Adviento y políticos (IV Domingo)

Extraído de "Sinfonía divina, acordes encarnados" Edit. PPC

Ahora que andamos entre dimes y diretes... Iglesia y política...elecciones en Extremadura... sueños y realidad. Traigo a colación esta reflexión sobre política y el sueño del creyente. Hoy necesitamos creyentes en la vida pública que sepan trabajar por el Reino de Dios en las claves de lo justo, lo digno y lo humano. Ahora es el momento de comprometerse y arremangarse para aportar y recuperar la confianza en las instituciones y las estructuras políticas que tienen que ver con todo lo que somos y hacemos. No estamos fuera, nos toca estar dentro y con corazón.

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DOMINGO IV ADVIENTO

Mateo 1,18-24

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor, que le dijo:

–José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta:

«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Cuando se despertó, hizo lo que le había mandado el Señor

Despertarse a la voluntad de Dios es abrirse a la realidad por un camino que no teníamos previsto con nuestro raciocinio, pero que se hace razonable y seductor por la vía del corazón. Es la bondad, riqueza del corazón, la que nos lleva a la mayor fidelidad y al compromiso más puro en el quehacer de lo cotidiano, en la familia, el trabajo, y también en el compromiso ante los otros y por los otros. La humanidad actual está llamada a soñar para no tener reparos en acoger, acompañar, proteger, promover e integrar a los que nos llegan aun sin esperarlos. Abrir la casa de lo universal para acoger a todos, todos, todos…

Reflexión musical

El sueño de Sergio

Cuando me toca elaborar este hecho de vida son las vísperas de la celebración de la fiesta de san José Obrero, que yo siempre he unido al sentido social del 1 de mayo. Pero en este nuevo curso me toca sentirlo y celebrarlo también como patrono de nuestra parroquia de Guadajira, ese pequeño pueblo rural de colonización que tiene la misma edad que yo. Ayer recibía llamada de Sergio, que, con motivo del apagón mistérico que paró España, pudo llamarme desde su oficina para que comentáramos cosas del pueblo y de las fiestas que se celebran con motivo del patrono. Él es el alcalde de esa población, alguien que me recibió con ilusión y cercanía desde el primer momento y que me está haciendo posible y agradable mi inserción entre los ciudadanos.

Recuerdo mi primera entrevista con él; se había enterado de mi nombramiento y enseguida me buscó por redes para conectar y mostrar su deseo de encontrarnos y charlar cuando yo quisiera. Así lo hicimos y me acerqué al ayuntamiento para conocernos y comenzar una relación humana y también cristiana. La conversación fue sencilla, acogedora, sincera, cariñosa y llena de generosidad y disponibilidad. Se ofreció para colaborar en mi llegada y trabajo como pastor de esa comunidad, y yo me mostraba dispuesto a colaborar con él como un ciudadano más. Le comentaba que era yo el que iba a servir a ese pueblo y animar a la comunidad cristiana para que se insertara y participara en lo común, para generar fraternidad, justicia y paz en el pueblo.

La impresión que me produjo fue muy positiva. Treinta años, recién casado con Alba y con una hija pequeña, Catalina, que ya corretea cuando va con sus padres al templo. Los dos con sus trabajos dignos y decentes, nacidos en el pueblo y crecidos en él, con amor y devoción por lo suyo. Consciente de que es un pueblo nuevo y que necesita trabajar mucho la conciencia de ser pueblo y de construir su propia historia. La razón de su opción y candidatura era fundamentalmente el presente y el futuro de su hija. Convencidos de que este pueblo es un lugar paradisíaco para poder crecer en libertad, salud, cercanía, humanismo, para sus niños y jóvenes.

Comprometerse con el pueblo en algo que merezca la pena, salir de su comodidad y de pensar solo en lo propio para aportar a lo común, más allá de pretensiones políticas, el deseo del bien comunitario y el gozo de lo propio y singular. Aportar para seguir construyendo una identidad que merezca la pena y de la que se puedan sentir orgullosos sus ciudadanos.

Recogí unas claves de ese sueño suyo de joven comprometido, desde su matrimonio, paternidad, vecindad, familia…, para hacer un pueblo mejor y con más vida. La primera era ser de todos, le gustaría estar disponible para todas las personas y favorecer todo lo que puedan aportar a lo común, intentando una escucha a lo que le hacen llegar, más allá de prejuicios y conflictos ideológicos o personales. La segunda era una opción para favorecer la participación a través de la apuesta por las asociaciones y la vida de todas ellas. Animar a asociarse y participar en la vida del pueblo desde las distintas realidades: escolares, mayores, mujeres, jóvenes, deportes, comunidad cristiana…, soñaba con ser red de todas ellas y abrirles las puertas y el lugar del ayuntamiento para que realmente se ayuntaran, se unieran en la dirección de lo mejor para todos. La tercera clave la ponía en el quehacer del mantenimiento y avance de los servicios, especialmente del agua. Se acaba de inaugurar un grifo común para poder tener agua filtrada y salubre, desde la calamidad y el sufrimiento de ser un pueblo que tiene un agua contaminada que no es potable. Desde ahí el cuidado de las calles, las plazas, los edificios, monumentos, parques, campos deportivos…, todo lo que promueva salud, desarrollo, estética y buen ambiente. Le preocupa la situación de los jóvenes, especialmente aquellos que no tienen horizontes en estos momentos. Así muchas cosas de la vida ordinaria… Pero sabiendo que esto es cosa no de carácter individual, sino de equipo, de inclusión y participación comunitaria. Sabe que esto le va a costar esfuerzo, cansancio y sufrimiento, pero mira a Catalina y considera que es un modo de quererla y cuidarla, de pensar en el futuro de los pequeños, para darles la mejor comunidad humana en la que crecer y educarse, vivir en armonía y paz.

Yo miro al patrono, que vamos a sacar en procesión el día de la fiesta, leo el evangelio de este domingo de Adviento y me pongo a orar desde el sueño de Sergio pensando en el de san José. Cuántas personas sencillas se despiertan de su propio ego y se arriesgan para avanzar y dar vida por un nosotros mirando a una criatura pequeña y sencilla que necesita ser mirada con amor, ternura, para ser acogida, acompañada, promovida e integrada en la historia de lo humano y lo justo. Es Adviento cuando un ser anónimo, en un pueblecito perdido, en un barrio urbano, en cualquier lugar, se despierta y se abre al sueño de lo común y sabe que para ganar la vida hay que arriesgarse, sin muchos cálculos de comodidad y riqueza, sino con la lógica del don, con los sentimientos de un corazón limitado y débil, pero soñador. Ojalá se cumpla el sueño comunitario de este alcalde –ya amigo– para este pueblo y el de Dios sobre la humanidad, que no nos falten los Josés que hacen lo que les manda el ángel de Dios.

El sueño de la política en cristiano

¿Qué podemos decir de la relación entre el ser cristiano y el ser político? El primer dato que hay que tener en cuenta es que venimos de una historia todavía reciente, en la que se ha entendido que no debería relacionarse una cuestión con otra, aunque en el fondo bien que lo estaban. Necesitamos recobrar otra visión que es la propia de la fe cristiana y que viene exigida por la encarnación. A los cristianos se les pide entrar hasta el fondo de la realidad para servirla y dignificarla, es decir, que hay que «ensuciarse las manos con la masa de lo común y lo público» para que avance el Reino proclamado por Jesús de Nazaret. Ha de ser de lo más normal en un cristiano con coherencia el compromiso político, y lo extraño el que se mantenga al margen o lo viva por inercias de cualquier tipo. Pero ¿qué ha de ser lo propio y específico de un creyente en estos espacios?

Por una parte, en comunión con los demás políticos, con sus propias convicciones, habrá de ser un hombre de gestión y de acción que tenga desarrolladas las habilidades necesarias para el cargo y el puesto que ocupe, con una buena formación, teniendo como criterio fundamental el servicio a la sociedad y el bien común y no aceptando nunca aquello para lo que no se encuentre realmente preparado ni buscando un protagonismo que le ponga a él por encima de su servicio, amén de saber trabajar en común y corresponsablemente.

Por otra parte, será algo específico en él su motivación de fondo y las claves con las que quiere ejercer su modo político. En su fuero interno le estará motivando la construcción del reino de Dios, esa fraternidad utópica y esperanzada que nos mueve continuamente desde nuestra fe en la resurrección y que baila a gusto con el nuevo eslogan de que «otro mundo es posible»; la utopía le empujará a claves inexcusables, como la opción por lo público y lo común. Ha de tener predilección por los pobres y los más débiles de la sociedad, saber relativizar el aparataje de la política y la burocracia, incluso la ideología de partido, ante la dignidad de las personas y la vida. Cuidará el criterio de igualdad y justicia, y la imparcialidad para promover el derecho y la participación activa y ciudadana, que integre a las personas de un modo vivo y corresponsable en la gestión de la sociedad y de lo público, al margen de sus creencias, ideologías y pertenencias políticas. No hará de la designación de los cargos de gestión y de técnicos lugar de apropiación ideológica y partidista. Sabrá aceptar e integrar fecundamente el fracaso cuando este venga por haber sido coherente y fiel con los valores fundamentales que proclama; nunca estará dispuesto a perder su libertad radical ni su espíritu de diálogo y de encuentro común en la búsqueda de la verdad y del buen hacer. Como creyente habrá de ejercer la denuncia profética con la ternura de los que buscan el bien común y de los débiles y no la destrucción ni el vencimiento de nadie.

Ni que decir tiene que mantenerse en la brecha con este talante es inviable si el político cristiano no tiene raíces profundas, si no las alimenta en su silencio y soledad y si no se ve acompañado por una comunidad que le mira como hermano y le apoya, sabiendo que él está llevando adelante una labor que es muy necesaria desde el Reino que queremos, pero que ese bien dura si se quiere ejercer con verdad, por lo que necesita de la comunidad que ayude a ir leyendo en creyente los signos de vida, de muerte, de fracaso y de éxito, de pasión, conflicto y resurrección. Por todo esto me siento agradecido a todos los que, movidos por su fe, se adentran en la gestión política y trabajan por ser coherentes y fieles con sus principios fundantes. Estos cristianos nos interpelan para acompañar a personas creyentes en la dimensión sociopolítica de su fe, y reclaman, con todo derecho, en la propia Iglesia espacios que les ayuden a mantenerse desde una lectura creyente y comunitaria de su quehacer.

Acordes encarnados:

El sueño del alcalde

En la plaza suenan voces,

campanadas de ilusión,

Sergio lleva en su mirada

la esperanza de un rincón.

Treinta años, firme y joven,

con Alba va de la mano,

y Catalina corretea

como un sol cada temprano.

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