Te damos gracias Padre porque nos has revelado tantas cosas... ¿Que traemos de Madrid? Profesionales, trinidad y sinodalidad.

Profesionales cristianos de acción católica de distintas diócesis españolas han celebrado su sesión de estudios y encuentro asambleario del movimiento en la casa de Oración de  Ntra. Sra. de la Asunción en Madriddel 3 al 5 de Junio, celebrando así la fiesta de pentecostés . Acompañados por Cristina Inogés han profundizado en las claves de sinodalidad teológica y eclesial en la vivencia del ser y el hacer de los profesionales. 

¿Y qué traemos de Madrid?

“Trinidad y sinodalidad”: claves para la vida profesional

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Sentencia primera y definitiva: no es lo mismo lo digital que lo presencial. Pentecostés con abrazos, reencuentro, lectura creyente, formación, reflexión, convivium, celebración, oración… es oasis en el desierto de este caminar tan rápido y azaroso, tan perturbador e inquietante. Qué bien hemos estado allí. Habitados por el Espíritu que se ha encarnado en vivencias testimonios, vida, teología, compromisos, actualización, revisión, perspectivas y retos… incluido paseo y viandas de lo más propio de cada una de las tierras, hasta mi maleta huele al queso de las churras de castillas que no se han confundido con las merinas.

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Han sido dos días eclesiales a fondo,  donde se han fundido las claves de lo trinitario y lo sinodal, enraizadas por el espíritu del amor y la fraternidad. Desde la llegada en el abrazo de encuentro ya sonaba la melodía expectante de espera del Espíritu que nos empujaba a venir desde lugares muy distintos y situaciones muy diversas: Canarias, Castilla, País vasco, Extremadura, Aragón, Valencia, Madrid… jóvenes profesionales que se están iniciando en el ser profesional, los más consolidados, y los que ya comienzan a plantearse como adentrarse en terrenos de jubilación para vivir en profundidad esa etapa que sique siendo tan válida para lo fundamental, sabiendo aceptar el paso de lo que ya nos adelantan a derecha e izquierdas en distintos ámbitos, especialmente en los profesionales y de los que queremos ser protectores y animadores para su avance y crecimiento, sintiendo como victorias propias sus pasos creativos.

 Esa fusión de diversidad en edades, lugares, profesiones, estados de vida, familias, compromisos, servicios… se convertía en la antesala de la comprensión de un Dios Trino que resuelve su esencia en el ser para y con, en las relaciones personales que fundamentan el hecho de una creación amada y religada, así como el deseo de un tú creado a su imagen para que tenga como horizonte universal el nosotros de lo divino, la fraternidad encarnada de un Cristo que apunta al horizonte de la vida eterna en el amor de lo definitivo.

El movimiento se entiende y se comprende enraizado en este Jesús de Nazaret, habitado por su Espíritu, y experimentando la ternura de su compasión y su misericordia, recibida de El y que nos empuja a proclamarla en todo lo que somos y tenemos. Es ese sentir el que nos empuja a estar abierto a lo que el Padre quiere de nosotros y le pedimos a nuestra iglesia que nos ayude a seguir en el discernimiento de esa voluntad.

cristina

En este encuentro nos preguntábamos por la profundidad del planteamiento de sinodalidad que está marcando el proceso evangelizador de la Iglesia y lo hemos querido hacer con una mujer, teóloga comprometida con este proceso, Cristina Inogés. Fue un gusto compartir sus reflexiones y ahondar en ellas con profundidad y en modo sinodal desde nuestros pensar y sentir profesional: qué nos llama la atención de lo que está ocurriendo en la vida del mundo y de la iglesia, qué urgencias  y dolores hay presentes, qué señales de buena eclesialidad, qué olvidos y dormiciones se están dando.  En qué nos sentimos interpelados como personas, grupos, familia, movimiento, parroquias, diócesis, qué llamadas evangélicas son directas y nos están llamando a marcar el momento: la luz, samaritano, samaritana… fraternidad, universalidad, cuidados, acompañamiento. Y lo retos que se nos abren como posibilidad y que han de marcar nuestros caminos presentes y futuros: “cuidadanía”, relaciones, encuentros, márgenes, bien interno y valor de lo común, presencia significativa. El marco en el que entramos nos situaba en perspectiva de mirada propia y real de nuestro ser y hacer.

libro

La tarde nos invitaba a recoger lo andado y lo sembrado. Pendientes de una publicación llena de profundidad y vida propia, un libro sencillo del caminar reflexivo y experiencial del último trienio con intención ecológica integral y atravesado por la vivencia de la pandemia, mostramos como ese cuidado de la casa común, esa ecología integral es para los profesionales cristianos un reto y una pasión.

Nos enriquece profundamente poder compartir experiencias del camino y los procesos que estamos viviendo los profesionales y hacerlo desde la vida propia de los militantes, por eso nos pusimos a la escucha de cinco monografías vitales de profesionales en lugares y situaciones sociales y personales de la diversidad del movimiento: los jóvenes ya adultos que intentan adentrarse en las profesiones y que muestran la intemperie y la vulnerabilidad con la que caminan y la necesidad de comunidad que tienen para seguir creyendo y comprometiéndose. Los que buscan vivir el último tercio de su vida y gastarse los últimos cuartos, sabiendo que es lo que queda para un tiempo de acción transformadora y encarnada en la sociedad y en la iglesia. Los que están tocando día a día la debilidad de los ancianos en las residencias y plantean la lectura de lo humano en la situación de la oscuridad pasada, el valor real de lo humano en la consideración de los débiles en la sociedad, que están ocultos y que la pandemia ha puesto al descubierto. La profesional universal que va de Lima a Madrid, pasando por Bélgica, que prepara su desarrollo profesional en Australia y que queda encerrada sin poder salir a su destino, reconstruyéndose internamente y descubriendo su ser y su vivir más allá de su quehacer, y presenta la tensión de profesión y vida, como camino de un verdadero yo. Y también el profesional que nos ayuda a entender que la ecología de lo humano y de lo natural, están tan interconectado que nos están invitando a un nuevo modo de relación y de vivir, que lo de la sinodalidad es condición de posibilidad de la vida, porque para que ganemos todos en vida es necesario que perdamos los que siempre ganamos en el mercado, en la comodidad y en el bienestar, se trata de vivir.

iglesia

Las experiencias suscitan la apertura al deseo que provoca el espíritu en nosotros, recogemos esas llamadas y así nos vamos a celebrar la vigilia eucarística pentecostal, donde la luz se hace en nuestra oscuridad y junto al altar escuchamos la palabra del profeta que nos habla del espíritu de vida que resucita a los huesos secos de la humanidad,  o la invitación del apóstol que nos ayuda a leer en clave de esperanza los gemidos de la tierra y la humanidad, así como el evangelio que nos asegura que el que bebe del Espíritu de Jesús no tendrá sed jamás, porque podrá beber siempre que quiera en él, hasta la vida eterna.

El domingo, tocados por esta luz que viene de procesos, nos abrimos a la organización, a la historia, al servicio y al discernimiento de cómo seguir avanzando para que la luz de nuestra fe sea el cuidado de nuestras comunidades y movimientos, y eso le dé sentido al compartir los bienes y los gastos entre todos, a asumir responsabilidades de servicio en el movimiento y a programar líneas y objetivos para los años venideros. Sabiendo que él estará siempre con nosotros y que no deja de comunicarnos su Espíritu para que no se apague el fuego de este reto del Reino y de su pasión.

El trabajo ya está realizado. La experiencia ha sido pentecostal. Volvemos renovados por ese Espíritu divino, para seguir viviendo en la pobreza, la sencillez y los límites de este pequeño movimiento que sólo tiene como seguridad la fe y los procesos vividos a la intemperie de cada una de nuestras vidas, que ahora gracias a Dios se han abrazado y cuidado en este encuentro.

Continuaremos en la debilidad fecundada por la esperanza. Nuestra ilusión no deja de ser la autenticidad en el encuentro del evangelio y el  deseo de compartir este tesoro con muchos de los  que caminamos juntos en le vida diaria, en el hoy de nuestro mundo.

Un encuentro de vida

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