Declaración conjunta de 11 confesiones religiosas ante la crisis y la violencia en el país "Chile requiere dar un paso decisivo hacia una verdadera política de acuerdos y consensos"

Un llamado interreligioso por la paz y el entendimiento en Chile  busca frenar violencia y muerte en crisis actual
Un llamado interreligioso por la paz y el entendimiento en Chile busca frenar violencia y muerte en crisis actual

En medio de una crisis que afecta a toda la ciudadanía por el alto nivel delictual, líderes religiosos de 11 confesiones unen sus voces dando testimonio de armonía y amistad social

Es una declaración transversal en tiempos de división y muy significativa tanto por su contenido y llamado a la acción como por el simbolismo de unión entre confesiones que históricamente han tenido distintas visiones

El mensaje central subraya la importancia del respeto mutuo, la comprensión y el trabajo conjunto hacia objetivos compartidos, poniendo de manifiesto el papel crucial que juegan las instituciones religiosas en la promoción de la paz y la justicia social en Chile

En un acto sin precedentes de unidad y solidaridad, líderes de diversas confesiones religiosas en Chile han emitido una declaración pública con un llamado apasionado a la paz, la comprensión mutua, y al desarrollo armónico de la convivencia nacional. Esta iniciativa surge en respuesta a un período marcado por el deterioro en las relaciones cívicas, la inseguridad creciente, y la profundización de la división social en el país. Los firmantes expresan su preocupación por el aumento de la violencia, el crimen organizado, y los casos de corrupción, subrayando cómo estos problemas afectan no solo a la convivencia cotidiana sino también al bienestar general de la sociedad chilena.

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La declaración se posiciona en un contexto político chileno caracterizado por una profunda polarización y desencuentros en el proceso de diálogo nacional. Los líderes religiosos destacan la incapacidad de los actores políticos para alcanzar acuerdos en temas fundamentales para el bienestar de la población, como las reformas de pensiones y el manejo de las crisis constituyentes. Frente a este panorama, la declaración representa un valioso esfuerzo por trascender las divisiones ideológicas y promover una cultura de diálogo y consenso.

El documento no solo es significativo por su contenido y llamado a la acción, sino también por el simbolismo de unión entre confesiones que históricamente han tenido distintas visiones. Al presentar un frente común, estos líderes religiosos ofrecen un ejemplo concreto de cómo el diálogo interreligioso puede contribuir a la cohesión social y al fortalecimiento de la democracia en tiempos de crisis. Su mensaje subraya la importancia del respeto mutuo, la comprensión y el trabajo conjunto hacia objetivos compartidos, poniendo de manifiesto el papel crucial que juegan las instituciones religiosas en la promoción de la paz y la justicia social en Chile.

La emisión de esta declaración en la realidad política actual de Chile destaca el papel constructivo que las confesiones religiosas pueden jugar en el proceso de sanación nacional. Al llamar a todos los sectores de la sociedad, incluidos los legisladores, a buscar soluciones inclusivas y justas, esta declaración interreligiosa se erige como un faro de esperanza en tiempos turbulentos, enfatizando la unidad en la diversidad como camino hacia un Chile más pacífico y armonioso.

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Contexto

La realidad delictual en Chile se ha tornado cada vez más compleja, reflejando un fenómeno que, aunque antes parecía distante, ahora impacta con fuerza en el día a día de la sociedad.

La presencia de delincuencia organizada, un problema comúnmente asociado con otras regiones de América Latina, ahora se hace sentir en el país con mucha violencia, lo que indica un cambio significativo en el panorama de seguridad nacional.

Violencia y delincuencia en Chile
Violencia y delincuencia en Chile

Este escenario se ve agravado por el hecho de que la percepción de inseguridad la ciudadanía ha aumentado considerablemente, con un 85% de la población creyendo que los problemas relacionados con asaltos, robos, y delincuencia en general, han crecido en los últimos 12 meses.

Además, la realidad delictual se complica por las diferencias entre la percepción del delito y los datos reales.

Por un lado, hay una creencia extendida de que la delincuencia ha aumentado en todas sus formas, impulsada en parte por las narrativas mediáticas. Por otro lado, estudios indican que, aunque ciertos tipos de delitos, como los homicidios y robos con violencia, han visto un incremento, los Delitos de Mayor Connotación Social (DMCS) han experimentado una disminución.

Esta discrepancia entre percepción y realidad sugiere la necesidad de abordar no solo la delincuencia en sí, sino también cómo se comunica y se percibe en la sociedad chilena.

Mons Fernando Chomali
Mons Fernando Chomali

DECLARACIÓN PÚBLICA

El documento de las confesiones religiosas chilenas está firmado por sus líderes, que encabeza el arzobispo de la Iglesia catóilica de Santiago, Fernando Chomalí.

El texto completo es el siguiente:

LAS CONFESIONES RELIGIOSAS FRENTE A LA REALIDAD DEL PAIS: UN LLAMADO A LA PAZ

Declaración pública

  1. Las confesiones religiosas en Chile, estiman oportuno hacer llegar a la comunidad nacional algunas reflexiones acerca de la realidad que vive el país. Lo hacemos en el espíritu de contribuir a la paz, al desarrollo armónico de nuestra convivencia nacional y desde la perspectiva ética que nos corresponde.
  2. Es motivo de gran preocupación para nuestras comunidades y para muchos conciudadanos, observar el grave deterioro que se ha producido desde hace algunos años en nuestras relaciones cívicas, que afectan seriamente la capacidad de buscar soluciones justas y oportunas a las dificultades que enfrentamos. Un malestar muy generalizado recorre las distintas instancias de la vida nacional, que apreciamos va en aumento, lo que provoca una crispación en los ánimos de las personas y grupos sociales y hacen difícil la comprensión y el diálogo, elementos esenciales de una verdadera democracia, como la que todos deseamos.
  3. El grave problema de la inseguridad a que se ha visto enfrentada la ciudadanía, que afecta a todos los sectores sociales sin distinción, es un flagelo de consecuencias impredecibles. La gran cantidad de hechos violentos, incluido el aumento dramático de los homicidios, son una expresión de la misma y han creado un temor, que para todos es notorio. El desprecio por la vida, el atropello a la propiedad privada y a las leyes se ha convertido en algo habitual. La expansión de la droga y la presencia del crimen organizado, no conocido en Chile, está destruyendo los elementos esenciales de la vida ciudadana y en particular nuestros barrios, familias y nuestra juventud.
  4. Es también motivo de grave preocupación comprobar los innumerables casos de corrupción que han afectado de manera transversal a diversas instancias públicas y privadas, con escándalo de los ciudadanos, por el mal ejemplo y la deshonestidad, precisamente de aquellos que tienen un particular compromiso con el bien común. Es especialmente grave que estos hechos ocurran con los recursos públicos, que pertenecen a todos los chilenos y están destinados a dar solución a los graves problemas sociales que nos aquejan. 
  5. Ha quedado de manifiesto, la incapacidad de los actores políticos para llegar a acuerdos sobre temas esenciales, como las pensiones para el justo beneficio de los más necesitados; la tercera edad. Los resultados de los dos procesos constituyentes son una prueba de nuestros desencuentros. El ya habitual incumplimiento de las normas más elementales de convivencia es una de las consecuencias más graves de este proceso, que tiene efectos desintegradores para la convivencia cívica y el progreso. 
  6. El país requiere dar un paso decisivo hacia una verdadera política de acuerdos y consensos, hacia un acuerdo nacional, que, dejando atrás visiones particulares, mire de verdad a Chile y se aboque a resolver los graves problemas sociales, económicos y políticos que enfrentamos. Estamos dispuestos a colaborar, desde nuestra perspectiva, a este gran objetivo.
  7. Nuestra nación ha vivido muchas veces momentos de crisis a lo largo de su historia. Ellos son siempre un acicate para el progreso, la superación y una gran oportunidad para expresar, en los hechos y de verdad, nuestro amor a Chile y a sus habitantes. Nuestras comunidades siempre han estado presentes para asistir y aliviar a los afectados por las emergencias, como recientemente en el caso de los incendios y seguiremos haciéndolo. Llamamos a todos a volver a las sendas del entendimiento y comprensión entre nosotros y trabajar por el progreso.
  8. Hacemos este llamado a todos nuestros conciudadanos, a quienes tienen el privilegio y la obligación de legislar, de todos los sectores sin distinción., sin tener por delante otro norte que el amor a Chile, la casa común y la Patria que el Creador nos ha regalado, donde hay un lugar para cada uno y donde todos tenemos una misión y un camino.

Santiago, 13 de marzo de 2024

Firman:

  • Fernando Chomalí G. Arzobispo de Santiago Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile.
  • Sergio Abad Arzobispo Ortodoxo de Chile.
  • Héector Francisco Zavala M. Arzobispo Primado de la Iglesia Anglicana en Chile.
  • Emiliano Soto V. Representante protocolar de las Iglesias Evangélicas ante el Estado de Chile.
  • Héctor Cancino Del V. Presidente de la Plataforma Evangélica Nacional.(PLENA)
  • Sergio Velozo T. Obispo Presidente de la Unión de Iglesias Pentecostales de Chile.
  • Francisco Javier Rivera M. Obispo Director de la Comisión Legal Evangélica.
  • Eduardo Cid C. Obispo Vicepresidente de la Mesa Ampliada UNE-Chile.
  • Eduardo Waigortin Rabino Presidente de la Comunidad Judía de Chile.
  • Samuel Szeinhendler Rabino Presidente de la Confraternidad Judeo-Cristiana de Chile.
  • Fuad Musa P. Presidente del Centro de Cultura Islámica de Chile.

Violencia en Chile
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