Tiempo de la creación (Píldora 1) Oir la voz de la creación: "Calcular y deliberar" (Desde Doñana)

Estamos en el tiempo de la creación que se abre un lugar también litúrgico para ir orando y creyendo al hilo de la Palabra y contemplando la voz de nuestra creación. El evangelio dominical nos invita a calcular y deliberar con pensamiento verdadero y sensato. Hacemos lectura de esa voz natural y de esta palabra divina desde un hecho de vida sencillo, como es el agotamiento de la última charca del parque de doñana.

Tiempo de la creación: “Calcular y deliberar”

(Desde el coto de Doñana)

Noticia Doñana

charca

Hoy la palabra de Dios nos invitaba a purificar nuestro modo de pensar y decidir para no errar en el modo de construir la vida, organizar la polis, conservar y cuidar el mundo. El pensamiento sin trascendencia, sin alteridad, se consume y se autodestruye.

Una de las noticias de esta mañana nos daba cuenta que la última charca Doñana se había agotado, ya no será lugar de encuentro de las aves, se rompe ese ambiente natural. De estas charcas bebían poblaciones cercanas. Hace veinte años que ya se avisaba de este posible desastre, pero nada se ha hecho para evitarlo, han surgido miles de pozos con intenciones privadas, para explotaciones agrícolas, etc. Una vez más hemos puesto nuestro ego: madre, hijos, hermanos, tierras, economía…por delante de lo humano y lo común.

Laudato si nos avisaba de que, si no despertamos a un nuevo pensamiento, para un nuevo juicio, para cambiar nuestras actitudes y modos de vida, nos sentiríamos abocados a una lucha por el agua, podría ser la causa de una guerra encubierta mundial. La palabra de Dios hoy nos invita a calcular y deliberar…

Los cristianos sentimos la llamada urgente de la creación al cuidado y al cultivo de la misma tal como nos la entregó Dios en el génesis, no estamos llamados a un apocalipsis de muerte o destrucción, sino de nuevo cielo y nueva tierra. Estamos en el momento propicio.

niño

La clave está en aceptar el momento con su cruz, darnos cuenta de la situación, concienciarnos y concienciar de la necesidad de saber convertirnos, perder para ganar, en el sentido de la vida y de la fraternidad. Si el ego personal o de los países ricos se impone por la fuerza, acabaremos en destrucción y muerte. Si sabemos entregar nuestros bienes, cuidarlos y compartirlos con justicia y dignidad habrá cielo y tierra nueva para todos. No podemos olvidarnos la pregunta crucial de la encíclica: ¿Qué mundo vamos a dejar nuestros hijos...qué hijos dejaremos al mundo?

Escuchemos la voz de la creación.

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