"Haciéndose uno de tantos... para deshacerse en humanidad" Florecillas de Pascua

Florecillas de Pascua
Florecillas de Pascua

"Entre rejas y floreciendo con la mayor libertad y Alegría. El crucificado ha resucitado. Encarnado para la mayor gloria."

Dios se encarnó en Cristo para que nosotros no nos desencarnáramos de nuestro mundo y nuestra historia.

Navegando en el oleaje de la vida y la historia, confiados y comunitarios

Encarnarse... con los pies en la tierra.
La creación entera se encamina desde el punto primero –alfa- hasta su plenitud en la ultimidad –omega-. La realidad es proceso en transformación con elementos de continuidad y de novedad constante. La teología de la creación nos abre un sentido procesual, lineal y cíclico. En medio de la realidad, a veces, no es perceptible esa línea de avance y dirección, cuando eso ocurre nos encontramos zarandeados, con miedo y ahogos de la existencia. En más de una ocasión nos lanzamos al grito de los desesperados, como hombres que no tienen fe. No es fácil vivir la invitación para la otra orilla, sobre todo cuando nos toca andarla por el camino y la tormenta de la vulnerabilidad, ya sea natural o infringida, en nosotros mismos o en los que más queremos.
Nacer en la fe al seguimiento de Jesús es adentrarse en la invitación directa y seductora de ir con Él hacia la otra orilla. No se trata de andar en soledad, Cristo estará con nosotros y nada nos podrá separar de él, pero habremos de navegar por el mar de la historia, con sus idas y sus venidas, con olas y tormentas. Nos lo decía la carta a Diogneto, hablando de los primeros cristianos, que estamos en el mundo con todos los demás y viviendo lo que han de vivir todos los demás, pero con el corazón de la misericordia, para ser alma de ese mundo. Se nos pide desde el misterio de la encarnación de nuestro Dios no desencarnarnos de nuestra realidad vital. Es curioso, Dios se encarna en Cristo y a nosotros se nos invita a no desencarnarnos. Aceptar que formamos parte de un proceso histórico de lo humano donde somos con todos, y con ellos caminamos hacia el horizonte de un sentido común.
Jesús, en la historia, se ha embarcado en el compromiso de vivir desde el padre, que no le ha enviado a separarse del mundo y juzgarlo desde la distancia, sino más bien a adentrarse en él y amarlo dando la vida hasta el último suspiro para generar esperanza aun en el mayor dolor. A lo largo de su vida se ha adentrado con sus entrañas en lo humano y en el encuentro con las situaciones vividas por las personas. Nada le es ajeno, ha aceptado las olas de existencia, la tormenta de las estructuras, la oscuridad y confusión del templo. Nada le ha parado para ir arribando y acercarse al horizonte del reino, a la orilla profética de la buena noticia a los pobres, la sanación a los enfermos y la alegría de la victoria sobre la muerte. Con los signos de su ser y su existir se ha hecho referencia para saber vivir en esperanza, confiados en el reino y no rindiéndose ante la lucha del mal, siempre confiado en el Padre. No hay otro modo de amainar el oleaje de la vida.

Todas las reacciones:
8Ines Rodríguez Sánchez, Luisa Cordero Garcia y 6 personas más
Me gusta
Comentar
Compartir
Volver arriba