El camino y la vida de un profesional. El bien interno A Dios, "por los pelos"

Él probablemente no conozca mi nombre, ni yo el suyo (Edu Torres), pero algo ya nos une y no es superficial. Dos convesaciones en su peluquería al hilo de su quehacer profesional, relatos de vida y de actividades. Los dos buscadores de caminos verdaderos e interiores. Los dos buscamos la perla escondida y cuando algo nos brilla hacemos lo posible por no perderlo. Hoy él me ha enseñado a mí... cada vez más motivos para seguir en el camino de la verdadero y lo auténtico, lo que renueva y reanima para vivir más a fondo.

El barbero de la estación, el camino y la profesión

Cavalier

Hoy me ha cortado el pelo. Las barberías, hoy llamadas peluquerías, siempre han sido lugares significativos en la vida social y creo que lo siguen siendo. Últimamente estoy utilizando los servicios de una que está situada en el parque de San Fernando, zona donde a menudo desayuno. Las primeras veces fui atendido por un joven empleado, amable y discreto que me hablaba de su proceso de formación y aprendizaje en la escuela de Badajoz, donde había tenido de maestros grandes profesionales. La última vez me atendió el que regenta el negocio, también joven pero más maduro y con un proceso más largo. Yo algo había sabido de que era un jugador del Badajoz, profesional del ejército, que había emprendido esta empresa. Pero al atenderme enseguida surgió la conversación. Era a comienzos del verano y la conversación la inició él por ahí, por las próximas vacaciones, estaba claro que deseaba coloquio. Le comenté algo de mis planes, Losar de la Vera, el pueblo, algo de playa, formación en Ávila… y enseguida conectamos por el lugar que él consideraba más rico para ambos.

camino

Me comentó que él desde hacía unos años había tenido la experiencia de hacer con unos amigos el camino de Santiago. Y me dio la explicación de por qué habían repetido. Al caminar se encontraban con lugareños que conversaban, muchas veces hablaban de lo largo del camino, del deseo de llegar… y me contaba que le marcó, a él y sus compañeros, la indicación de un señor mayor que les invitó a que no pusieran su deseo en el final, sino que “vivieran con intensidad el camino”. El camino era el camino. A partir de ahí comenzaron con esa espiritualidad del paso y del día, del sentido de lo concreto y del momento: la mirada, el encuentro, la conversación, la soledad y el silencio, la alegría, el cansancio, el agua, la luz, el cielo y la tierra, la naturaleza y el ganado, el pan y el vino. Se les abrió el horizonte de lo profundo en lo sencillo del caminar, un lugar de renovación interior, de cuidado saludable, de amistad profunda. Ya lo han hecho varias veces y hoy la conversación la iniciamos los dos al preguntarnos qué tal habían ido los días de descanso. Deseaba yo escuchar su evaluación de la experiencia que no tardó en compartir. Ha sido una experiencia rica y profunda como otros años, pero cada vez la disfrutan más. Este año han hecho parte de la ruta del camino francés, 140 kilómetros en cinco días. Les ha encantado este camino y su belleza, para él ha sido el más bello hasta ahora. La riqueza y el fruto se crece: más profundidad en la relación de los seis compañeros, algunos que les cuesta más abrirse se lanzan a compartir y la unión que se establece es cada vez más intensa y verdadera, descubren a muchas personas nuevas y sus motivaciones de camino, algunos van poco preparados y sufren mucho físicamente, otros llevan sus preocupaciones internas. Siente especial gozo al arribar a Santiago y abrirse a ese espacio. Yo siento en vivo la confesión de su credo en la interioridad y el verdadero descanso de lo humano que se da en lo profundo cuando se camina en armonía con la naturaleza, desde la escucha al propio cuerpo y al espíritu interior, con la compañía de personas que forman un verdadero nosotros vital, en el encuentro con muchos otros y el proyecto de vida y los deseos de la verdad y la luz. El relato del camino se funde con la razón de su negocio y profesión.

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Dejó el futbol y el ejército – está en excedencia- para apostar por esta profesión de peluquero. Se formó en Badajoz y completó su aprendizaje en Londres, en Málaga, ahora pensaba ir a Escocia, pero el virus le cortó el proyecto. Le gusta lo que hace y la creatividad con la que lo puede hacer. Siente que esto merece la pena, tanto en la atención a los clientes y lo que ofrece, así como la relación que establece. Tiene pareja y ya comienza a abrirse a la posibilidad de la paternidad, ese camino es más arduo para emprenderlo, pero ya toca. Yo siento que está claro que cuando el ser humano encuentra caminos de interioridad en la vida y se agarra a ellos, el color y la luz del vivir se transforma y uno acaba cuidándose y cuidando en todo lo que hace. Hoy para mí ha sido referente de una espiritualidad verdadera encontrada en el camino, que él prefiere mucho más que playa y viajar por viajar, porque viene nuevo. Yo soy testigo de que transmite serenidad, gozo, profundidad. Gracias por tu camino y tu testimonio agradable. Me reafirmo en el bien interno de la profesión y la coherencia del espíritu de lo profundo en el ser de lo humano. No hay duda, se hace camino al andar. No nos conocemos de nombre, pero si algo de vida. Todo un lujo de lo humano.

José Moreno Losada

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