El activista argentino es miembro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral Juan Grabois: "Francisco tomó la bandera de las tres T y la puso en el centro de la agenda”

Juan Grabois
Juan Grabois RRSS

"Como Bergoglio ya tenía un recorrido importante con los sin tierra, sin techo y sin trabajo, con cartoneros, empresas recuperadas o movimientos sociales de desocupados, fue natural seguir caminando juntos cuando fue elegido Papa"

"La recuperación de la esencia evangélica es uno de los grandes logros de Francisco"

"No se puede terminar con la cultura del descarte sin cambiar el modelo de producción-consumo que la crea"

El miembro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede y precandidato presidencial argentino, Juan Grabois, aseguró en entrevista con RD que el papa Francisco "tomó las banderas de Tierra, Techo y Trabajo" que impulsan los movimientos populares de todo el mundo para "ponerlas en el centro de la agenda”, al tiempo que consideró que las denominadas "tres T" son "una propuesta de reafirmación de derechos pero también un programa político-social" y lamentó la poca difusión que le dan sectores de la Iglesia a las ideas del pontífice.

A lo largo de tres encuentros, una carta y un videomensaje, el Papa se ha acercado mucho a los movimentos populares y a su principal consigna, las tres T. ¿Qué significa para ustedes?

Francisco toma de forma dialéctica una bandera de Tierra, Techo y Trabajo que venían trabajando los movimientos populares de todo el mundo, pero sobre todo latinoamericanos, para renovarla, izarla en la colina del Vaticano y ponerla en la agenda mundial. Y esto de llevar esta bandera desde las periferias al centro lo hace en la medida de sus posibilidades, porque lamentablemente tampoco es que todos los obispos del mundo han tomado eso. De hecho, el magisterio que está presente en sus discursos, en las cartas que mandó a los movimientos, en otras homilías, en exhortaciones y en sus encíclicas no se estudia, no se conoce como se debería.

¿Cómo ha sido ese “caminar juntos” con el Papa a lo largo de estos nueve años desde el primer encuentro de movimientos populares?

Cada encuentro terminaba con un documento de los movimientos que Francisco recibía y su discurso era una devolución a ese documento, que era incorporado a las palabras del Papa.

En estos nueve años de pontificado, los tres encuentros presenciales y los discursos del Papa significaron el proceso de reafirmación de los derechos de los excluidos, que es el proletariado de nuestro siglo, los cabecitas, los peores, los que cargan con todos los estigmas. Y caminar juntos en ese proceso de reafirmación que tiene un elemento también de recuperación de la autoestima, del amor propio y comunitario que también es un elemento central. Porque cuando Jesús dice en el principal mandamiento "amar al prójimo como a ti mismo", requiere también una valoración de uno mismo que es lo primero que le quieren robar a los de abajo, que es su autoestima. Y esa autoestima se recupera a través de la organización y de la comunidad.

Francisco volvió a poner en el centro lo que nunca debió estar fuera de las preocupaciones del pensamiento y de la obra de la Iglesia y de todo los que nos consideramos parte de la tradición cristiana

La relación con los movimientos populares es un ejemplo de la mirada atenta de un Papa que sigue las Bienaventuranzas y el Evangelio como programa de Gobierno y de Iglesia…

Francisco volvió a poner en el centro lo que nunca debió estar fuera de las preocupaciones del pensamiento y de la obra de la Iglesia y de todo los que nos consideramos parte de la tradición cristiana. Los descartados, los oprimidos, los pobres de su tiempo fueron los mejores amigos de Jesús, sus favoritos. Algunos fueron sus discípulos y a otros en su vida los tocó para curar sus enfermedades, para alimentarlos, para devolverles la vista o reivindicarlos frente a la humillación social.

Eso es el Evangelio en su estado puro, y la recuperación de la esencia evangélica es uno de los grandes logros de Francisco. Esto es algo que debería ser normal, porque es el puro Evangelio, y si llama la atención es por lo distorsionada que está la escala de valores en la tradición humanista. Pero como lamentablemente no todas las mujeres y no todos los hombres son agredidos del mismo modo por el sistema que domina en el mundo, en esa misma proporción, es decir, en proporción a la agresión y al descarte que sufren los sectores más empobrecidos, es el amor y la centralidad que tienen en el evangelio y en el magisterio de Francisco.

¿En esto hay, si se quiere, una “evolución del pensamiento de Francisco?

Como Bergoglio ya tenía un recorrido importante con los sin tierra, sin techo y sin trabajo, con cartoneros, empresas recuperadas o movimientos sociales de desocupados, fue natural seguir caminando juntos cuando fue elegido Papa porque ya veníamos así.  Creo que Francisco, por esa apertura, aprendió el significado de la economía popular, la posibilidad de mejorar las condiciones laborales de los trabajadores excluidos en su propia actividad, es decir que el cartoneo no es una actividad que necesariamente cristaliza la pobreza, sino que puede cooperativizarse y transformarse en una actividad ambiental socialmente productiva y que permite un ingreso económico decente para los trabajadores. Todo eso en un hombre de otro siglo, formado en el siglo XX en la época del pleno empleo como él ha dicho. Que tenga la apertura para eso es milagroso.

¿Qué significado específico tienen las 3 T?

En definitiva, las denominadas "tres T" que han popularizado los movimientos junto al Papa llevan dentro un proceso de transformación de la matriz agraria, urbana y laboral en todo el mundo. Esa idea de ninguna familia sin techo, ningún trabajador sin derechos y ningún campesino sin tierras implica un proceso de reformas muy profundo en un sistema económico en el que se idolatra el dinero y la maximización de las ganancias y que lleva a la concentración de la tierra, del mercado inmobiliario y de los medios de producción que se van tecnificando y ponen la tecnología al servicio de la ganancia y no de la realización del ser humano. Esa concentración tiene como correlato el descarte, y para luchar contra eso hay que luchar contra intereses muy grandes. No se puede terminar con la cultura del descarte sin cambiar el modelo de producción-consumo que la crea.

Por ejemplo, para llevarlo a parámetros europeos, en Lisboa, cuando presenté el libro, me refirieron que hay una gran crisis habitacional por el precio de los alquileres, que es igual a lo que gana mucha gente. Y hay una forma de luchar contra eso que es ponerle un máximo, un techo, al precio de los alquileres por metro cuadrado, mientras se amplía el parque habitacional como plantea la diputada Moritagua o expropiar los inmuebles ociosos, como se planteó en Berlin -¡en Berlin, no La Habana!-. Y se obtuvo una aplastante mayoría en el referéndum.

Como decía Camara, está el riesgo de la acusación de comunista al que plantea estos temas desde la Iglesia…

Pero a los que planteen estas cosas los van a tildar de comunistas o pobristas como le dicen al Papa y a muchos de nosotros, sin hacer ninguna propuesta alternativa, esto es así porque están defendiendo intereses de un sector olvidando completamente a otro. Lo mismo sucede con el salario complementario universal para que todos los trabajadores, incluso los que hoy están en la informalidad, tengan derechos o cualquier esquema de reforma agraria y redistribución de la tierra para la soberanía alimentaria, que le pone los pelos de punta a latifundistas y empresas extractoras, sean mineras, petroleras, del monocultivo transgénico, en general industrias altamente contaminantes.

Francisco dice que cuando hay desigualdades o desequilibrios muy grandes, tarde o temprano la violencia emerge de alguna u otra forma

¿Cómo ve la mirada del Papa sobre América Latina?

En Latinoamérica, a la que el Papa llama acertadamente Patria Grande, reivindicando la tradición continentalista de los próceres de la independencia, tenemos el problema adicional del neocolonialismo que él también denuncia. Sea con golpes duros o blandos, cualquier proyecto con un viso de humanismo o perspectiva distributiva es atacado por los grandes grupos financieros y la desinformación, la calumnia, la difamación y la coprofilia, los cuatro pecados de los medios que Francisco señala.

Francisco dice que cuando hay desigualdades o desequilibrios muy grandes, tarde o temprano la violencia emerge de alguna u otra forma. En América Latina, en este momento una de las formas emergentes de la violencia es el narcotráfico. Vemos hoy multitud de personas sometidas a la droga, pero también mucha muerte, mucha sangre violencia, y armas. Y son formas de violencia distinta a la violencia política que hubo en otro momento y al terrorismo de Estado, pero es una especie de terrorismo paraestatal, donde hay sectores de la población que viven aterrorizados, y hay torturas, desapariciones, pero enfocados principalmente en la clase de los descartados. Y esto, como producto de las mafias del narco y del crimen organizado.

¿Y se puede hablar de un contraste entre el Papa y el Vaticano?

Hay en el Vaticano en un ámbito contradictorio, donde para un hombre de la austeridad como Francisco supongo que debe haber sido un desafío aggiornar su forma de ser con las costumbres principescas de algunos obispos. El cambió los mozos de guante blanco que había cuando llegó al ambiente de familia que hay ahora. Entiende la jerarquía como una responsabilidad y no como un privilegio.

Su llegada al Dicasterio, primero como consultor y luego como miembro, ¿se da por su recorrido en los movimientos populares?

Mi incorporación fue una iniciativa fuerte del cardenal Peter Turkson, el extitular del organismo, que ya venía siguiendo nuestro trabajo y quería tener una persona de referencia para aportar sobre estos temas en las discusiones internas. Luego está también el actual prefecto del Dicasterio, el cardenal Michael Czerny, con quien hay una continuidad que tuvo que ver con el rol que tuvo él en el proceso organizativo de los encuentros para darles impulso, consistencia y materialidad a los tres encuentros de movimientos populares con el pontífice que impulsó en 2014, 2015 y 2016. Era quien, junto a nosotros, hacía operativa y concretaba la idea. Y también toda una responsabilidad, porque los encuentros tenían que estar enmarcados en determinados parámetros, que es básicamente lo que significan los movimientos populares, que es la representación de un sector social, fundamentalmente de los descartados y la agenda de las tres T.

Otro de los ejes de los que el Papa es un gran impulsor es el de la denominada “ecología integral”, que también tiene entre sus preocupaciones el desarrollo de la persona humana. ¿Cómo lo ve?

Es lo que se podría enmarcar en la ecología integral versus conservadurismo o ecologismo frívolo. El Papa es claro con que el grito de la tierra y el de los pobres es el mismo grito. Y cuando dice que en las manos de los pobres que se organizan y luchan está no solo su destino, sino el de toda la humanidad, está planteando algo muy profundo: que solamente desde las periferias y la simplicidad de los humildes y su lucha puede haber un cambio profundo en el modo de producción y consumo imperante que es el que está destruyendo el ecosistema, la biodiversidad y produciendo el fenómeno más paradigmático en términos ambientales que es algo que ya lo intuían los pueblos y ahora se verifica científica y empíricamente.

Quien no quiere ver cómo cambia el clima es porque no tiene ganas.  Los expertos plantean que estos fenómenos de las olas de calor van a ser cada vez más recurrentes, y las consecuencias del cambio climático las sufren desproporcionadamente más las poblaciones más pobres porque tienen menor capacidad de adaptación edilicia, de infraestructura, de agua, alimentación, y además en muchos casos son poblaciones costeras. Hay un grito que va junto, que va combinado.

El desafío es construir un sistema donde no solamente el 1% más rico pueda vivir encapsulado una vida "feliz" sino que todos y todas puedan vivir con la dignidad humana elemental

Esa mirada “integral” también ha incluido la preocupación del Santo Padre por el mundo de una economía que tenga en el centro al ser humano y no al Dios dinero…

Eso es un postulado económico: la economía entendida en el sentido tradicional de la palabra, como el gobierno de la casa común. Es como en la casa que tenemos cada uno de nosotros, que tiene que estar en función del bienestar de los que vivimos ahí y de los que van a estar en el futuro, de los abuelos, de los padres, de los niños y de los nietos que no están y van a venir.

Es recuperar el sentido original de la palabra economía y sacarlo del reino de lo abstracto y tenebroso de las finanzas, volver a la realidad de lo material, a las tres T, que son algunos de los componentes esenciales para la vida. Ese es un postulado humanista, que está en las aspiraciones de las grandes mayorías, que quieren lo esencial para que sus hijos tengan lo necesario para ser felices. El desafío es construir un sistema donde no solamente el 1% más rico pueda vivir encapsulado una vida "feliz" sino que todos y todas puedan vivir con la dignidad humana elemental y poder desarrollar sus potenciales espirituales, intelectuales, culturales sin necesidad de la otra cara del descarte humano que es el descarte material, porque en definitiva los gases de efecto invernadero son descarte.

Desde los movimientos siempre han sido además muy cautos para que esos encuentros no se conviertan en un “turismo político”...

La cultura del encuentro no es la del evento ni la de la rosca. Es una cosa muy fea y no sirve para nada. Frenamos un poco los encuentros de movimientos, lo que no significa que no se vayan a hacer más, porque corrían el riesgo de convertirse en una especie de desviación turística donde participaban siempre los mismos y no se lograba madurar o hacer fructificar los encuentros anteriores. Ahora, con los cuatro discursos del Papa y nuestros documentos, tenemos para trabajar unos cuantos años.

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