Extraido de "Trazos de evangeliio, trozos de vida" (PPC) El pan es trigo molido... Dar de comer (V Cuaresma)

El pan es trigo molido... Dar de comer
El pan es trigo molido... Dar de comer Jose Moreno Losada

Estamos llamados a entrar en la pasión y reconocer que la transformación del corazón vendrá en cualquier acontecimiento que nos descubra las emociones más auténticas y verdaderas que habitan en nuestro interior.

Domingo, V CUARESMA

 Glorificar

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boda2 Jose Moreno Losada

Venir para una hora, para una glorificación. Hemos sido creados para la gloria, imagen de Dios, llamados a ser como El, divinizados. El camino de la plenitud pasa por lo estrecho de la experiencia del amor perdido, gratuito. Así es nuestro Dios, un perdido por amor que al encontrarse con lo humano lo desborda en compasión y lo llama a lo absoluto para liberarlo de todo lo que le ata y le impide el vuelo de lo trascendente.

Evangelio: Juan 12,20-30

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; estos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: «Señor, quisiéramos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero, si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme que me siga, y donde esté yo allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. Ahora mi alma está agitada, y, ¿qué diré: “Padre, ¿líbrame de esta hora”? Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre». Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo». La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo: «Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y, cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí». Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

Atraeré a todos hacia mí

A lo largo de la historia de la humanidad, en el pueblo de Israel se va descubriendo, de un modo paciente, que Dios ama lo pequeño y lo oculto y se dedica con parcialidad y radicalidad a acompañar todos sus pasos, como hace la madre y el padre cuando el niño comienza a caminar. Va por sus mismos caminos, con sus mismos pasos, apoyando con su mano poderosa para evitar caídas y poder levantarnos en el aprendizaje de la debilidad amada. Nuestra curiosidad es la que puede abrirnos al encuentro de la verdad y la vida, al encuentro con Jesús.

La historia de la salvación está plagada de momentos y personas que viven gestos salvíficos de una forma natural y anónima. Personas que atraen y congregan sin pedir nada a cambio, sólo por amor. La atracción de gratuidad siempre es desbordante, sin medidas.

Víctor, Glenda y los hijos

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boda Jose Moreno Losada

Glenda acababa de llegar a Badajoz desde Lima, venía a abrirse camino. Atrás dejaba a  dos hijos en Lima y otra en Estados Unidos. La conocí en la parroquia donde ella acudió para ser acompañada. Cáritas la acogió en estos primeros momentos y ahí comenzó nuestra amistad. Pasados los meses me habló de una relación que estaba estableciendo con un joven de la ciudad, ella estaba ilusionada y me comentaba si algún día pudiese casarse con él. Quedamos en que cuando quisieran se acercaran los dos y podíamos ir hablando, sobre todo para conocerlo y poder conocer bien la situación.

Una tarde llegó Víctor y tuvimos una conversación larga y profunda. La relación había comenzado de una forma muy sencilla. Él trabajaba en el servicio de limpieza del ayuntamiento, con contratos temporales, y estando un día trabajando por la calle ella pasó y se saludaron no más. Así día tras día, hasta que conversaron y se fueron interesando con normalidad uno por el otro. Ella le contó su situación, había estado casada y ahora era viuda, tenía tres hijos, su edad cuarenta y cinco años. Él, joven que no había continuado sus estudios, trabajador desde hacía bastantes años en todo lo que podía, había tenido una relación de pareja hacía ya años, pero se cortó y no volvió a tenerla. Ahora a los veintisiete años, le gusta la música moderna, es muy amigo de sus amigos, con su larga coleta brillante y limpia, muy educado, alejado de lo religioso pero sensible en este aspecto, de una familia de tradición cristiana. Se atrajeron y comenzaron en serio una relación de pareja. Él está muy en serio y dispuesto a establecerse matrimonialmente con ella.

Un matrimonio de la parroquia, Guillermo y Rosa, los acompañaron en un proceso de discernimiento de cara al matrimonio cristiano. La celebración (año 2019) fue tan verdadera como gozosa, muy preparada con ellos, terminamos en un bar muy sencillo tomando unas tortillas de patatas con sus buenas cervezas.

Poco a poco, por la precariedad económica, habían ido llegando los hijos, primero la pequeña de diez años, después los otros hermanos de 17 y 21 años. Se incorporaron a los estudios en colegio, instituto y universidad. Les ayudamos en este tramo. Pero desde el comienzo Víctor entregó todo lo que era y tenía a ellos, desde su humildad, sencillez, madurez y trabajo apostó por esta relación y por esta familia, sabiendo que ya no podía tener hijos propios con su esposa.

La atracción de ambos atrajo también a los hijos, ahora están comprando un piso en una zona humilde de la ciudad y avanza su proyecto de pareja y de familia. Cada vez que nos encontramos hacemos lectura creyente de su proceso de vida, de su cuidado y amor, su protección a los hijos, sus pasos en trabajos y estudios. Una atracción que genera vida a su alrededor.

Hija

La sociedad rica en la que estamos atrae a los que lo pasan mal en otros lugares del mundo, pero nos cuesta acoger y cuidar a los que llegan. Una atracción que muchas veces trae marginación, abuso, cuando no esclavitud. Pero en medio de ella, hay quienes ven la hora de un modo nuevo, desde el corazón limpio y auténtico de los que se toman en serio la vida y el amor de pareja. Los que asumen cargas que no son propias, pero se las apropian por amor.

Víctor no ha actuado por amor a sí mismo, sino que se ha aborrecido para amar y acoger a los otros. Ha hecho como Cristo, lo ha seguido sirviendo. Se casó con Glenda y comulgó con toda su vida, con todos sus hijos. Fue un sacramento verdadero el de aquella tarde tan anónima como sencilla. En Víctor, Dios ha sigo glorificado y lo sigue siendo.

La suerte está echada

Abrirse a la pasión, muerte y resurrección de Cristo es adentrarse en el misterio de la vida que nadie ni nada nos podrá quitar nunca. Doblegadas las seducciones de la riqueza, el éxito y el poder como centros de la vida personal, el vacío se abre a la plenitud del que se nos ha dado en obediencia al Padre, para que nosotros, gozando de la verdadera libertad, nos podamos hacer esclavos por amor de todos nuestros hermanos, especialmente de los crucificados de la historia.

Para nosotros la clave martirial de Cristo, alumbrada en la parábola del grano de trigo que se rompe en tierra para dar fruto, nos da el horizonte de la verdadera gloria del hombre. La plenitud de lo humano está en poder tomar la propia existencia como un trozo de pan y un poco de vino, con una autoridad radical, la que permite darla a trozos a los que tienen hambre y sed de justicia en la vida de cada día.

El mandato seductor de Jesús sigue siendo el mismo: «Dadles vosotros de comer» (cf. Mc 6, 37), pero ahora nos abrimos, cercanos al Triduo Pascual, a comprender que el pan y el vino que hemos de dar, ha de ser nuestra propia vida injertada en él, con sus mismos sentimientos. Como el grano de trigo que cae en tierra y muere para poder dar mucho fruto, porque la suerte en Él ya está echada y es suerte de Vida Eterna.

La Iglesia sigue preguntándose por los caminos de la fe y la vocación. Cristo está en el camino y se encuentra con aquellos que están en búsqueda, los que, tocados por un momento de luz o de oscuridad, se abren a la verdad y a la gracia. En el centro de lo humano se produce lo más divino. La humanidad sigue saliendo al encuentro y sigue sintiendo la inquietud de los que quieren ver algo más, algo distinto, que esté lleno de verdad y de pasión más allá de las seguridades marcadas.

Estamos llamados a entrar en la pasión y reconocer que la transformación del corazón vendrá en cualquier acontecimiento que nos descubra las emociones más auténticas y verdaderas que habitan en nuestro interior. Víctor junto a Glenda y sus hijos son signo de la plenitud de ese Cristo que se adentra con su espíritu en el interior de lo humano, en los sueños y es capaz de despertarlos en una dirección totalmente nueva.

Los tiempos que vivimos son de gracia, las señales siguen siendo de un espíritu que camina en la libertad y en la inquietud. Hoy somos invitados a entrar en la pasión de la humanidad, en los encuentros de la verdad, allí donde Dios es glorificado en los que pierden el miedo a entregarse como el grano de trigo.

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