Tierra, pancarta y paloma... Tiempo de la creación El obispo José Cobo, su pensar y sentir ecológico

El obispo Cobo y su pensar y sentir  ecológico
El obispo Cobo y su pensar y sentir ecológico Jose Moreno Losada

En estos días en que José Cobo ha recibido el encargo de pastorear y coordinar la misión apostólica en la diócesis Madrid, con lo que eso tiene de referente en nuestro país, me apetece recordar un artículo que surgió de mi participación en el acontecimiento con motivo de la marcha realizada en Madrid cuando se celebró  la cumbre COOP25.

Los católicos congregados, desde la reflexión compartida, nos sumamos con una pancarta simbólica en aquel evento de manifestación masiva en favor del planeta. En aquella reflexión y acción el obispo Cobo fue encargado de iluminar desde la Palabra y la doctrina social el momento que estábamos viviendo. Me pareció su intervención de una gran profundidad y de  sintonía con el mensaje de Laudato si. Me congratulo de que alguien que piensa y siente así lhaya sido elegido para la misión de pastorear y animar la comunidad eclesial de Madrid.

José Cobo, desde la palabra y la vida

Aquél  diciembre de 2019...

El obispo Cobo, con la sencillez de la Palabra y el revestimiento sencillo de la estola, nos acercó a la mística profunda que motivaba nuestra presencia en aquella oración y en la actividad para la que íbamos a ser bendecidos en la calle, antes de unirnos a esa marea inmensa de hermanos que desean un mundo mejor, más limpio, sano, natural y justo. Para ello utilizó una pedagogía homilética pura.

Una introducción de enmarque y motivación general, dándonos la fundamentación teológica de lo que estábamos realizando en ese momento.

Fundamentación teológica-cristológica

Dios nos ha creado en relación de amor con esta casa común de la que formamos parte, por eso no podemos estar indiferentes a este grito del planeta, queremos llevarlo a Dios y dejar que se adentre dentro de nosotros, para dejarnos afectar por él. La cumbre COOP25 se convierte paran nosotros creyentes en un signo y en una oportunidad. Nuestra oración lo es por la humanidad, nosotros creemos que transforma, desde Dios nos sentimos llamados a la conversión y a la misión, queremos llevar hasta Dios a la realidad y queremos estar en esa realidad desde Dios. Ser sus manos para restaurar, colaborar en la resurrección y esperanzar nuestro mundo frente al pecado que destruye y angustia, aguardando que se cumpla la confianza del apóstol de que “Dios será todo en todos”.

Para compartir y comprometernos lo haremos con la voz humana de nuestro Dios que se ha hecho carne en Cristo, ahí se nos ha humanizado para siempre y ahí se fundamenta nuestro adviento esperanzado. Aguardamos la celebración cristiana de la encarnación, del nacimiento de Dios en un pesebre, rodeado de cielo y tierra, de ángeles y estrellas, de gente sencilla…ahí nos llega su voz humana, la que entendemos y la que nos ilumina para leer creyentemente este momento y los signos propios del mismo. Signos que son muy sencillos,  el obispo Cobo eligió tres propios del momento: tierra, pancarta y paloma.

Tierra, pancarta y paloma

En esta ciudad de hormigón y cristal, se nos pide volver a la tierra, a nuestro suelo, a nuestra realidad concreta y verdadera. La palabra y el barro son constitutivos de nuestra verdad y nuestro ser, el Alfarero nos ha dado forma y vida, plural y diversa. Madrid se convierte en lugar de encuentro de diversidad y riqueza variada, llamada a un mismo compromiso. Somos una muchedumbre, pero necesitamos ser más y ser más generosos. No basta con proclamar las medidas hay que hacerlas realidad, las palabras han de ir acompañadas de las obras. Tenemos que ir todos, llegar a todos, porque la casa es común, por eso el grito del planeta nos pide saber ir “con todos”

marcha

El “con todos” hoy lo expresamos en la sencillez de esta pancarta. La vamos a portar entre todos, en medio de muchas otras, porque queremos despertar conciencias y concienciarnos, caminar con quienes toman postura y desean transformar la realidad respetando la naturaleza y la humanidad. Lo hacemos viviendo el espíritu de la Laudato Si, la que nos hace reflexionar sobre lo que le pasa a nuestro mundo y nos interpela con el evangelio de la creación para que sepamos apostar por una verdadera ecología integral.

La paloma nos devuelve al Evangelio, a la paz, la armonía, la reconciliación. Nos vale como Palabra para nuestra lectura creyente hoy el pasaje del diluvio y el papel de la paloma en él. La situación era de destrucción y de crisis de la creación, nos sirve de referencia para aprender y educar a nuestros niños y jóvenes. El relato nos da la clave de novedad y esperanza: cuando dejamos hasta los instintos naturales, hombres y animales, para subirnos al mismo barco y subsistir juntos, para poder seguir siendo fecundos, entonces, nace la verdadera armonía, aquella en la que habíamos sido creados. Hoy necesitamos construir arcas nuevas frente al caos, tiendas del encuentro y de la comunión, estamos sedientos de paz universal, de unión con la naturaleza, con nosotros mismos, con los demás y con la trascendencia.

La paloma nos habla de un camino espiritual, interior, estamos ante un problema que es más ético que económico y político, aunque también lo sea. Necesitamos llegar a un diálogo pleno en esperanza. Dios sigue confiando en el hombre, como lo hizo en Noé. Si hacemos este camino de conversión espiritual, la paloma vendrá alegre con el brote verde de olivo que habla de nueva alianza y verdadera armonía. Nos toca la acción, vayamos con todos, pero llevemos el espíritu de la esperanza desde el compromiso de la fraternidad que ya ha sido inaugurada en Cristo resucitado, en El llegaremos a la plenitud, porque será todo en todos y todos seremos en él. Estamos en Adviento, hoy lo gritaremos.

Gracias, hay que compartirlo

Tenía que contarlo, él lo dijo mejor, como lo tenía trabajado, pensado, orado, escrito…sería bueno poder conocerlo en su integridad para trabajarlo, pensarlo, orarlo personal y comunitariamente. Gracias por su participación en esta celebración, que animaba a la Iglesia a estar viva y activa en un acto tan ecológico, humano y trascendente.

Me llegaba, al día siguiente,  la noticia en la radio de que en la víspera de la Inmaculada concepción, en este contexto de un Madrid tocado de cumbre  del clima y de vida humana,  habría tres celebraciones solemnes de vigilias, presididas cada una por los obispos Osoro, Martínez Camino y Rouco, y soñaba si habrían reflexionado juntos en este contexto, para decir palabras iluminadoras sobre la creación y su pureza, de las relaciones limpias y puras, de la dignidad de lo creado y de lo humano, con el espíritu de la Laudato si, a la luz de María. Así   suelen hacerlo los sacerdotes de la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias, junto a Atocha. Compartir la palabra y amasarla juntos, metiéndola en la vida real y concreta para unir  palabras y obras, tierra y forma, paloma y rama de olivo.

La ecología es un reto para todos interior y exterior, dentro y fuera de la Iglesia, arriba y abajo, y tiene que ser aquí porque no hay planeta B, María lo sabía y lo proclamaba, Magnificat¡ 

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