El Papa arranca su visita a Japón alertando de este drama Francisco pidió a los obispos japoneses que ayuden a los jóvenes en la lucha contra suicidios y bullying

El Papa, con los obispos japoneses
El Papa, con los obispos japoneses

El pontífice se encontró con los obispos de las 16 diócesis del país asiático y les pidió que acompañen a los jóvenes frente a esos dos flagelos y a las "diversas formas de auto exigencia" que se imponen

Hasta 30.000 personas, en su mayoría jóvenes, se quitan la vida cada año en Japón

"Pronto visitaré Nagasaki e Hiroshima donde rezaré por las víctimas del bombardeo catastrófico de estas dos ciudades, y me haré eco de vuestros propios llamados proféticos al desarme nuclear"

El papa Francisco llegó hoy a Tokio, en mitad de una tormenta de lluvia y frío, e inmediatamente se hizo eco, ya en su primer discurso, de dos de los grandes flagelos que atacan a los jóvenes del país asiático: los casos de suicidois y de bullying generados en un ambiente de auto exigencia y soledad. Y por eso fue decidido al pedirle a los obispos locales que "acompañen" a los jóvenes de frente a estos problemas.

"Somos conscientes de que existen diversos flagelos que atentan contra la vida de algunas personas
de vuestras comunidades, que están marcadas, por diversas razones, por la soledad, la desesperación y el
aislamiento", planteó el Papa a los obispos de 13 diócesis del país a los que encontró en la Nunciatura Apostólica de Tokio.

Francisco, bajando del avión

"El aumento del número de suicidios en vuestras ciudades, así como el “bulismo” (ijime), y
diversas formas de auto exigencia, están creando nuevos tipos de alienación y desorientación espiritual.
¡Cómo afecta esto especialmente a los jóvenes!", lamentó. El llamado casi desesperado de Jorge Bergoglio está fundamentado: hasta 30.000 personas, en su mayoría jóvenes, se quitan la vida cada año en Japón

"Los invito a que les presten especial atención a ellos y a sus necesidades, busquen priorizar espacios donde la cultura de la eficacia, el rendimiento y el éxito se vea visitada por la cultura de un amor gratuito y desinteresado capaz de brindar a todos, y no sólo a los que “llegaron”, posibilidades de una vida feliz y lograda", agregó el pontífice.

Nace Scholas Asia

Apenas horas antes, la fundación creada por el papa Francisco, Scholas Occurrentes, había inaugurado su primera sede asiática en Sendái, 370 kilómetros al norte de Tokio, donde su presidente José María del Corral había hecho énfasis en el pedido de Bergoglio para trabajar especialmente con los jóvenes en los ejes del bullying y los suicidios.

Durante su encuentro con los obispos, el Papa avanzó además sobre los dos históricos discursos que dará mañana en Hiroshima y Nagasaki, por el desarme nuclear y la paz mundial.

Católicos japoneses con el papa Francisco
Católicos japoneses con el papa Francisco

"Una Iglesia martirial puede hablar con mayor libertad, especialmente al abordar cuestiones
urgentes de paz y justicia en nuestro mundo. Pronto visitaré Nagasaki e Hiroshima donde rezaré por las
víctimas del bombardeo catastrófico de estas dos ciudades, y me haré eco de vuestros propios llamados
proféticos al desarme nuclear", dijo el Papa.

"Deseo encontrar a aquellos que aún sufren las heridas de este trágico episodio de la historia humana, así como a las víctimas del “triple desastre”. Su sufrimiento continuado es un recordatorio elocuente a nuestro deber humano y cristiano de ayudar a los que sufren en el cuerpo y en el espíritu, y de ofrecer a todos el mensaje evangélico de esperanza, curación y reconciliación", planteó Bergoglio.

En un país en el que menos del 0.5% de la población es católica, pero que la visita de Bergoglio ha despertado mucho interés en ámbitos políticos y sociales, el Papa planteó que "el mal no hace acepción de personas y no pregunta sobre pertenencias; simplemente irrumpe con su vehemencia destructora, como ha sucedido recientemente con el devastador tifón que ha provocado tantas víctimas y daños materiales".

"Encomendemos a la misericordia del Señor a los que han muerto, a sus familiares, y a todos los que han perdido sus casas y bienes materiales. Que no tengamos miedo a desarrollar siempre, aquí y en todo el mundo, una misión capaz de levantar la voz y defender toda vida como un don preciado del Señor", dijo.

"Sabemos que la Iglesia en Japón es pequeña y los católicos son una minoría, pero esto no debe restarle valor a vuestro compromiso con una evangelización que, en vuestra situación particular, la palabra más fuerte y clara que pueden brindar es la de un testimonio humilde, cotidiano y de diálogo con otras tradiciones religiosas"

Hospitalidad, testimonio del Evangelio

"La hospitalidad y el cuidado que muestran a los numerosos trabajadores extranjeros, que representan más de la mitad de los católicos de Japón, no sólo sirve como testimonio del Evangelio en medio de la sociedad japonesa, sino que también certifica la universalidad de la Iglesia, demostrando que nuestra unión con Cristo es más fuerte que cualquier otro vínculo o identidad, y es capaz de llegar y alcanzar a todas las realidades", planteó, buscando sostener la llama de la catolicidad entre los llegados de muchas regiones del resto de Asia que muchas veces sufren condiciones de empleo y vida indignas que los llevan incluso a no registrarse como católicos por temor a represalias de las autoridades migratorias.

Fotograma de la película 'Silencio' de Scorsese

La fe ante la persecución

En su segunda visita a Japón tras la que hizo como provincial jesuita argentino en 1987, Bergoglio recordó que "se cumplen 470 años de la llegada de san Francisco Javier al Japón, quien marcó el comienzo de la difusión del cristianismo en esta tierra", incluidos varios momentos de persecución que lo llevaron casi a su desaparición. 

En su primer discurso como Papa en un país especialmente caro para la Compañía de Jesús, Bergoglio agradeció a "todos aquellos que, a lo largo de los siglos, se dedicaron a sembrar el Evangelio y a servir al pueblo japonés con gran unción y amor; esta entrega le dio un rostro muy particular a la Iglesia nipona. Pienso en los mártires san Pablo Miki y sus compañeros y en el beato Justo Takayama Ukon, que en medio de tantas pruebas dio testimonio hasta su muerte".

"Esta entrega para mantener viva la fe a través de la persecución ayudó a la pequeña comunidad cristiana a crecer, consolidarse y dar fruto. También pensemos en los “cristianos ocultos”, de la región de Nagasaki, que mantuvieron la fe por generaciones a través del bautismo, la oración y la catequesis; auténticas Iglesias domésticas que resplandecían en esta tierra, quizás sin saberlo, como espejo de la familia de Nazaret", finalizó.

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