El pueblo espera ...siempre caminando Aguardando un nuevo arzobispo...nueve años después: Monseñor Carballo, ¿eres el que ha de venir?

Aguardando un nuevo arzobispo... nueve años después
Aguardando un nuevo arzobispo... nueve años después Jose Moreno Losada

Hace nueve años vivíamos en nuestra diócesis una situación muy parecida a la actual. Ahora una década más tarde seguimos necesitando un pastor que nos anime en la pastoral y nos renueve en la esperanza, por los caminos de una sinodalidad verdadera

Seguimos con los mismos interrogantes y los mismos deseos, quizá un poco más cansados de la briega del camino andado, que Dios bendiga con gozo la jubilación de don Celso, y llene de su espíritu al que ha de venir.

Monseñor Carballo, ¿eres el que ha de venir?

Casi nueve años después cambia el personaje, pero no mucho la situación de los que esperamos viviendo y siendo en esta iglesia diocesana de Mérida-Badajoz. ¿Eres el que ha de venir?... Es lo que le preguntaban a Jesús de parte de Juan el Bautista. La respuesta de Jesús fue con su propia vida, aludiendo a los signos del reino de los que hablaban los profetas: los ciegos ven, los cojos andan y a los pobres se les anuncia la buena noticia.

Sabíamos de la jubilación del arzobispo Celso Morga y nos llegaban los aires, nuevamente del Vaticano, con la premonición de que vendría a ser pastor de nuestra archidiócesis don José Rodríguez Carballo, curial de la congregación de los religiosos. Pero de esto hace ya unos meses y no hemos tenido noticias confirmatorias. Roma silenciosa y don Celso paciente.

Diócesis de Mérida-Badajoz

Y todos nos preguntamos inocentemente si es este el que ha de venir o si tenemos que esperar a otro, bromeando con aquello de que el secreto pontificio es aquello que sabe todo el mundo menos el papa, aunque parece ser que suele ser él el que propone directamente en estos casos. O aquello de que como somos un arzobispado pobre y sencillo en España nos va a tocar siempre recibir "regalos griegos", o volver a lo “emérito”.

El papa sigue insistiendo como debe ser el perfil de un obispo y lo que ha de tenerse en cuenta a la hora de elegirlo: «Que sean padres y hermanos; que sean apacibles, pacientes y misericordiosos; que amen la pobreza: interior como libertad para el Señor, y también exterior como sencillez y austeridad de vida; que no tengan una psicología de "príncipes"; [...] que no sean ambiciosos, [...] que no busquen el episcopado [...]. Y que sean esposos de una Iglesia, sin andar constantemente en busca de otra -esto se llama adulterio-. Que sean capaces de "vigilar" el rebaño que se les confíe, es decir, que velen por todo aquello que lo mantenga unido; [...] capaces de "desvelarse" por el rebaño» (21-6-2013: ecclesia 3.685 [2013/II]. Le preocupa que realmente sea un pastor y que "huela a oveja", que conozca la realidad y la ame, hasta el punto de dar la vida por ella.

Por eso no hay duda de que el pueblo de Dios de Mérida-Badajoz y su presbiterio lo que deseamos es que el que venga -el que tenga que venir- sea como el Papa quiere que sean los obispos.

Celso Morga

Es cierto que al escuchar esta noticia nos surgen algunos interrogantes, no malévolos, como no llegar a ver claro el que obispos y arzobispos sean nombrados para ejercer funciones administrativas curiales en el Vaticano, como ocurrió en el caso de Don Celso y volvería a ocurrir ahora si fuera confirmado el candidato de oídas. Obispos sin diócesis.  Lo cual supone que vendría a aprender a ser obispo, a pie de comunidad diocesana, con nosotros cuando le faltan pocos años para retirarse, no llegarían a cinco.

Somos una diócesis con historia y con proceso, con un presbiterio que necesita ser animado y potenciado, pero con unas potencialidades y riquezas admirables. La riqueza de la vida religiosa, femenina y masculina, de contemplación y vida activa es impresionante. Pero en esta diócesis -como en todas- lo más importante es el pueblo, unas quinientas mil personas, integradas en una tradición religiosa católica pero ya en un contexto de secularización que avanza y toma posesión de generaciones medianas y jóvenes. Diez años después esta situación ha avanzado y el clero ha disminuido, con la merma del dinamismo pastoral.

De estas personas hay un elenco de laicado de un nivel de formación y de compromiso que provoca admiración y que está dispuesto a complicarse e implicarse en una Iglesia que quiera serlo de esperanza y transformación. Estamos enmarcados en una región que a nivel europeo se encuentra dentro de las más necesitadas a nivel económico, cultural y educativo, aunque gozamos por otra parte de una calidad de vida, de un sentir vital y de unos valores, tanto a nivel humano y ecológico de los que nos sentimos orgullosos.

Sabemos que el reto fundamental en estos momentos es volver a la Iglesia que sabe beber en las fuentes auténticas del evangelio hecho vida, que se hace compañera de camino del hombre de hoy no para juzgarle ni condenarle, sino para ofrecerla la salvación por el camino de la gracia que dignifica y hace libre a la humanidad. Estamos atentos a la invitación renovadora que viene de los planteamientos de las nuevas encíclicas sobre evangelización, ecología, fraternidad, etc.

Catedral de Badajoz

Necesitamos seguir siendo, y profundizar, en una iglesia pobre y para los pobres. Nos está costando convertirnos de verdad, salir del esquema de la norma, la doctrina, la institución, para entrar en la vida, en la creatividad, en la novedad del mensaje evangélico que se hace levadura, sal, grano de mostaza, grano de trigo enterrado.

Necesitamos que el obispo que venga, traiga el aceite de la alegría y el vino del consuelo, envueltos en sinodalidad, que venga con la sencillez de los creyentes y el ánimo de los que se han encontrado con el resucitado, que traiga la reconciliación y la paz que nos aúne sin uniformarnos, la que nos hace hermanos y nos libera de toda sospecha entre nosotros. Estamos lejos de la sinodalidad que tanto necesitamos y nos urge.

Es un momento importante y, para poder conectar y comulgar con nosotros, suplicamos que escuche a todos y siempre, que esté cercano a la realidad y se deje afectar por ella, que se haga cargo y entienda que el encargo que le han dado es dejar el personaje para que crezcan las personas a las que sirve y están a su lado, especialmente las rotas que posiblemente no las va a encontrar en su camino si no sale a buscarlas.

Pero todo esto que necesitamos, no hay duda que se lo pedimos al futuro pastor, desde el ofrecimiento de nuestra disponibilidad total para que el que sea se pueda sentir totalmente nuestro y nosotros totalmente suyos, desde un cariño y una apertura que es la que caracteriza siempre a este pueblo extremeño, donde nos somos ricos en oro y plata, pero sí entrañables.

Rodríguez Carballo con el hábito franciscano
Rodríguez Carballo con el hábito franciscano

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