Tú sabes que te quiero... y te necesito Quiero tu yugo... aparejarme contigo para siempre

Quiero tu yugo... aparejarme contigo para siempre
Quiero tu yugo... aparejarme contigo para siempre Jose Moreno Losada

Orar en el silencio con tu palabra desnuda, es don y tesoro que tú das a quien quieres. Hay días que eres Tú quien te acompasas a mi caminar y me dejas dar tumbos a corazón abierto, parece que eres tú quien aceptas mi yugo y yo me vuelvo loco en la emoción de estos pasos, que parece que doy yo y que son tan tuyos. No puedo callarme... yo quiero tu yugo, solo en él puedo ser.

Quiero tu yugo como apóstol vencido

“Tú Señor, sabes todo, tú sabes que te quiero”

Deambulo confundido, ajetreado, emocionado, vivo, muy inquieto… hasta que dejo que el papel se vuelva blanco y nítido sobre la pantalla, en un Word tan brillante como dócil y entregado a una pluma, que llena de pasión desea bailar desnuda ante la inmensidad de tu palabra, siemprer tan viva como encarnada. A veces, algunas veces, como el cantor, el corazón tiene una razón que la razón no entiende y surge el grito que, más que desesperado, es voluptuoso en el deseo de un encuentro tan místico como terreno, tan carnal como metafísico, tan sentido como soñado. Necesito tu descanso, aunque me pregunto si tengo agobio o puro deseo de estar contigo,  aunado en lo que siento y busco en el horizonte último y cercano.

Y mi grito, es la entrega seducida a tu invitación tan divina como seductora,sí,  quiero Señor someterme a tu yugo llevadero para compartir tu ligera carga de amor misericordioso. La vida me apura y respiro, ahora más que nunca, tan tranquilo como rápido, quiero inspirar y expirar lo más posible, pero contigo dentro, con tu aliento y tu espíritu. Yo ya no puedo conmigo solo, sino voy contigo en tu yugo, donde tú llevas la carga y yo puedo andar más ligero. Me gana y me cura tu caminar acompasado, donde parece que tú eres mi yugo siendo mi cayado y mi sostén para el camino.

Tú milagrosamente me protagonizas en el amor entregado, en la caricia natural, en la sonrisa provocada, en la risa con los amados, aparenta mi ser, pero yo sé que sólo eres tú en el yugo de delicadeza de un amor desmedido, ahí es donde me haces como quieres, aunque yo sólo sepa andar mutilado y lento en mi verdad cansada. Me sienten héroe y sólo soy el palo alzado con la alegría de haberte encontrado y portar una bandera ondeada con la que tú haces que yo brille como vencedor, más allá de todas mis heridas y mis caídas.

Tu yugo me transporta y empuja  en la alegría de los otros, en los beneficios que doy recibiendo el bien que no tengo, eres misterio en la contradicción donante, en la cruz desnuda donde te revelas “sub specie contraria”, salud en el dolor, cicatriz en la herida, luz en la oscuridad, brillo en lo apagado, aleluya en la elegía. En el yugo de tu cruz pueden abrazarte todos los crucificados de la historia, mirarte todos los alcanzados con el veneno bífido de la muerte, tan injusta con los inocentes.  Tú me haces anudado a ti, como pareja en tu yugo, testigo de tantas miradas sanadoras, furtivas, cómplices, compasivas, liberadoras. Nunca llegaré a entender tanta vida en una muerte tan cruel, tanto cielo en tan pobre cruz, tanto Dios en carne tan oculta como escarnecida.

Me rindo cuando, agotado en el camino, puedo mirar con tus ojos, más allá de mis anteojos en el aparejamiento de tu yugo amante, y ver, como sólo tú contemplas, la sencillez de los pobres, que desnudos aman la vida como gracia y se hacen donantes de las pequeñas monedas  que tienen para vivir, las que son su todo y absoluto cuando las dan. Monedas de los sencillos en las que me ha llegado la vida, el cuidado, la ternura, la educación, la sabiduría, y todo el amor y la esperanza que llevo en esta vasija de barro que siempre quiere odres nuevos para vinos nuevos. Si, acompasado a tu paso, llevado por el ritmo de este apareameinto querido, puedo cantar y gozar con todo lo que han hecho conmigo los más humiledes y pobres de la historia que supieron mirarme con las niñas de tus ojos brillantes en el espíritu de lo universal y de lo esperanzado frente a toda desesperanza.

Ya no quiero, ni puedo ir solo,  desisto de querer hacer yo mi propio camino, no me trae cuenta, deseo la vida, la luz, el camino, te deseo a Ti, por eso quiero ser siervo anudado a tu yugo para que tú me lleves, me guíes, me ilumines y yo sea, solamente, tu compañero. Comer contigo el pan de tu vivir y sentir, e ir guardando todas las migajas de mi historia para que me ayuden a pasar el trago de ese cáliz que conduce a la vida eterna, al punto Omega donde todos seremos en Cristo con todo lo creado, en la plenitud de un amor consumado, en una comunión desbordada de sentido y de alegría plenificada. Te ansío y te deseo en esta inquietud de atardecer tan vivo y cálido, en el rojizo de una sabiduría cercana ya a la sencillez y ojalá que a tu pobreza que enriquece con pan de eternidad.

Gracias por ofrecerme tu yugo para mi cansancio y mi agobio. Ojalá yo sepa aparejarme para siempre.

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