Extraido de "Trama divina, hilvanes humanos" (Ed. PPC) Díscipulos del Espíritu en medio de la comunidad

En mi camino ministerial, ya con mucho tramo recorrido, deseo que mi quehacer sólo busque los frutos que permanecen por siempre, los que tú siembras y haces crecer en el Espíritu y quieres que acompañemos y recojamos. Que siempre confíe en ti y nunca me canse de pedirte el verdadero Espíritu, el que tú das a los tuyos para que amen siempre y permanezcan en ti.
| José Moreno Losada

Oración de un apóstol de Jesús
Ojalá mi discipulado pase por el tinte fiel del “hágase” de tu Palabra en mí y ahí fundamente todo mi ser y hacer, que con tu palabra construyamos y conformemos la comunidad y mi propia vida personal dentro de ella. Hazme hombre de tu Palabra, que ella me posea y me configure en tu llamada y tu gracia como buen pan para tu pueblo. Que el trabajo con tu evangelio me descubra tu paternidad y maternidad en la gestación de Cristo en la comunidad por la acción del Espíritu.
Aléjame de la tentación de llevar mi propia palabra, de imponer o dominar; que yo sea verdaderamente siervo del Verbo encarnado. Que contigo sirva a la liberación y tu palabra llegue a ser auxilio universal de toda la humanidad. Que nunca olvide que sólo tú eres la Palabra, que la siembras en los corazones y sólo me pides mi colaboración para saber acompañar, recibir y acoger los frutos de todo lo que tú has fecundado y has hecho germinar con tu Espíritu en medio de la humanidad, en todos sus rincones y lugares anónimos de la historia.
Necesito, así te lo pido, que llegue apasionarme, hasta el sufrimiento y el llanto, en el amor y la gestación de la comunidad, en el deseo profundo de que tú vivas en el interior de cada hermano y puedan sentir la fuerza vivificadora de tu sangre y de tu pan partido que nos reúne en el verdadero altar de lo más humano y lo diario, donde tú te haces presente resucitado.
Que en las comunidades y el ejercicio de mi ministerio el evangelio sea el fundamento y sus frutos abundantes alegren el corazón del mundo, en especial a los que sufren y se pierden, a los cansados y agobiados de la vida. Que tu reino de vida, verdad y alegría les llegue a borbotones.
Libérame Jesús de la parcialidad de tu mensaje y de tu persona, la que oculta e hiere tu verdad y excluye a los hermanos. Que sea apóstol de tu verdad sin rupturas y de toda la comunidad sin rechazo alguno, en el deseo de servicio a toda la humanidad. Que nunca por agradar o por seguridad traicione tu verdad, en búsqueda de mí mismo para asegurarme yo. Que sepa adentrarme en el camino de la fe y su verdad, que no caiga en la religiosidad sin fondo ni luz, instalada en la mundanidad.
Jesús, buen y único pastor del Padre, quiero ser tu testigo. Que tu Espíritu me adentre en tu testimonio verdadero para que yo pueda ser signo de tu amor para mis hermanos a pesar de mi debilidad y mis pecados, desde tu perdón y tu gracia. Necesito seguir escuchando y sintiendo tu llamada amorosa: “Sígueme”. La necesito y la quiero.