Aquel primer formador y paisano... Manuel Seco Trazos y trozos... Un eco especial

Trazos  y trozos... Un eco especial
Trazos y trozos... Un eco especial Jose Moreno Losada

Cuando la celebración se agranda y se enraíza. Eso me está ocurriendo con la salida a la luz del trabajo "trazos de evangelio, trozos de vida". Me llegan toques y respuestas que devuelven a la contemplación agradecida de lo que traigo entre manos y que es obra de todos, todos, todos...

Desde la niñez y el cuidado recibido

torre

Nunca podré olvidar aquél niño inquieto, de ojos verdes, alegre e inconsciente, ya enamorado de la vida y de los sueños, pero también mocoso y algo caprichoso. Sí, estoy hablando de mí. Tendría once años, mi tia Victoria le habló a su vecino Manolo Seco, hijo de Encarna y de  Pepe Seco, de un sobrino suyo, Pepe, que era monaguillo y le hacía ilusión ser sacerdote. Por entonces yo me escribía con un claretiano de Don Benito, que pasó por el colegio preguntando si alguno estaba dispuesto a serlo, me puso en contacto con otros seminaristas de allí y yo les escribía, me hacía ilusión. El sacerdote, Manolo, le dijo que fuera mi madre a hablar con él, a ver qué podían hacer. El cura del pueblo, Manuel Tirado, que me quería un montón le habló muy bien de mí.

Desde ese momento yo ya estuve dando la lata hora a hora y minuto a minuto a mi madre para que fuera a visitarle, que estaba allí de vacaciones. Tanto insistí que dejó de hacer sus cosas y para que no le diera más castigo, allí se plantó. Se pusieron de acuerdo  los dos sacerdotes y mi madre, y en poco tiempo estaba yo en el seminario haciendo los cursillos de ingreso, con una ilusión que debía ser del Espiritu, porque no me explico.

Rezaba yo, era un niño,  para aprobar el cursillo y al llegar la respuesta positiva daba saltos, mi abuelo decía que cómo este muchacho se quería ir a encerrar y dejar su casa, le extrañaba mi alegría y mis toque de palmas y abrazos a él por la noticia. 

seminario

Manuel Seco, era un joven del pueblo recién ordenado, que el obispo había puesto de formador en el seminario menor y tenía la responsabilidad de acompañar a una jauría de chavales de once a catorce años más o menos, casi un centenar.

Un joven fuerte, deportista, inteligente, estudioso, vivo, yo que era un muchachino lo veía grande y sentía admiración. Me sentí siempre afortunado de contar con su apoyo y su cercanía, porque aunque era equidistante y muy de igualdad entre nosotros, yo me sentía afortunado y sentía que me unía algo familiar con él. El pobre más que mi formador, era mi tutor y padrino de formación. En mi casa su palabra y su consejo era seguido por mis padres y él era muy cuidadoso, conocedor de nuestra familia, nuestras necesidades y problemas. Yo le notaba un cuidado y trato cariñoso con mi madre, que por este motivo se hizo gran amiga de su madre. Nunca mi madre se olvidó de ellos, como algo familiar. Cuántas conversaciones hemos tenido ella y yo con sentimientos de agradecimiento.

seminario

Despues yo quedé en el seminario, ya siendo mayor y con una sotana suya que me dió para que no hiciera yo un gasto tonto en mi familia. El marchó a estudiar a Roma, signo de su inquietud de formación, para después acompañar a su familia que emigró a Cataluña con sus padres, y vivió su ministerio en Girona, dedicado a las parroquias y al mundo de la docencia en Filosofia y en Formación religiosa. A nosotros nos explico la asignatura de lógica antes de marchar a sus estudios.

La distancia nos alejó, ahora ya casi a punto de su jubilación, nos hemos vuelto a encontrar ocasionalmente y aprovechamos para recuperar  y reavivar la relación afectiva y cariñosa. Por eso cuando he recibido los libros que nos dan a los autores desde la editorial, he reservado uno para enviárselo a él. Considero que Dios lo pueso en mi camino para mi proyecto de vocación y entrega y que él fue muy fiel haciendo lo que tenía que hacer sin buscar nada más. Se lo envié como acción de gracias, como un sacramento de lo que nos une en la fe y en el amor cristiano.

Hoy me siento emocionado cuando al llegarle en correo, le ha faltado tiempo para abrazarme con sus palabras de afecto y verdad. Es uno de los ecos que en estos días estoy recibiendo.entre muchos,  y que me llenan de satisfacción y de  deseo seguir en la brecha, compartiendo Palabra y Vida, la que recibo gratis y" ay de mí si no evangelizare". Por eso os lo comparto, como signo de la gracia que siempre he recibido de los otros, con un Dios que nunca ha dejado de cuidarme... Gracias Don Manuel¡¡¡

Sus Palabras

madre libro
madre libro Jose Moreno Losada

"Pepe!!! Ya ha llegado. Rápido. Es posible q tuviera ganas de estar en mis manos. Es verdad una cosa, cuando eras un niño yo estaba recién estrenado, y con ganas, con ilusión  de contribuir a cimentar vuestros pasos. Con mejor o peor éxito no podía dejar de predicaros, en aquellas sencillas celebraciones, la fe ardiente q en juventud a mi me zarandeaba.

Es posible q alguna ideilla se quedara traslocada en algún resquicio de tu infantil corazoncillo. No hubo mucho más. Después pasaron los años y tú bebiste de fuentes y fuentes q encontraste  en el complejo caminar de la vida. Esas aguas regaron la tierra q hoy produce este fruto.

Nunca llegarás a saber cuántos se verán concernidos en el ahora cercano, porque has abierto una puerta q no se cerrará ni tan solo cuando debas, como así ha de der, emprender tu viaje. Gracias porque lo tendré al alcance para ir bebiendo sorbo a sorbo el agua de la q los creyentes no debemos dejar de beber.

En hora buena porque, al margen de cualquier otra consideración, el libro es otro retazo de vida con el q muchos podremos ir apagando la sed de trascendencia.

Gracias, Pepe. Sí algún día te di algo, hoy me lo devuelves con creces. Lo recibo con agradecimiento y con infinita ilusión. Lástima q tu madre no lo pudiera hojear y enriquecerse con la vida q le regala aquel a quien ella le regaló el ser. Lo hará desde lejos. Y sonreirá. Y rezará desde su silencio. Un abrazo"

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