Aprender a hablar de Jesucristo Trazos y trozos... desde la perspectiva homilética
Cuento con este comentario de Lucio Arnaiz -Responsable del Prado en España de 2013-23- que va epilogando el libro que ofrezco para seguir los evangelios domincales y festivos del ciclo B. A su lado he aprendido muchas cosas y espero aprender muchas más. Me anima su mirada presbiteral y fraterna sobre mi trabajo.
| Lucio Arnaiz Alonso
“Trazos de evangelio y trozos de vida”
Autor: José Moreno Losada
Edit: PPC
La Palabra y la vida
Estas homilías que Pepe Moreno ha preparado con tanto cariño responden plenamente al deseo de Karl Barth: parten siempre de una escucha atenta del texto bíblico y dan testimonio de la actualidad y vigencia del Evangelio: hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír (Lc 4,21). Pepe es testigo privilegiado de que el Dios que habla en la Sagrada Escritura es el mismo que se hace el encontradizo en el camino de la vida. El autor de estas páginas disfruta contemplando a un Dios que busca apasionadamente al ser humano para entablar con él un diálogo de salvación. Nuestro autor es feliz constatando que la tierra que pisas es santa (Ex 3,5), que nuestra humilde y amada Galilea es el lugar donde Dios nos sorprende y se nos revela.
Si no leemos y desciframos para nuestro pueblo la historia de la salvación que Dios está escribiendo hoy, corremos el riesgo de convertirnos en profetas de calamidades o jueces inmisericordes. La Palabra de Dios acontece hoy; es Alguien vivo y actual.
Estudio de Evangelio y Cuaderno de Vida
En la Asociación de los Sacerdotes del Prado solemos decir que en la mesa de un pradosiano ha de estar abierta permanentemente la Sagrada Escritura para la oración y el Estudio del Evangelio y el Cuaderno de Vida para constatar con asombro el cumplimiento de la Palabra revelada. Pepe es un enamorado de la Palabra de Dios a la que vuelve una y otra vez; y es, a la vez, un enamorado del Cuaderno de Vida donde anota con detalle el “hoy” de Dios. Por estos dos amores, es testigo de cómo el Enmanuel, el-Dios-con-nosotros, va convirtiendo la historia de los hombres en historia de salvación; por esos dos amores, va creciendo como presbítero con los ojos en lo alto y los pies en el suelo, totalmente abierto a la intimidad con Dios y a la comunión con los hermanos.
El arte de la homilía
El papa Francisco en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium (EG 135-159) dedica muchos números a la homilía. “La homilía es la piedra de toque para evaluar la cercanía y la capacidad de encuentro de un pastor con su pueblo” (135). El papa llama la atención sobre la importancia de la palabra y el lenguaje y nos invita a no descuidar el “cómo” (156). Le preocupa el “qué” de nuestras homilías, pero también el “cómo”. Citando a un formador suyo habla de “una idea, un sentimiento, una imagen” (157).
Tengo la impresión que una de las dificultades importantes de la Iglesia actual es la insignificancia, la irrelevancia de nuestro lenguaje. No conseguimos hacernos entender; a menudo, como dice El Principito, nuestra “palabra es fuente de malentendidos”.
Ya decía Pablo VI en Evangelii nuntiandi (EN 20): “la ruptura entre Evangelio y cultura es, sin duda alguna, el drama de nuestro tiempo”. Y en el nº 63 dice: “La evangelización pierde mucho de su fuerza y de su eficacia, si no toma en consideración al pueblo concreto al que se dirige, si no utiliza su “lengua”, sus signos y símbolos, si no responde a las cuestiones que plantea, si no llega a su vida concreta”. Tenemos pendiente, si se me permite la expresión, aprender de nuevo la lengua de nuestro pueblo (no es una lengua muerta, sino bien viva y en constante evolución).
El papa Francisco nos invita a poner “un oído en el pueblo para descubrir lo que los fieles necesitan escuchar” (154). Sin ese ejercicio previo de escucha, corremos el riesgo de responder a “preguntas que nadie se hace” (155).
Así como aprendemos a hablar a base de escuchar a otros, aprendemos a hablar como cristianos y presbíteros a base de escuchar a Dios en su Palabra y de escuchar al pueblo en el camino de la vida. La Biblia es la escuela del lenguaje de Dios; la Biblia es Palabra de Dios que nos enseña a hablar cristianamente. La Biblia es la Palabra revelada que nos enseña el lenguaje de la misión. “En la Palabra de Dios aparece permanentemente este dinamismo de ‘salida’ que Dios quiere provocar en los creyentes” (EG 20).
Saber hablar de Jesucristo
Antonio Chevrier decía con admiración “qué hermoso es saber hablar de Dios” (Cartas, 93), qué hermoso es saber transmitir el gusto por Jesucristo y su Evangelio. Pepe procura hablar de Jesucristo con palabras asequibles a todos; procura ‘hacer el propio catecismo’ pasando por la oración y el corazón las palabras que pronuncia. Por eso, también cuida la palabra (con minúscula) y la elabora con la delicadeza con la que el alfarero crea la obra de sus manos. Toda homilía es una criatura débil y vulnerable, necesitada de mucho tiempo de silencio y oración.
Pepe, muchas gracias por tu amor a la Palabra y a las palabras.
Lucio Arnaiz Alonso (Responsable Regional del Prado en España 2013-2023)