Bendecid, sí, no maldigáis... Un año para la bendición

Hoy en el desayuno un vecino, Testigo de Jehová, me hablaba y me decía que este año a ver si era mejor, que si no el mundo... después me preguntaba que cual era mi oficio, vaya por Dios. Yo pensando para mí y expresándolo luego, con cercanía, le apostillaba que no sabemos como será el año, pero que ojalá nosotros mejoremos, que eso está en  nuestras manos. Ser una humanidad mejor, pase lo que pase, ahí está el reto de la bendición y a eso es a lo que nos invita nuestro Dios de la historia, el que pone la naturaleza al servicio de la salvación. A ver si aprendemos y hacemos lo mismo, la naturaleza al servicio de la salvación,  de la salud, lo dicho de la ecología integral. Un año para la ecología, para la casa común...

“Bendición y protección”

Comenzamos un nuevo año, es nuestro modo de contar el tiempo. Pero contarlo no es vivirlo, precisamente hoy al comenzar un nuevo año lo que nos deseamos unos a otros es que esté lleno de vida y en este contexto de pandemia lo concretamos aún más en el deseo de que tus días estén llenos de salud. La salud para los cristianos tiene que ver con la salvación, la que nos llega de Dios.

Los israelitas son conscientes de su ser criaturas, de la necesidad de Dios para vivir y poder tener una existencia llena de paz y de amor, por eso buscaban la bendición del Señor. Solo él puede bendecirnos y protegernos, darnos su luz y concedernos su favor. Cuando él fija su corazón, su mirada, en nosotros entonces es cuando llega la paz al pueblo. La palabra de Dios hoy nos invita a buscar y desear esa bendición de Dios, su salvación.

Tenemos un referente de grandeza humana, María, que supo buscar y abrirse radicalmente a la bendición divina. Fiel a la tradición de su pueblo, consciente de lo que el Señor había realizado en la historia, no tuvo ningún miedo ni reparo en situarse como una esclava del Señor, porque ella sabía que Dios da la libertad a los que le son fieles. Y en medio de la dificultad y los contratiempos de su vida, en su historia, no se echó atrás a lo que Dios le proponía, aunque no entrara en la lógica de lo humano, porque ella sabía que Yahvé derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, que despide vacíos a los ricos y da pan a los hambrientos.  Sabe de la misericordia del Señor, la que se derrama siglo por siglo, desde Abrahám hasta hoy. Tocada de gracia entre todas las mujeres, nos dio el fruto de su vientre, y la bendición divina se hizo carne en la humanidad de Jesús de Nazaret.

Desde ese nacimiento divino en lo humano, no hay nada de nuestra historia, de nuestros gozos y sufrimientos, que le sea ajeno a Dios, todo le afecta y todo lo ama, en él esta nuestra esperanza contra toda desesperanza. La humanidad de Cristo y sus sentimientos son la mayor bendición de un Dios humanado que nos cuida, protege y da la vida por nosotros, El es nuestra salud, nuestra salvación. Fieles a este Cristo, nacido de María, y con la actitud de la Madre de Dios, hoy se nos invita a buscar y recibir la bendición de Dios. Lo hemos de hacer en este contexto de dolor y de pandemia, de grito universal y desde los más empobrecidos de la tierra

¿Por dónde nos llegará la bendición y la protección divina, la salud de nuestro ser, nuestra salvación en este nuevo año? Las actitudes básicas han de ser abrirnos a esa humanidad de Cristo donde el Padre nos hace hijos suyos y nos lleva a su vida. Abrirse en el tiempo a la humanidad de Jesús de Nazaret, es seguir creyendo que Dios está a favor de los últimos, y que no olvida ningún gesto de amor y de entrega por muy anónimo que sea.  Ahora es tiempo de salvación y de gracia. Este tiempo, este año es lugar propicio para la bendición y el cuidado de Dios. Nos toca a todos nosotros ser manos de Dios para bendecir nuestra humanidad, para curarla y cuidarla, para practicar la justicia, para andar por los caminos de la fraternidad universal a la que nos está invitando el Papa Francisco.  2021 Es año y tiempo de salvación y bendición.

José Moreno Losada

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