Sagrada familia en mi parroquia Famila y parroquia: relación sagrada

Más de una vez en la vida sacerdotal ministerial nos invade la pregunta de Jesús: ¿Quién es mi familia? y continuamente hemos de repondernos en clave teoógica y pastoral. Así ha sido para mí esta mañana vacacional y silenciosa, de vida ordinaria y relajada, de descanso. La pregunta en el entorno de la celebración de la Sagrada familia se recubría de una respuesta tan sencilla como ordinaria, en una imagen de encuentro con lo sagrado de la familia en mi parroquia. Os comparto est reflexión de un cura de barrio ante el día de la Sagrada Familia, sé que es trasladable a muchos de mis compañeros.

La razón y el sentido de cada día, del sacerdote, de la parroquia, de la familia...

Sentido de la celebración navideña

pregunta

Los días navideños están cargados de un espíritu especial. Entiendo que lo especial está en el corazón de cada ser humano que se sitúa en las celebraciones desde un lugar propio y, a veces, común con muchos, como puede ocurrir en estas fechas. El otro día mi hermano pequeño nos contaba emocionado como al levantarse el día de nochebuena, sintió la soledad y la ausencia de un modo especial, al faltar su esposa Justi, se echaba de menos el ajetreo de esos días preparando lo que iba a ser el encuentro, la cena, etc… El mayor comentaba que no se disgustara que los días son todos iguales, que depende el significado que le demos. Pero claro, eso era lo que Maxi quería decir, que le faltaba poder llenar de significado ese día como a él le gustaría. Los significados vienen a mostrar el sentido, el interior de lo que vivimos cada día, y que celebramos en algún día especial. Cada día tiene su afán y su significado.

Las preguntas más vitales también de un cura

Algo así me ha ocurrido a mí esta mañana. Un día de menos ajetreo, sin universidad, ni encuentros en la mañana…duermo algo más que se agradece, me despierto antes que el despertador, que hoy se calla. Salgo a desayunar relajado, con periódico en mano, leo las noticias, me detengo y contemplo alguna… y entonces veo a un señor que entra con un compañero de trabajo a desayunar. Es un parroquiano que vive por el centro de la ciudad, suele acudir a nuestra parroquia que está en una zona alejada, y ahora está por este barrio de otras latitudes. Me alegra verlo allí y en principio no le digo nada. Pero comienza la contemplación de la escena.

contemplo

Llegó hace tres años a la parroquia, una tarde a informarse de las catequesis infantiles, le interesaba para una hija que tenía ocho años y un hijo que tenía seis. Buscaba algún lugar de sentido más vivencial y comunitario, porque no era fácil la educación cristiana de los hijos y a él y a su esposa les preocupaba este tema. Comentamos cosas de la vida, su profesión de veterinario, sus inquietudes profesionales, humanas, etc. Incluso hablamos de las cicatrices grandes de su rostro que daban cuenta de momentos radicales de su vida. Le iba la vida en lo de ser padre y educador de sus hijos, quería que tuvieran experiencias vitales que le marcaran en su interioridad y su trascendencia. Al final el hijo pequeño cuajó en un grupo, estuvo sus tres años en catequesis semanales y ahora en la tropa. La hija prefirió estar con los compañeros de su colegio en otro espacio eclesial. Y él se adaptó a lo que cada uno necesitaba.

El cura, la familia y la parroquia

niñas

Hoy pensaba yo en la vida ministerial, en mi sacerdocio, en las relaciones, en la razón de vivir, en los ámbitos en los que me muevo, parroquiales, universitarios, laicales, juveniles, etc. Me preguntaba por la razón vital de fondo y al ver a este padre. Contemplaba cómo cada Domingo desde que se acercó a la parroquia lo veo participar en la eucaristía con este hijo, sea en la mañana o en la tarde, cómo se hace presente en los acontecimientos de la comunidad parroquial ya sea una comida de aniversario, un concierto, una actividad con los pequeños.  Y pensaba en la gente que cada día tiene inquietud por vivir los valores del evangelio, el encuentro con Jesús, el deseo de que sus hijos tengan vida y luz por dentro. Y me respondía a la pregunta de mi razón vital, son esas personas y sus vidas, los de la comunidad, anónimos, sencillos, profesionales, con hogar y con acogida, cuidadosos de lo fundamental. Para ellos hemos de vivir y servir.

Lectura creyente compartida

Al terminar su desayuno nos acercamos y le cuento mi reflexión brevemente ante su compañero que nos mira con curiosidad, él corrobora también mi pensamiento, hay que moverse para que nuestros hijos no se queden fijos en las tabletas, encerrados en un mundo que si no está conectado con la realidad, los hace ciegos, sordos, cojos… contracorriente como el reino para que los hijos vean, oigan, anden, y se enteren de la buena noticia de la Vida que es amor y entrega, alegría de comunidad, espacios abiertos y fraternos, universales sin fronteras.

La señal está ahí... ¿no la notáis?

señal

Vuelvo a la tarea… con el corazón esponjado de su vida, su familia, su evangelio, su cuidado y siento que ellos son el tesoro de esta comunidad que tenemos que cuidar como oro en paño. La alegría suya provoca la mía, al encontrarnos sentimos los dos que tenemos mucho en común. Dios hoy ha sabido responderme a lo que yo me estaba preguntando, no pierde ocasión de enseñar con autoridad y con realidad. Gracias, hoy no será sin significado, ahí está la señal, el niño de catequesis y su padre.

José Moreno Losada

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