"Padre que todos sean uno... para que el mundo crea" La oración compartida, ecumenismo espiritual

En el octavario me voy enriqueciendo con las reflexiones de sacerdotes y laicos de mi diócesis que creen y muestran su disponibilidad para el trabajo ecuménico. En esta ocasión os traigo la aportación de Leonardo Terraza en la celebración ecuménica en los Santos de Maimona. La había preparado con el Pastor de una pequeña comunidad eclesial de la Iglesia evangélica presbiteriana, para orar juntos.
| Leonardo Terraza Roncal
ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

Desde hace más de un siglo, del 18 al 25 de Enero, lo cristianos de todas las Iglesias y comunidades eclesiales estamos llamados a orar a Dios para que nos conceda el don de la unidad. Nos unimos así a su oracion a Dios- Padre durante la útlima Cena: " Que todos sean uno..... para que el mundo crea que tú me has enviado" Tanto le importa a Jesús la unidad de sus discípulos que pide hasta cuatro veces que sean uno, a imagen de la unidad que se da entre el Padre y el Hijo.
En el Nuevo Testamento es sobre todo el evangelista Lucas quien presenta a Jesús en su vida terrena como el Hijo de Dios en constante oración, que tiene como centro existencial el diálogo con su Padre celestial y vive con El una profunda unidad. Jesús vivió tanto en oración y desde la oración que toda su vida y su obra pueden describirse como una sola oración. Sin esta actitud orante no se puede entender en absoluto la figura de Jesucristo. Esto es precisamente lo que intuyera con sensibilidad los Padres del Concilio de Nicea
para ofrecer la interpretación correcta de la oración de Jesús y la lectura más profunda de su vida y de su muerte, marcada en todo momento por el diálogo con el Padre.
En pleno Jubileo el Año Santo proclamado por el papa Francisco y destinado a revivir la esperanza cristiana se conmemora también el 1700 aniversario del primer concilio ecuméncio de la historia de la Iglesia, celebrado en Nicea en 325.
El movimiento ecuménico ha sido un movimiento de oración desde sus comienzos. Fue la oración por la unidad de los cristianos la que preparó el camino para el moviemiento ecuméncio. La centralidad de la oración subraya el hecho de que el esfuerzo ecuménico es, ante todo, una tarea espiritual, emprendida con la convicción de que el Espíritu Santo completará la obra ecuménica que ha comenzado y nos mostrá el camino.

El corazón del ecumenismo cristiano reside en la conversión común de todos los cristianos y de todas las Iglesias a Jesucrsito, en quien ya se nos ha dado la unidad. El ecumenismo cristiano sólo puede progresar de manera creible si los cristianos vuelven juntos a la fuente de la fe, que sólo puede encontrarse en
Jesucristo, como profesan los Padres conciliares en Nicea Lo sorprendente de la oración de Jesús " Que todos sean uno" es que no ordena la unidad a sus discípulos, ni la exige; más bien, la pide dirigiendose a su Padre celestial.
El ecumenismo cristiano no puede ser otra cosa que la adhesión de todos los cristianos a la oración sacerdotal del Señor,, y llega a serlo cuando los cristianos hacen suyo el vivo deseo de la unidad, que todos nos dejemos implicar en el movimieno de oración al Padre celestial dirigida por Jesús y nos convirtamos así en uno.
San Juan XXIII al convocar el Concilio Vaticano II la hizo con estos dos grandes objetivos: La renovación interior de la Iglesia y la búsqueda de unidad entre los cristianos. Fue un gran impulso para el diálogo entre católicos y los hermanos cristianos.
La semana de oracion por la unidad de los cristianos sigue siendo un momento principal de la actividad ecuménica. Además de los esfuerzos humanos para llegar a la unidad, esta será sobre todo un don de Dios, que es preciso invocar siempre. La unidad es un don de Dios que surge de la oración perseverante y la
conversión. Este ecumenismo espiritual, es el alma del verdadero ecumenismo.
La unidad de los cristianos, se logra caminando y rezando juntos, y con obras de caridad. Oremos de modo más intenso durante esta Semana, esperando el día glorioso de la unidad visible de toda la Iglesia de Jesucristo, el Hijo de Dios que pide al
Padre que todos seamos uno.