Yo tengo sed de ti, Dios mío "El duelo desde el deseo"

Somos lo que deseamos, hay un deseo profundo de amor y de vida que dota de sentido el quehacer de la existencia. El deseo es verdad porque lo deseado es verdadero. Volvamos a la racionalidad amada de los deseos profundos en el interior de lo humano, allí nos encontraremos con la trascendencia que ansiamos beber, con la fuente de agua viva para nuestra sed. Clave para celebrar una vida ya acabada en lo terreno.

“DESEAMOS LA VIDA. LA VERDAD DEL DESEO Y EL DESEO DE LA VERDAD”

Mesa

Hoy la mesa de la investigación y de la docencia, de esta compañera fallecida, Inma Fernández Antelo, se convierte en altar en el salón de grados de la facultad. Nada de lo humano nos es ajeno.

Introducción:

  • - Convocados por la vida ante la muerte.
  • - Desnortados y desorientados: buscando consuelo, para elaborar un duelo.
  • - Lo que nos falta, la ausencia habitada, el dolor sacramento de una presencia.

Realidad de comunión:

  • - Inma: familia- universidad- relaciones. Hoy somos convocados y unidos por su vida, radicalizada por su muerte. Y contemplamos su existencia desde el lugar propio del corazón humano como es el deseo, desde el que siempre somos y vivimos.

1.- El deseo raíz del ser humano:

- Somos lo que deseamos. Deseamos el amor. La motivación última es una aspiración: de vida y eternidad. La muerte nos desnuda en el amor. Nos radicaliza. Y eso es en la vida personal, en la familia, y lo es también en la escuela, la universidad, en la sociedad. Hablamos de educar en relación con las emociones, al final es un modo de aproximarnos a lo absoluto que es el amor.

2.- Siendo criaturas: Laudato si.

- Amamos desde la limitación. Venimos a la existencia desnudos y abiertos y así quedamos en el limite de la misma. Nos vamos revistiendo  desde las relaciones y los encuentros. Y esto está movido siempre desde dentro, lo que nos hace puros e impuros, no es lo que hacemos sino la profundidad desde donde somos y vivimos. Por eso la importancia del cuidado de lo interior en el ser humano y no desde el puro equilibrio, sino desde la pasión del amor, desde la compasión y la entrega. No estamos llamados a la defensa sino a la donación como lugar de la realización.

Salón

3.- Inma:

-sus deseos, su vida, sus relaciones, sus encuentros: lo humano y lo divino. Los deseos más profundos revestidos de presentes, días, momentos, procesos, pasos, decisiones. Los grandes y profundos deseos.   El amor y el cuidado recibido. Un consuelo de signos y sacramentos. El deseo de la vida y del amor: Dios. Nuestros deseos nos superan y nos trascienden. El camino de los deseos eso es la vida, sabiendo que la plenitud no se encierra en nuestros límites, porque soñamos y queremos lo ilimitado.

4.- La muerte es un paso: vacío o plenitud.

- La vida es laboratorio, quehacer y apertura. Pero sobre todo proceso: ¿hacia dónde?

- Con qué deseos, emociones y motivaciones vivimos… eso marca un horizonte. Las bienaventuranzas son el sueño de los deseos más profundos para aquellos que creen en la vida.

5.- Parte de un proyecto:

- Alfa y omega. No somos fruto de un ciclo natural encerrado en sí mismo que da vueltas sin dirección y somete a desgracia la muerte, especialmente la que no tiene vejez.

- Hay sentido para todos y este está el amor absoluto hacia el que caminamos desde los deseos más reales y verdaderos que nos habitan.

6.- No renunciemos al deseo de absoluto: hagamos de nuestra vida un camino hacia la fuente que pueda saciar ese deseo tan real como humano, tan desde los límites, como seducidos por la frontera de lo absoluto. No renunciemos a lo más sagrado de nuestras vidas. Que nos consuele la esperanza y nos comprometamos con el amor más deseado.

Volver arriba