Libertad, paz y alegría del Aleluya Desvaríos sobre Dios y la libertad ( Píldora pascual)

Desvaríos sobre Dios y la libertad ( Píldora pascual)
Desvaríos sobre Dios y la libertad ( Píldora pascual) Jose Moreno Losada

"Somos fruto de una libertad consumada"   Por amor hemos sido regenerados en la novedad del crucificado que ha resucitado y vive para siempre. Nadie como  nosotros tiene motivos  para perder todo miedo y vivir en libertad, para sentir la paz que da el amor y alegría que da la verdad. Somos libres.

Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios».

Elegir la libertad de la vida

La elección no es la esencia de la libertad, aunque es condición para ella. Elegir es tarea, el don es la clave que nos permite resolver el dilema entre la vida y la carne, apostando por lo que realmente nos hace libres.

Quien tiene el don de la vida y la verdad puede vivir libremente incluso aquello que ha de hacer forzado por otros y por circunstancias externas. Dios es el referente de la libertad absoluta que entra en el juego de unas condiciones de determinación que no le son propias, con el deseo amoroso de liberar, sanar y salvar. Así ha sido en la historia de la salvación, ahí se ha ido mostrando como entran en juego dos libertades, la de Dios y la del hombre. El uno siempre en la dirección del amor que salva y libera, el otro agarrado en muchas ocasiones por la carne de lo inmediato y lo eficaz. El pueblo ha dudado, no se ha fiado, no se ha dejado conducir por el amor fiel de su Señor. Rechazando el amor se ha esclavizado consigo mismo y se ha cegado muchas veces en un horizonte que no puede superar la muerte. Es la muerte la que nos expropia radicalmente de la libertad. Pero aún así, el absoluto nunca se ha impuesto y ha aceptado incluso la negación de la criatura. Dios nunca renuncia a salvar en libertad.

Para ser libres nos liberó Cristo

“Si quieres…” ahí está el eje vertebral de la invitación a seguir al maestro. Jesús, fiel al Padre, se descubre como autodeterminación de la Trinidad para mostrar el amor radical a la humanidad. El camino de esa libertad amorosa pasa por el vaciamiento total en bien de los que son condenados por el mundo, en la historia. El misterio de su libertad, de crucificado y resucitado, siempre presente nos rompe nuestros esquemas de sabiduría y poder. Siendo Dios, se despojó de su rango para entrar en la debilidad y la vulnerabilidad de las criaturas, adentrándose hasta la muerte, la del esclavo en la cruz. El Dios de la libertad crucificado como el esclavo.

Un crucificado se muestra para nosotros, en Cristo, como la clave fundamental de la libertad. Nadie le ha quitado la vida, sino que la ha entregado libremente. Dios hace del acto más destructivo y esclavizante la señal más universal de la verdadera libertad del hombre. Jesús con la libertad que el Padre le ha dado se convierte, desde la cruz por el amor, en fuente de verdad y vida para todos los que sigan. Es nuestro poder frente al miedo y la muerte.

Seguir a Jesús, cosa de locos y libres

Seguirle es aceptar el proyecto de novedad humana en un modelo que rompe con toda atadura y esclavitud. El tesoro y el corazón se dirigen por un camino tocado por la cruz, la que se carga al aceptar que todo se puede vivir desde el amor y la entrega, que la alegría interior está en la coherencia que da la relación con el evangelio, proclamado y vivido en lo cotidiano. El compromiso gozoso de querer ser auténticos y originales en el caminar de nuestras existencias, con sus límites y sus posibilidades. Perder el miedo a la muerte porque se ha encontrado la clave de la vida, cuando esta se entrega, y ya no puede someternos con sus amenazas de inseguridad y destrucción.

Somos afortunados en Cristo, donde el amor y la libertad se han fundido para siempre abrazados a lo más humano. Tenemos un modelo de referencia en la construcción de nuestra vida, una luz y una verdad que nos pueden ayudar a ver de un modo nuevo, a juzgar con la profundidad de la compasión y actuar liberados de todo miedo. Con El, somos tan dueños de nuestras vidas que hasta las podemos entregar, como Él lo hizo. Lo sabemos, nada nos podrá separar de su amor manifestado en la cruz que nos hace realmente libres.

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