"Donde tu me envíes yo iré..." Un año en nuestra parroquia rural: Guadajira (Badajoz)

Un año en una parroquia rural: Guadajira (Badajoz)
Un año en una parroquia rural: Guadajira (Badajoz) Jose Moreno Losada

Un año de vida compartido, de camino pastoral, de inserción y comunión con un pueblo de colonización que tiene la misma edad que yo tengo. Un lectura creyente de nuestros pasos pequeños y sencillos, de construcción en la comunidad cristiana para seguir avanzando en las claves del Reino. Me siento agradecido.

Un año con vosotros: Parroquia de Guadajira

La comunidad cristiana

Ya ha transcurrido un año, llegué el 15 de septiembre, un domingo más del tiempo ordinario. Quiero celebrarlo y reflexionar en alto con vosotros desde lo vivido y sentido.

 Aquel pueblo en lo alto, anónimo y desconocido que contemplaba al pasar la autovía, hoy es algo de mí y del que yo también quiero ser parte. Me siento enviado por el buen Dios para compartir la vida y la historia. Vine a vosotros confundido, sin saber por qué venía, ni a dónde llegaba, todo fue rápido y misterioso. Dentro de mí un interrogante profundo sobre el significado y la razón de estar en este pueblo y de comenzar una tarea nueva, muy alejada de lo que había sido mi caminar ministerial, sólo con algún parecido al comienzo cuando era un joven veinteañero, pero aún así era muy distinto, una situación parroquial anómala y singular.

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Llegué con la pobreza del extraño, me sentía mirado y examinado, yo también miraba y analizaba. No es fácil situarse en una realidad nueva y tan desconocida. Comenzar desde abajo, descubrir lo que ya era y tenía valor, aceptar la realidad, conocer a las personas, acercarme a los niños, descubrir a los débiles según el mundo, entrar en la escuela, alternar en el bar, pasear por las calles, contemplar el mirador, celebrar en el cementerio, conversar con extraños, identificar a los que practican y viven con piedad religiosa, comprar en los comercios, enterrar a los que fallecen  y sentir con su familia, colaboración mutua con el ayuntamiento, saber de las asociaciones, celebrar las fiestas, vivir la primera semana santa, procesionar con nuestro patrono, escribir hechos de vida que me ocurren en el vivir diario, buscar casa para arrendar, seguir con las catequesis, celebrar las primeras comuniones, bautizar con alegría… todo ello desde la comunidad sencilla de cada Domingo y con las personas más colaboradoras. Un caminar mezclado con los sinsabores de los que se marchan, que ya no están, los que se sitúan fuera del redil que diría el pastor Maxi.

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Y ahora… después de un año, ya toca programar más a pie de tierra con todos los que están dispuestos a implicarse un poquito, los que desean que esta llama de la fe en la vida del pueblo permanezca encendida y pueda alumbrar a los que en él viven con sencillez y humildad. Sí, mi ilusión es ser uno más entre vosotros para animar y colaborar en la construcción del sentido de comunidad humana y cristiana. Un modo de relación que nos haga prójimos, que nos vaya acercando a todos para ser más cuidadosos, más fraternos, más familiares. Aprender a aceptarnos como somos y a valorarnos unos a los otros con el deseo de mejorarnos y estás más felices, con más buen humor entre todos. El evangelio dice que los cristianos estamos llamados a ser como la sal y la levadura, que no se ven en los guisos o en el pan, pero dan sabor y forma de una manera callada. Ojalá esta parroquia dé buen sabor de vida en medio del pueblo. Me encanta cuando veo que las personas que comulgan son de las que están metidas en los asuntos del pueblo y participan en las cosas comunitarias para hacer un pueblo más vivo y participativo.

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Quiero vivir entre vosotros y seguir conociendo vuestros valores y capacidades, todas las cosas buenas que hay en vuestro interior y que poco a poco voy observando. Me encanta descubrir la bondad y el compromiso callado de muchas personas que en el día a día se entregan y facilitan la vida a los demás y que lo hacen en silencio, sin darse importancia, sin proclamarlo. Os aseguro que casi siempre que vengo de vuelta a mi casa en Badajoz voy recordando cosas que he visto y conocido que me han llenado de ánimo y esperanza, cosas que pueden parecer pequeñas pero que para mí son fundamentales, detalles de cercanía, amistad, generosidad, perdón, confianza, alegría, compasión… Al estilo de san José, que para algo es nuestro patrono.

Os puedo asegurar que cuando me voy acercando al pueblo, o paso por la autovía, siento en mi interior familiaridad y cariño. Esto es algo que Dios, a través de vosotros, me está regalando. Cada día siento que mi “nosotros” se está agrandando porque me estáis aceptando y dejando que camine con vosotros y comparta vuestra vida.

Al cumplirse un año de presencia en el pueblo, os doy las gracias por vuestra acogida, por facilitarme las cosas, y os pido perdón por todo aquello en lo que no haya sabido estar atento y cuidadoso con algunos de vosotros.

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Me gustaría ser para todos y que os sintierais acogidos por mi en el vivir y en el ejercicio ministerial.  Sé que Dios os quiere sin medida y a mí me gustaría ser un pequeño reflejo de esos sentimientos divinos hacia vosotros. Yo encuentro en vuestras personas la sonrisa y la complicidad de Dios en muchos momentos y gestos.

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Espero estar con muchos de vosotros el día cinco de octubre participando en la jornada diocesana del tiempo de la Creación en Tentudía. Será como toque de salida para este curso que comienza.

Un abrazo en Cristo. Que la virgen María Madre nos siga acompañando como familia cristiana.

José Moreno Losada. Sacerdote de Guadajira.

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