Si me das a elegir me quedo contigo...Gema Gema, un abrazo de comunión divina

Cuando llega Mayo se abren las puertas de nuestra comunidad para celebrar y recibir con alegría a los niños y niñas que reciben por primera vez a Jesús en el pan de la eucaristía, que vienen a comulgar. En esos procesos y en la singularidad de esos pequeños, el propio Dios también comulga con nosotros y se nos da en señales y gestos que hablan más allá de las palabras y que nos desbordan en emociones sinceras. En Gema yo he recibido el abrazo de Dios que se hacía comunión en su pequeñez y aparente debilidad.

Si me das a elegir…

Abrazo

Querida Gema, si me dan a elegir no dudaría ni un momento en elegirte a ti, me quedo contigo. Llegó tu madre hace tres años y nos habló de Juan Pedro, tu hermano, y de ti. Ella dudaba porque tú aparentemente no hablas, pareces ausente, estás en tu mundo, da la sensación de que contigo no es posible una relación continuada de diálogo y comprensión mutua, aunque tu madre, tu padre y tu hermano se entienden perfectamente contigo. Y te recibimos como una niña más en el grupo con tu catequista Inma. No era fácil para ella, tenía tarea y retos apasionantes, como situarse ante ti y ante el grupo para que tu presencia lo fuera de vida y de luz.
Ahora cuando ha llegado el momento de la comunión, tras estos tres cursos, nos toca hacer balance de tu proceso y me descubro analizándome a mí mismo. Gema, si me dan a elegir, sí, si me dan a elegir me quedo contigo: con tus abrazos continuos y permanentes, son únicos tus abrazos; tu alegría e inquietud, esa sed de vivir, de hacer, de tocar, de estar; tu luminosidad, tu mirada, tus gemidos, tu baile…; tu ternura y naturalidad, tu mano alzada y cariñosa, tus ojos brillantes, sin queja alguna.
No sé cuánto de Dios habrás entendido y aprendido entre nosotros, seguro que mucho más que lo cualquier inteligencia humana puede medir, pero lo que no me cabe la menor duda es que tú, en tu modo de ser que muchos entendemos como “límite” -pobres ignorantes-, has sido sacramento del infinito, señal de la ternura del absoluto, mirada de las entrañas de Dios y has sacado de nosotros la mejor parte, la mejor comunión. Por eso el día de tu celebración fuiste un ángel especial entre todos nosotros, bailaste y te expresaste a tu manera, como lo hacía Jesús, y estabas tan espléndida, tan divina que nunca olvidaré tus abrazos fuertes y llenos de ternura antes de comenzar la liturgia, me encendiste para celebrar con la luz del evangelio y con el amor de Dios.
Por eso, si me dan a elegir… Todos tus compañeros vivieron con alegría y naturalidad tu presencia y tu comulgar, si tu no hubieras estado nos hubiera faltado algo divino.
Hoy con esta foto que me llega de ti y esta canción me emociono ante Dios... https://youtu.be/wYfcdrQ7w28
José Moreno
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