Profesionales y ecología integral Un libro sinodal: "Profesión y ecología integral reto y pasión"

¿Cambiaremos con la pandemia o continuaremos igual? Este libro da cuenta de cómo la pandemia ha servido de interpelación para profesionales que se interrogan por la vivencia de su fe en medio del mundo y sus profesiones. A lo largo de este trienio ha coincidido su reflexión y su acción en torno a la ecología integral desde la vivencia de la pandemia. Este es el resultado de dicho proceso, nos hace la presentación del libro Leticia Panedas, la nueva responsable del movimiento de profesionales cristianos.

libro

PROFESIÓN Y ECOLOGÍA INTEGRAL:

RETO Y PASIÓN

Movimiento de Profesionales Cristianos

Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro.

Un notable poeta señaló que hay tres cosas que toda persona debería hacer a lo largo de su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Para nuestro movimiento -profesionales cristianos- la publicación de Profesión y ecología integral: reto y pasión el pasado mes de octubre es todo eso a la vez. Sus siete capítulos desglosados en sus ciento cincuenta y tres páginas -escritas todas por militantes y amigos del movimiento- traslucen un profundo afecto por el mundo de la cultura y el ámbito profesional. Es obra enraizada en una honda espiritualidad, que no pretende otra cosa sino la de dar fruto y mostrar a cuantos a él se asomen el sustento que lo sostiene.

Este árbol-hijo-libro es huella de lo que es todo movimiento especializado de Acción Católica y sus cinco ejes vertebradores se reflejan entre sus líneas.

Prestamos especial atención y cuidado a nuestros ambientes; en nuestro caso al mundo de la profesión y la cultura. Trinidad Ruiz Téllez, militante y profesora de la universidad de Extremadura, comparte su saber como especialista en botánica, con amplia formación en ecología para adentrarnos en la clave de que no existe un saber propiamente neutro. Somos las personas quienes lo construimos y quienes posibilitamos el deseo inagotable de plenitud que Dios nos ofrece.

Presentamos un lenguaje inteligible de nuestra fe. Este es el propósito que ha llevado a José Moreno Losada -consiliario nacional- a escribir el segundo capítulo. El momento actual que estamos atravesando (pandemia, crisis social y energética, etc) ha reavivado los planteamientos de la teología y la espiritualidad de la creación “Dios hace lo que ama y porque lo ama”. La contemplación, la gratuidad y el agradecimiento de nuestro ser criaturas nos abre a una experiencia de auténtico sentido.

Vivimos en el Anuncio y en la profecía. Sebastián Mora y José Ramón Pascual, amigos del movimiento, en el tercer y cuarto capítulo respectivamente nos recuerdan -vuelven a pasar por nuestro corazón- nuestra misión: dejarnos acompañar y transformar por el Espíritu -la Potencia creadora del amor- para desde ahí desvelar las realidades que destruyen y descartan, vincularnos en relaciones de encuentro fraterno más fuertes que la suma de nuestras individualidades y recrear alternativas inéditas como anticipación del reinado de Dios.

Somos Iglesia. Llevamos el Evangelio al mundo de la cultura y la profesión y trasladamos a la Iglesia, las inquietudes y demandas de estos ambientes. Galo Bilbao, militante del movimiento, constata la gran oportunidad a la que se abre el movimiento y la Iglesia global al abordar la ecología integral como una propuesta espiritual más que técnica, especialmente ligada a planteamientos de amor, liberación y búsqueda de la plenitud. La ecología integral nos interpela profundamente a todas las comunidades eclesiales y nos pone en sintonía con otros movimientos y realidades lejanas a la comunidad de creyentes.

Contemplamos la vida y en ella descubrimos la gran verdad del Evangelio, que en el amar y en el sentir con otros es donde está el gran Tesoro y deseo de Plenitud que buscamos y Dios nos ofrece. Militantes de distintas edades y ámbitos profesionales nos regalan en el sexto y último capítulo su visión sobre realidad en los tiempos de pandemia y confinamiento. Jesús Sánchez, por un lado, y Maitane Campos y Álvaro Mota por otro; militantes menores de treinta años, nos ayudan a hacer lectura creyente de los relatos personales y a desentrañar retos para nuestro movimiento como el de explorar nuevos modos de comunicación, cuidar el arte y el disfrute de la belleza y el de ofrecer espacios y metodologías más participativas e inclusivas.

Al libro hay que encontrarle lectores, no basta escribirlo. A un hijo hay que criarlo, alimentarlo, vestirlo y educarlo, no basta tenerlo. Y a un árbol hay que regarlo, abonarlo, cuidarlo, no basta sembrarlo. SEGUIMOS.

Leticia Panedas. Presidenta de Profesionales Cristianos.

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