de los abusos ha generado un sentimiento de desorientación entre los fieles y un clima de desconfianza. Reconocer con sinceridad, humildad y transparencia que hay cosas que no han funcionado (…) no debe ser motivo de desánimo, sino una ocasión de aprendizaje y un llamado urgente a la conversión personal e institucional”, indicó.
También sostuvo que “la opción evangélica por los pobres nos recuerda que la Iglesia debe ponerse decididamente de su lado, asumir sus sufrimientos, promover los derechos humanos e impulsar la liberación de toda miseria material, intelectual, emocional y espiritual”.
Setenta años después, la CONFERRE —hoy dirigida por la hna. María Salomé Labra, de las Misioneras Siervas del Espíritu Santo— mantiene esa voz crítica y esperanzada que no se conforma con custodiar el pasado, sino que busca seguir caminando junto al Pueblo de Dios hacia nuevas formas de consagración, gobierno y misión.
Con las palabras del nuncio que fueron bien recibidas por la audiencia, el reconocimiento a líderes y lideresas de estas siete décadas, el destacar la participación de mujeres religiosas, dieron un contenido inédito a un hito jubilar que vivió la vida consagrada chilena y que representa un paso de fidelidad creativa en el Año Jubilar de los Peregrinos y Peregrinas de la Esperanza.
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