Tú eres mi hijo amado y en tí me complazco Dios, uno y trino, pero sin doblez. Como Alejandro y Manuel.

Ayer nació Alejandro y fui a visitarle al hospital materno, allí estaba la sagrada famiia, Adela, Jorge y el recién nacido. Bueno faltaba, Manuel, el primer hijo que tiene algo más de dos años y que poco antes había estado a visitar a su madre -es quien más le importa- y su padre y de paso a su hermanito. Ahora le toca paceder el duelo de perder el individualismo sin dejar de ser único, nada fácil. Adela para darle protagonismo, aparte de darle un regalo bonito por venir, le decía :"mira Alejandro se parece a tí Manuel...", pero el respondía con rotundidad:"NO. Alejandro se parece a Alejandro". Hoy fiesta de la Trinidad celebramos la dimensión comunitaria de lo divino, que nos ha hecho a su imagen, potenciandoso para el amor. Habremos de perder el individualismo ante el hermano, para conquistar el nosotros, donde sin dejar de ser auténticos y originales somos unos de los otros. Así entiendo la trinidad. Pero traigo a colacion hoy un hecho de vida de hace unos días, donde otro "Alejandro", en el día de pentecostés me alumbraba este mismo misterio mostrando que su originalidad y autenticidad está en su trasparencia para los otros y con los otros sin más mediación que él mismo y su personalidad no escondida. No somos doblaje, somos único y los somos en la comunión y la relación amorosa con los otros.
| José Moreno Losada.
Alejandro, un doblaje muy difícil

Alejandro lo tiene muy claro y sabe que no lo tienen muy fácil, porque casi todo lo tiene que aprender sólo por él mismo como me indicaba. El quiere dedicarse al doblaje y aquí es casi imposible prepararse para ello, habrá que luchar mucho. No sé cómo se definirá en los diagnósticos psicológicos su modo de aprender, de relacionarse, expresarse, podría ser asperge o autismo, o algo sin definir, pero para mí ayer Alejandro fue luz y don. Nos encontrábamos en el bar de las tres campanas en el lugar que llaman del picoteo a medio día, gozando de esa belleza de mezcla entre lo antiguo y lo nuevo, en esa atracción que apunta a futuro redimensionado y reinterpretado.
En el mobiliario han añadido un piano que parece ofrecido al que pasa, yo mismo me había fotografiado humorísticamente tocando aparentemente. Cada uno como es lógico estábamos a la nuestro, cuidando de nuestro propio gusto y de nuestros acompañantes, con nuestras conversaciones, risas, miradas, silencios… y en medio de aquella realidad entró Alejandro con sus padres, tomaron una mesa para degustar algo y él, ni corto ni perezoso, se acerco al piano tomó un asiento y comenzó a interpretar algunas piezas musicales que conoce y que rápidamente hacían eco en las personas que estábamos allí. No hubo presentación, ni reconocimiento, no pidió atención ni aplauso, de hecho, no los hubo. Pero su satisfacción se cumplió en el hecho de decir del modo mejor que sabe que su presencia allí era compartida y que en gratuidad ponía como fondo de acompañamiento para todos, las caricias de cuidados en las notas bellas y dulces, que sabían a abrazos y besos. A mí me recordaron a las palabras que acaban de pronunciar en el altar Juan e Isabel, que se unieron en matrimonio en la soledad, pared de al lado, y que lo hicieron con un lenguaje nuevo y creativo dirigido a la comunidad que celebraba.
Ahora quien presidía esta celebración tan lúdica y de descanso en este lugar tan emblemático era joven sencillo, Alejandro, que sueña con el doblaje, que estaba asistido por el acolitado de su madre y padre, que le sirvieron en ese momento de público y de todo y que salieron gloriosos y satisfechos de haber visto a su hijo tal cual es, con personalidad y protagonismo en su propia forma de ser y de decirse y darse a los demás. Nos comentaron que tiene su versión propia de la música de la pantera rosa, cuyo dibujo llevaba en su camiseta, esperamos la ocasión en la que él con libertad nos la quiera dar y nos desee enriquecer con su generosidad y don.
Allí cada uno estaba a lo suyo y tú Alejandro estuviste ocultamente a lo nuestro, para alegrar ese momento y ayudarnos a descansar y relajarnos, me recordaste al maestro de Nazaret cuando se puso a lavarle los pies a sus discípulos para que se sintieran queridos y grandes. Tu nos llenaste de dignidad a todos en ese ejercicio tan sencillo de darnos lo mejor que tenía en ese momento, tu música y tus notas de trasparencia y verdad, eres como eres, aunque te definan como te definan. Desde luego en ese momento fuiste de todo menos discapacitado, autismo o asperge, fuiste luz, belleza, arte, cercanía, descanso, gozo… ya te digo no sé como definirte, aunque sí se cómo interpretarlo porque los cristianos estábamos en la víspera de Pentecostés y yo te noté lleno del Espíritu Santo y de su fuego amoroso. Además, noté después que te conocía mucha gente y te apreciaban por tu camino escolar y de aprendizaje, o sea, que también hay que definirte como amigo y comunitario. En tu personalidad no hay doblajes, seguro, tú eres auténtico.