Extraido de "Trazos de evangeliio, trozos de vida" (PPC) San José y la nueva masculinidad soñada

San José y la nueva masculinidad soñada
San José y la nueva masculinidad soñada Jose Moreno Losada

De cara a esta festividad de san José - mi santo preferido- os recuerdo:

Hace algún tiempo os conté algo que para mí es revelador tanto a la luz del evangelio como de la nueva cultura que necesitamos. Lo hacía desde un trabajo hecho por un amigo y hermano eclesialmente, Enrique Delgado, y su obra sobre "El hombre de cuidados". Aquí os doy la referencia:https://www.religiondigital.org/cree_en_la_universidad/masculino-humano-cuidado-ternura_7_2432826704.html

Creo que a los cristianos no debe ocupar este sueño verdadero y esta revelación de la masculinidad en el ámbito de los cuidados, por ser humanos.

19 marzo. Festividad de san José

Soñar

¿Es posible soñar hoy? La realidad es evidente, la situación del mundo es embarazosa. Hay quien piensa que son signos de parto, ante la nueva creación que se avecina y hay quien sueña y sabe que la salvación está cerca, aunque andemos rodeados de grandes nubarrones. Otros lo ven como destrucción y final agotador, como señales de muerte instaurada y bendecida por la pandemia última. Ahí está la tensión, entre la realidad y el sueño, lo real y lo verdadero, lo deseado y lo soñado. Dios se manifiesta y se revela en sueños, el sueño es un lugar para el encuentro y para la salvación.

Evangelio: Mateo 1, 16. 18-21. 24a

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

- «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.

Palabra del Señor.

En el Colorado, soñar despiertos

Hemos celebrado recientemente su matrimonio sacramentalen Badajoz. Alberto y Claudia vieron cumplido su deseo de celebrar su amor ante el altar y hacer lectura creyente de sus vidas y su encuentro. Él, natural de Badajoz, y ella de Paraguay, de lugares y familias muy distintas, uno con la vida europea y sus estudios correspondientes, con su currículo ya avanzado como contratado doctor en la universidad. Ella trabajando para proyectos de desarrollo de las Naciones Unidas, en contacto con las realidades de pobreza, lugar del que proviene. El encuentro fue fortuito en el campo universal de lo universitario, ella vino a realizar tesis doctoral en la universidad. Alberto se aproximó para acompañarle en su proyecto y ahí comenzó un conocimiento mutuo. Para él se abrieron modos y mundos nuevos, no se trataba de buscar más seguridad en su vida, ni más currículo, sino de vivir más y más en verdad. Cada vez que viajó al país de ella se sintió transformado y pacificado. Claudia tenía claro que quería dedicar su saber a las realidades de las que proviene y desea transformarlas, uniéndose a proyectos que buscan esa justicia y dignidad. Por eso le invita a soñar, a romper límites y comodidades, y buscar lo que realmente le puede llenar su interior, hacerle más feliz. Ven la propuesta de volar hasta el Colorado y trabajar allí en investigación dirigida más al campo de la transformación de la pobreza y avanzar frente a las causas. Se trata de poner el saber al servicio de los demás, en especial con el deseo de una riqueza compartida y digna, no excluyente ni acaparadora. Ahora me escriben desde allí donde comparten sueños en libertad. Como el sueño de José y María. Alberto me recuerda a San José. Se despertó e hizo lo que le mandó el ángel del Señor.

San José y la nueva masculinidad soñada

Celebrar a san José es celebrar la gloria del silencio, la grandeza del que acoge en sueños una salvación que le implica en lo oculto de lo diario frente a toda notoriedad esforzada.

Soñar hoy la familia, la comunidad, es adentrarse en un silencio, con deseo de profundidad y confianza en el que todo lo puede y acogerse a su voluntad sin peros ni obstáculos. La paternidad del silencio se hace fecunda en un acompañamiento que fortalece y posibilita la revelación del amor entregado y gratuito. Hay modos de entender la vida y la realidad que se hacen fecundos en el anonimato de lo diario y lo cotidiano.

Vivir la presencia del Dios de la Palabra en el mayor silencio hace de san José referente para una sociedad y una iglesia que necesita profundidad, que ha de pararse para descubrirse e interpretar la realidad desde claves teológicas que superan nuestras coordenadas miopes de seguridad y fuerza..

Hoy la sencillez, el silencio y la coherencia de este judío sencillo que acompañó a Jesús, se convierte en clave para una espiritualidad que favorezca la familia y la comunidad auténtica, la fraternidad de origen y de destino. El silencio y la sencillez han de acompañar hoy el proceso de conversión hacia una nueva masculinidad que sea propia de lo humano y que se abra a la realidad de la verdadera equidad entre mujeres y varones al hilo de lo fundamental de lo humano y lo compasivo. Necesitamos referentes de transformación que experimentan la novedad en sus propias vidas al ensayar un nuevo modo de sentir y de actuar, abierto y sin limitaciones.

A veces el sueño nos llega por reflexiones de varones creyentes que están en proceso de sueños para una nueva masculinidad que esté llena de cuidados.  Traigo esta reflexión al hilo de un libro, “Hombres de cuidados” (Edit. San Pablo), de un amigo muy cercano, un varón  que busca la verdad en la propia experiencia de su vida y que está dispuesto a compartirla y contarla, sin ocultar su debilidad, sus límites, sus dudas, a la vez que comunica la alegría de un modo nuevo de ser que está al alcance de quien esté dispuesto a dejarse hacer desde lo más profundo y real de la propia vida, rompiendo estereotipos y prejuicios de la masculinidad que nos han marcado y determinado limitando el propio evangelio de lo humano. Me imagino a san José, como a él, rompiendo esquemas y abriéndose a un modo nuevo de vivir el matrimonio y construir su familia, abriendo a la humanidad al nuevo horizonte de un reino sin fronteras, sin exclusiones, ni divisiones ni desigualdades inventadas por culturas que no son naturales sino fabricadas y que necesitan ser revisadas hoy de un modo nuevo. Traigo a colación esta reflexión creyente del amigo:

“Y, ¿qué nuevo tipo de hombre va surgiendo a medida que avanza dicho proceso? Podremos decir que emerge una persona que, ante el momento de encrucijada que vivimos como civilización, elige, desde su libertad, atravesar viejas resistencias y prejuicios y vivir una mudanza integral que le vuelve más auténtico y humano. Su vocación es a vivir en armonía con todo lo que le rodea y, por eso, renueva su mirada ante la realidad. Son muchas las bondades de este estilo alternativo por el que se le invita a transitar y que esconde el germen que posibilitará, a su vez, el cambio de esta sociedad individualista, competitiva y consumista. Si hubiera que pregonar sus bondades podríamos anunciarlo así: “ya está aquí el nuevo hombre, pero con el “sabor” de los cuidados de siempre”.

Creo que es de una singularidad especial este relato, que merece la pena ser contrastado con todas nuestras vidas de varones en la sociedad actual, para reencontrarnos, reconocernos y sobre todo abrirnos a lo nuevo, a ser más en profundidad y en verdad de lo que realmente somos. Llamadas de hoy, que como en aquel José de Nazaret, nos invitan a soñar y soñarnos de un modo nuevo, más humano y más divino.

Una conferencia de mi amigo Enrique Delgado: 

https://youtu.be/_Rvw6R_cqr0

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