Abrirnos al nosotros de la pobreza y la vulnerabilidada La homilía de mi compañero Paco en este domingo (Dia mundial de la pobreza)

En nuestra parroquia, compartirmos tarea dos compañeros y a mí me gusta cuando celebra él, escuchar su homilía como un fiel más de la parroquia, ese ejercicio me ayuda a alimentarme en la Palabra y a caminar juntos. A veces me gusta hacerme eco de su reflexión homilética, hoy ha sido uno de esos días que me parece bueno volver a reflexionar sobre sus puntos homiléticos y ofrecerlos a otros, mejor que la reflexión que pudiera hacer yo.

JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

Parroquia

    El evangelio de hoy emplea un lenguaje apocalíptico, que se utilizaba para expresar el sufrimiento del pueblo judío y su esperanza en la intervención del Mesías. A través de este lenguaje se expresaban las diferentes catástrofes y sufrimientos que estaba viviendo el pueblo.

            Siempre en nuestra humanidad hemos podido ver grandes catástrofes, y sufrimientos, que han sido causados, gran parte de ellos, por el ser humano. Estamos llamados a crear vida, pero al ser libres podemos llegar hasta destruirnos. Actualmente vemos de cerca cómo se puede destruir un país, o cómo permitimos que millones de personas pasen hambre, o cómo influimos en el cambio de clima y provocamos grandes catástrofes, etc. Vivimos bajo la amenaza de bombas atómicas, pendientes de que la locura de algún mandatario le lleve a apretar un botón y destruir una gran parte de la humanidad.

            Es verdad, hay realidades, que no hablan de buenas noticias, sino que nos encogen el corazón y nos aterrorizan. Ante estas realidades, el profeta Malaquías nos asegura que Dios es bueno y fiel, y nunca nos abandona. Dios no envía catástrofes a la humanidad.

            ¿Qué nos pide Dios cuando vemos estos signos de destrucción y muerte? No conformarnos con lo que está pasando, no limitarnos a decir: “no se puede hacer nada”. Cuando vemos el sufrimiento de los hermanos o el nuestro, cuando vemos la pobreza de tantos hermanos, cuando faltan recursos económicos, estamos llamados a ser solidarios. Se nos ofrece la ocasión para dar testimonio, y aprender a vivir con menos, para que al menos todos puedan vivir. Que no falte la solidaridad ante el clamor de la humanidad, y no sólo con los cercanos a los nuestros. No nos dejemos llevar por la desesperanza, y seamos testigos de esperanza, para los que no tienen tantas oportunidades como las nuestras.

            En esta VI Jornada mundial de los pobres, el Papa Francisco quiere que nuestra mirada se dirija no hacia a aquellos que más tienen, aspirando a vivir como ellos, sino hacia los más pobres, viendo como Jesús, siendo rico, se hizo pobre.

interior

  Nos pide el Papa que vivamos en solidaridad, que es “compartir lo poco que tenemos con quien no tiene nada, para que ninguno sufra”. Esta es nuestra intención a la hora de asumir cada año en nuestra parroquia un proyecto social.  Queremos que nuestra comunidad mire hacia los más pobres, conozcamos situaciones que claman al cielo, y nos dispongamos a ser solidarios, viendo en los pobres al mismo Cristo, que nos dice: “Lo que hagáis con uno de estos mis hermanos más pequeños conmigo lo hacéis”. Desde este planteamiento, tiene sentido las acciones que todos los años realizamo: venta de dulces, marcha solidaridad, rifa de la cesta de navidad, colectas, aperitivo solidario, conciertos, etc. Nos dice el Papa que “frente a la pobreza no se hace retórica, sino que se ponen manos a la obra y se practica la fe involucrándose directamente, sin delegar en nadie”.

            En este curso, que estamos centrado en la cultura del cuidado, el Señor nos llama a cuidarnos y cuidar a otros, especialmente a los que sufren. Cuidemos a los que más lo necesitan. Quizá tengamos que pensar si no deberíamos prescindir de algunas de nuestras cosas superfluas por solidarizarnos con los más pobres. De ahí, que el Papa nos invite a “elegir aligerar el lastre las cosas que convertimos en imprescindibles y centrarnos en lo esencial. Se trata de vivir en la sencillez y la sobriedad, vivir en el amor verdadero y gratuito”.

            Queridos hermanos, la pobreza está matando a millones de personas en nuestro mundo. Por eso, muchos exponen sus vidas atravesando mares, fronteras, vallas, etc., sabiendo que pueden morir en el intento. Y sin saber, que después, cuando llegan a un país, como el nuestro, la mayoría se encuentran con la dura realidad de que han de seguir viviendo en pobreza, siendo descartados y marginados entre nosotros.

         Ciertamente, no es lo mismo la pobreza del Tercer mundo que la del Primero, es otro tipo de pobreza; pero por mi experiencia durante 10 años en la parroquia de las Cuestas de Orinaza, puedo deciros que uno no es pobre porque quiere, y se encuentra bien así. No dudo que hay mafias que aprovechan las situaciones de los más pobres. Son muchas las causas generadoras de la pobreza que crean en nuestra ciudad de Badajoz, como en todas las ciudades de España, barrios marginales. Ya D. Antonio Montero hablaba de la corona de espinas de Badajoz, refiriéndose a los barrios marginales.

            En esta Jornada Mundial de los pobres, estamos llamados a reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre tanta pobreza del momento presente. A la luz del evangelio descubramos que, en este tiempo de crisis, marcados por la guerra y la subida de los precios, que generan tanta incertidumbre y pobreza, no son para lamentarse y hacernos las víctimas. En este invierno nosotros tendremos que pagar más cara la factura de la luz y el gas, pero otros no podrán calentarse. Muchos de nosotros, al menos yo, estamos en situaciones privilegiadas. No nos podemos hacer las víctimas. Hemos de comprometernos como lo hizo Jesús de Nazaret que, siendo rico, se hizo pobre.

            Con agradecimiento nos alimentamos en la Eucaristia del Pan de la Palabra y del Cuerpo de Cristo. Seamos buen pan compartido con los hermanos.

Parroquia

Volver arriba