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No devolváis nada más que amor
Querido ladrón:
En estos días he sentido la vulnerabilidad en propia carne y en casa. Me han faltado de la mesa del salón el dinero de una colecta realizada en la fiesta de la comunidad parroquial de Guadajira para sufragar los gastos de esta. No es que fuera una cantidad grande, unos trescientos euros, pero era significativa, billetes pequeños, uno de cincuenta y monedas variadas lo propio de una comunidad sencilla y rural. Lo deposité allí hasta ir a pagar, pero al querer hacerlo me di cuenta de que había volado. No había ningún signo ninguno de forzamiento, dicen que son ladrones silenciosos, que no se nota ni que han entrado. Así fue. Por la tarde me dio por mirar en el cajón de la mesa de noche en el dormitorio y me di cuenta de que se habían llevado algunos objetos queridos, cadena y cruz, regalo de mis padres cuando niño, y cosillas sin importancia gemelos, algún pisacorbata… me sonreía recordando la canción de Manolo Escobar del “carro” cuando dicen que “le habían quitado los clavos creyendo que eran de oro de limpios que lo tenía”. Allí estaban las cajitas, pero vacías. Es verdad que estos actos los relacionamos enseguida con personas con adicciones fuertes a las drogas, etc. Algunos vecinos vieron merodear a un joven de este aspecto por el edificio. Pero vete a saber quién habrá sido… no quiero desconfiar de nadie.
Puse una reflexión en las redes sobre el suceso y me escribieron cientos de personas animándome, pero entre todas las que recibí quiero resaltar la de mi amigo Pedro Herrera, que fue coordinador en el centro hermano de Cáritas de Badajoz, donde se intenta ayudar a personas con adicciones, me llegó profundo su reflexión y el hecho de vida que me aportaba: “Hace muchos años, la primera quincena que yo empezaba en CENTRO HERMANO...se estaba tramitando el alta, después de dos años de tratamiento y atención de un chaval que me parecía estupendo y decidido a reemprender su vida lejos de los ambientes y del consumo.Se compró para el centro el primer portátil y se puso, desembalado encima de la mesa de reuniones. Pues el chaval pasó con su maleta para abandonar el centro, vio el ordenador, no había nadie en la sala ...lo cogió. Se fue a Cáceres, lo malvendió y se puso "hasta las trancas"...No aguantó la tentación de Dinero=Drogas. Al cabo del tiempo volvió a reiniciar...y parece que ya está bien...cuidando a su madre y trabajando.”
Yo pienso en la persona que haya sido el que ha realizado el hurto y pido en mi interior que ojalá le ocurra como a este joven que pueda levantarse y no darse por muerto para siempre en ese pozo sin fondo que es la droga y las adicciones. Y al leer el texto evangélico sobre el hijo que dijo no al padre que le pedía ir a la viña: “no quiero, pero después recapacitó y fue”, me serena que pueda ser así en la vida de muchas personas que están sometidas y tienen rota su voluntad. Ojalá la recuperen para lo mejor que hay dentro de ellos. Ojalá que más que pena por este delito hubiera liberación de esta persona en su interior y en la sociedad.
José Moreno Losada
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