El Papa recibió ayer al número dos de Moscú, y hoy al embajador de Ucrania El Vaticano y Moscú preparan la segunda cumbre entre Francisco y Kirill

Francisco recibió ayer al número dos del Patriarcado de Moscú, Volokolamsk
Francisco recibió ayer al número dos del Patriarcado de Moscú, Volokolamsk

La visita del canciller del Patriarcado al Papa reactivó los contactos de alto nivel para hacer realidad una reunión en Kazajistan entre el 13 y el 15 de septiembre

En 2016 no había de por medio una guerra en la que las posiciones de Roma (en contra) y Moscú (a favor) no pueden ser más opuestas

En paralelo a la reunión de ayer, la agenda vaticana de hoy incluye un encuentro del Papa Francisco, con Andrii Yurash, embajador de Ucrania ante la Santa Sede. Y es que parece que Bergoglio ha regresado de Canadá con el fin de la guerra como objetivo primordial

La agenda, por ahora, es ambigua y misteriosa. "Encuentros privados con algunos líderes religiosos", para los que hay destinados cuatro horas, es lo único que se lee sobre la actividad que el papa Francisco tendrá el miércoles 14 de septiembre en Nur-Sultán, en medio de la visita que Jorge Bergoglio hará el mes que viene a Kazajistán para participar de la séptima edición del particular encuentro interreligiosos que promueve el Gobierno de la exrepública soviética.

Uno de esos encuentros, de forma cada vez más firme, se encamina a ser una reunión entre el Papa y el Patriarca Ortodoxo ruso, Kirill, en lo que sería la segunda reunión entre ambos tras la de inicios de 2016 en La Habana y que supuso el primer contacto de altísimo nivel entre católicos y ortodoxos en casi 1.000 años. Solo que, entonces, no había de por medio una guerra en la que las posiciones de Roma (en contra) y Moscú (a favor) no pueden ser más opuestas.

Con el encuentro de ayer entre Francisco y el metropolita Antonio de Volokolamsk, responsable de relaciones internacionales del Patriarcado Ortodoxo de Moscú y en los hechos el "canciller" de la Iglesia cercana al presidente Vladimir Putin comandada por Kirill, parece haberse develado gran parte del misterio. 

La visita del sucesor de Hilarión incluyó además una reunión a agenda abierta con su par dentro del vaticano, Paul Richard Gallagher. No hay que olvidar que la última visita de Hilarion, en diciembre de 2021, había sido el puntapié inicial para lo que entonces -en la época pre-invasión rusa- se creía como un segundo encuentro entre el Papa y Kirill para algún momento del primer trimestre de este año.

En los hechos, el pontífice y el metropolita se reunieron a poco más de un mes del viaje que Jorge Bergoglio hará a Kazajstán del 13 al 15 de septiembre para participar de un encuentro interreligioso en el que podría encontrarse con Kiril, aunque una bilateral entre el máximo responsable católico y el mayor líder ortodoxo aún no fue confirmada por el Vaticano. "Espero poder saludarlo y conversar un poco con él como pastor", planteó el Papa en ese marco en una charla que dio a jesuitas en junio.

"Monaguillo de Putin"

Kirill, a cargo de una Iglesia con casi 200 millones de fieles, se mostró desde el inicio de la invasión rusa con posiciones de defensa de la guerra, que llevaron a que el Papa le pidiera que no se convierta en un "monaguillo de Putin" durante una conversación a través de la aplicación Zoom que tuvieron en marzo, según planteó luego el pontífice. Seguramente la llegada del nuevo metropolita a Roma tenga que ver con buscar limar esas asperezas que quedan entre los dos líderes.

Francisco y Kirill, ¿encuentro en Kazajstán?
Francisco y Kirill, ¿encuentro en Kazajstán?

En febrero de 2016, el Papa y Kirill se reunieron en La Habana en lo que fue el primer acercamiento en casi 1.000 años entre las máximas autoridades cristianas y católicas desde el cisma de 1054. Un segundo encuentro estaba pautado para junio en Jerusalén, pero finalmente decidieron suspenderlo de común acuerdo por la guerra, informó el Papa.

En paralelo a la reunión de ayer, la agenda vaticana de hoy incluye un encuentro del Papa Francisco, con Andrii Yurash, embajador de Ucrania ante la Santa Sede. Y es que parece que Bergoglio ha regresado de Canadá con el fin de la guerra como objetivo primordial.

Reunión "por invitación del Papa Francisco"

Este viernes, el Patriarcado de Moscú afirmó en un comunicado que la reunión entre el pontífice y el metropolita fue "por invitación del papa Francisco" y aseguró que los dos líderes conversaron, en italiano, sobre "numerosos temas de las relaciones ortodoxo-católicas, así como del contexto de los procesos políticos actuales del mundo".

Antonio de Volokolamsk, de 37 años y exsecretario personal de Kiril, reemplazó en junio al hasta entonces responsable de exteriores del Patriarcado, el metropolita Hilarion.

Hilarion, que desde el inicio del conflicto mantuvo una leve distancia de las posiciones radicalizadas a favor del conflicto que mostraba Kiril, pasó a desempeñarse como administrador de la diócesis ortodoxa húngara de Budapest, en medio del acercamiento del premier de ese país europeo, Viktor Orban, a las posturas rusas.

El Papa, con Volokolamsk

Antonio de Volokolamsk, en tanto, es un religioso de máxima confianza de Kirill, al punto que ya a los 24 años había sido nombrado su secretario privado, recordaron las fuentes vaticanas.

Francisco y Kirill hablaron a mediados de marzo, en medio de la guerra, en una conversación que encontró el rechazo papal a cualquier justificación del conflicto.

"En un tiempo también se habló en nuestras Iglesias de guerra santa o guerra justa. Hoy no podemos hablar así. Se ha desarrollado la conciencia cristiana de la importancia de la paz", planteó Francisco para desactivar las justificaciones ortodoxas.

Mientras tanto, el congreso al que el Papa asistirá en Kazajistán parece hecho a la medida de las expectativas de un gobierno considerado más que pro-ruso en un país de mayoría musulmana que, además, comparte una gran frontera con la provincia china Sinkiang, en la que residen la mayoría de los uigures, la etnia que acusa al régimen de Beijing de constantes encarcelaciones y asimilaciones forzosas que, según sus denuncias, no distan tanto de las que el Papa acaba de denunciar en Canadá.

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