lectura creyente ¿Desorden, pecado...? Estampa de resurrección para un pastor

Dichosos los ojos que ven lo que veís vosotros... me da tristeza que a este hermano obispo le falte el colirio de Jesús de Nazaret para poder mirar con ternura la revelación del Dios compasivo y lleno de amor que se da y se nos dice en la debilidad con claves de resurrección. El Dios que nos desperta al amor verdadero que no está sujeto a juicios de condena sino a liberación en clave de esperanza última. La mirada al futuro en la plenitud de la vida eterna en la que nos van a a adelantar todos los que aquí parece que son último y desecho de una historia. Más fuertes hemos de ser con la muertes de los niños de Gaza que están clamando al cielo.
| Jose Moreno Losada

Anabel, un trozo de pan glorioso
Celebramos la Vigilia Pascual en el pequeño pueblo de Guadajira. Una comunidad muy sencilla pero dispuesta a sentir y vivir esa celebración de la luz, la palabra, el agua y el pan de vida. Seguimos el proceso marcado por la liturgia abriéndonos a cada parte con un corazón nuevo, los niños y jóvenes, los matrimonios, y el grupo más amplio de mayores. Veníamos caldeados por las celebraciones de la última cena y de la cruz, jueves y viernes. Terminamos con un pequeño ágape de dulces y hasta una copita de champán y anís. Pero Alguien me había comunicado por vía online que en este pueblo iba a conocer un ángel de ternura y amor, un regalo de Dios. Y fue esta noche cuando me encontré con ella de un modo especial, descubrí la ternura de la resurrección en la alegría tímida y cariñosa de Anabel.
Había estado en una procesión y me acerqué a saludarla junto a sus padres. Hablamos, ella vergonzosa se ocultaba su rostro entre los brazos y gemía con sonidos de sorpresa y humildad, la conversación fue más con sus padres. Me hablaron de su amistad con el sacerdote Feliciano. Pero sólo fue un momento durante la procesión del viernes. Durante la vigilia yo notaba que al fondo tras las imágenes se movía alguien y emitía algún sonido, pero no veía quién era. Al terminar la celebración descubrí que era Anabel con su padre, su abuela si había estado adelante con los celebrantes. El papá se quedó atrás con ella para que estuviéramos más tranquilos y desde allí siguieron todos los pasos y cantos, tengo que decir que si me hubiera dado cuenta antes la hubiera puesto en la presidencia. Durante el momento de fiesta, ya hablamos más. Ella tiene cantamos “eso que tú me das es mucho más de lo que te pido”. Es entrañable, cariñosa, dulce, alegra, inteligente y le encanta que la quieran y querer. A partir de ahí ya tenemos los números para vivir nuestra amistad.
Yo quedé tocado por su presencia y su sacramento de vida y alegría en la mayor debilidad, abrazada por la fuerza y el amor de sus padres y familiares. La descubrí como una joya de Dios para este pueblo, un tesoro de referencia para vivir con sentido. Me interpela donde pongo yo la fuerza de la vida y del éxito y dónde lo pone ella, me pregunto quién está mas cerca de Dios y del Jesús crucificado que ha resucitado. Me silencio y oro en mi interior abriéndome a esta gracia y deseo de enriquecerme con esa relación de amor que Dios me propone en esta joven de luz y de timidez envuelta en la mayor sencillez de lo humano.
Me rindo a la dulzura de sus padres y a cómo la envuelven en pañales de ternura y seguridad confiada. Anabel los ha hecho únicos como padres. Ojalá yo sepa dejarme hacer único por ella, por su riqueza de gracia y de luz. Ella es un trozo de pan resucitado, de Jesús glorioso, aquí en la tierra y en el pueblo, un regalo que Dios me tenía guardado en esta parroquia de Guadajira. Ojalá yo sepa mostrarla como una señal del resucitado.
José Moreno Losada.