Voy a prepararos sitio, alegraos... La ausencia sacramento de la presencia amorosa

Hoy me toca celebrar y vivir en familia cercana y querida lo que predicamos continuamente en medio del pueblo de Dios. Hoy mi ser eclesial y ministerial se funde con la carne y con la sangre de la familia carnal. Recordamos a Justi -primer aniversario de su fallecimiento.- persona entrañable de la familia que que partió ya al encuentro con el Padre y que la sentimos viva en la comunión de los santos y en nuestra confianza en la vida eterna.

La presencia de tu ausencia

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Hoy un año. Nada sigue igual, pero todo continua. Cada día tu ausencia se alarga y tu presencia se va haciendo más amorosa y más fuerte, sacramento de tu sencillez no enterrada y de tu generosidad ya no encubierta. La casa materna ya no te recibe, pero acoge a los tuyos cuando se acercan y aún está el tronco vencido y fiel  de tu madre Josefa, y las ramas vivas de tus hermanas que mantienen con ardor el recuerdo de tu persona, de tus continuos toques y mensajes, de tu conformidad y tu alegría sin prepotencia ni imposición, tu relación sin ambición ni rencor, de tu transparencia y facilidad en la vivencia de la fraternidad y la familiaridad de los tuyos. Son muchos los detalles que percibimos de tu recuerdo vivo y sangrante en ellas, sus esposos, sobrinos, primos…que se van dulcificando con los recuerdos de lo agradable vivido contigo. Maxi, ya lo sabes tú, es el que más difícil tiene elaborar el duelo, aún vive de las referencias esenciales de unidad entre vosotros y amén de no querer renunciar a ellas, se agarra a lo que queda para permanecer vivo y con proyecto. La casa, la atención de Lidia y Sara, le sostiene en su papel de paternidad y cuidador. Le costará romper el cerco para rehacerse vida propia, para avanzar en un proyecto que ha de ser ya distinto y nuevo, porque lo vuestro ya ha sido acabado y entregado, aunque nos duela en el alma. Tú le dirías que pensara en sí mismo y que se organizara para vivir y amar, como siempre lo ha hecho en direcciones nuevas y frescas. Algo está haciendo te lo aseguro, por de pronto se viene de pinche de cocina al campamento de los jóvenes, es un paso, ya verás la de cacerolas que va a fregar, a ver si así va saliendo de ti que es lo mismo que salir de sí. Pero seguro que tú estarás bien orgullosa de él, ahora sí que está siendo el Maxi del que te enamoraste y con el que formaste una familia auténtica.

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Cómo habéis vivido y progresado juntos, vuestra relación es una piedra firme sobre la que podrá montar nuevas vivencias, para esta etapa de su vida, y seguro que tú desde el cielo lo estas queriendo apoyando de un modo totalmente nuevo porque se le nota. Martina, junto a su padre Maximino y Cintia, esta para disfrutar y gozar, para alegrar la vida, para impulsar la esperanza. Cada vez que la vemos y nos alegra el alma, entramos todos en comunión contigo, la abrazamos como tú la abrazarías, la besamos como tú la besarías y queremos mimarla como tú la mimarías… más adelante jugaremos con ella, como tú lo harías. Es como el sacramento más vivo que nos recuerda a ti, como si tú en el parto la hubieras bendecido para que fuera bálsamo en la herida y consuelo en el dolor.

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Después todo continua, todo, vamos avanzando y acercándonos a la meta, al horizonte que tú ya has conseguido. Vivimos con sencillez cada día y tratamos de estar unidos y cuidarnos los unos a los otros. No buscamos grandes cosas, pero hacemos lo posible porque lo pequeño de la vida nos vaya satisfaciendo y alegrando en el fondo. Lidia sigue creciendo en su interior, reflexiva y madura, como tú la veías, ya se atreve a tener su personalidad y sus propias acciones, este año se viene al campamento de la JEC, allí va a crecer en sus relaciones de amigos y afectivas. Está guapísima y cuidándose mucho, seguro que va a ser un gran referente para las pequeñas, ya lo es para Paula, Alejandra y se desvive con Martina. Yo sigo recordándote y formas parte muchas veces de mis pensamientos, siempre para adquirir calma, valorar las cosas de la vida con mucha sencillez, para orar agradecido y pedir confianza, para ser fuerte y darme, para no pedir nada a cambio y vivir gozoso en medio de la naturaleza. No sé por qué o quizá sí, te siento muy viva y muy cerca. Lo siento especialmente cuando me acerco a los tuyos y noto el amor con que te tienen presente y no permiten que tu ausencia se coma tu presencia. Hoy seguimos rezando junto a ti como aquella tarde, fatídica para nosotros y celestial para tu persona, en aquella uci de huertos de olivos sangrante y sereno,  el solemne y sentido Padre Nuestro que estás en los cielos… así apareció anoche en el Facebook de tu hijo Maxi. Hoy nos juntaremos en Mérida para seguir dando gracias por tu vida y tu amor de hija, esposa, madre, abuela, hermana… Te pondremos en el altar de Dios Padre, en el amor de Cristo y junto a la virgen del Rosario a quien tu venerabas con los tuyos.

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