"Vayamos al fondo e intentemos resolver los problemas de sostenibilidad" La verdad es la verdad: Ante la "anécdota" de Garzón

Arturo Angulo
Arturo Angulo

Me apasiona cuando me encuentro con un profesional cristiano de verdad. A Arturo lo encontré en Taizé, llevaba allí días de silencio y compartió en un grupo de adultos en el que participé con miembros de la delegación diocesana de ecumenismo que coordino.

Allí descubrí su ciudadanía universal comprometida, su conocimiento profundo de la realidad universal, su deseo de justicia y dignidad. En el mayor anonimato y sencillez. Ahora anda haciendo una consultoría para la AECID mapeando las acciones financiadas por la Cooperación Española en temas de medioambiente, salud, gobernabilidad democrática y educación.

Me habla de que tiene ganas de volver para Centroamérica, donde estuvo este verano y tiene temillas pendientes, Conoció unas monjas en Guatemala que son unas auténticas crack, y que quiere que yo conozca cuando vengan por Madrid. 

Por eso cuando me llega su reflexión me callo y escucho, como hago ante muchos profesionales cristianos en asuntos que le son propios y por los que dan su vida. Gracias Arturo, agradezco tu reflexión ciudadana, profesional y de fondo creyente.

Vayamos al fondo e intentemos resolver los problemas de sostenibilidad

¿Para ello hay que cesar a Garzón o necesitamos más como él? Empieza un nuevo año, un momento especialmente significativo para pararse, mirar lo realizado, ser críticos con nosotros mismos y nuestras sociedades e intentar hacer las cosas lo mejor posible en nuestro futuro inmediato. Por mis inquietudes vitales, mi experiencia académica como ingeniero agrónomo y profesional en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), llevo siguiendo desde primera y/o segunda línea algunos de los desafíos más estratégicos a los que una sociedad no sostenible como la nuestra se enfrenta.

Algunos son energéticos, otros económicos, otros ambientales y otros culturales. Muchos de esos desafíos han sido detectados técnica y políticamente y se encuentran señalados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible; una agenda aprobada en 2015 por todos los jefes de Estado del planeta que claramente nos impulsa a modificar nuestros modelos de producción y consumo. Porque nos guste o no reconocerlo no nos estamos comportando de manera sostenible y el futuro de las próximas generaciones está en grave riesgo. Seguir por donde vamos no es una opción real.

Alimentación

A modo de ejemplo enuncio algunos puntos vitales en lo referente al consumo y la alimentación que lastran nuestra sostenibilidad: i) la dependencia de los hidrocarburos en la producción y el transporte de alimentos, ii) la utilización masiva de fertilizantes de síntesis (muy demandantes en energía para su producción), iii) la contaminación generada por la agricultura y ganadería intensiva, iv) el abandono del medio rural, v) la utilización masiva de antibióticos en la ganadería y la generación de resistencias a enfermedades bacterianas en humanos, vi) la degradación de los suelos(que hipoteca producciones futuras), vii) la pérdida de biodiversidad tanto de especies productivas como de especies naturales, viii) el abandono acelerado de la dieta mediterránea en países como el nuestro (en España comemos un 20% de las legumbres que consumíamos en los años 60), ix) el incremento de la obesidad (supera ampliamente el 20%), x) el consumo excesivo de azúcares con los problemas de diabetes derivados, xi) el consumo excesivo de proteína animal, x) la pérdida y desperdicio de alimentos (que alcanza 1/3 de lo producido) … Son problemas mundiales, pero que a España afectan de forma importante y en algunos de ellos se encuentra a la cabeza (por ejemplo, en la utilización de antibióticos en la ganadería o el excesivo consumo de carne, donde triplicamos las necesidades nutricionales indicadas por la Organización Mundial de la Salud).

Aunque consigamos detectarlos no es fácil iniciar los caminos de transformación necesaria por múltiples motivos: i) temor a lo nuevo, ii) miedo a perder derechos/privilegios adquiridos, iii) desconfianza o inquina hacia las personas que promueven esos cambios, iv) pereza para cambiar, v) intereses económicos que quizás pudieran verse afectados… He vivido durante años algunos procesos de inclusión y tratamiento de políticas públicas en España (y en otros países) y su ritmo de inserción ha sido muy lento, pero en líneas generales en la buena dirección porque algunos de los caminos son tan evidentes que es difícil esquivarlos y se termina avanzando pese a las resistencias.

 Estoy escuchando descalificaciones personales muy fuertes sobre el Ministro de Consumo y su proceder: i) que no sabe de los temas, ii) que su ministerio no sirve para nada, iii) que como se aburre hace tonterías, iv) que debe inmediatamente dimitir por “tonto”, “incompetente” y algunas cosas aún más despreciativas que me ahorro reescribir. Tengo que decir que el actual Ministro de Consumo está poniendo sobre la mesa temas de suma importancia para sostenibilidad de nuestras sociedades y que están dentro de la agenda internacional.

Alberto Garzón

¿No es un problema de primera magnitud la obesidad infantil y el consumo excesivo de bebidas azucaradas? ¿No es un problema de primera magnitud la obsolescencia de los productos tecnológicos? ¿No es un problema de primera magnitud la influencia del consumo alimentario en nuestra salud y en nuestro planeta? ¿No es un problema de primera magnitud el desarrollo exponencial de las apuestas deportivas en nuestros jóvenes y adolescentes? Son problemas muy graves, muy profundos, que nos afectan a cada uno de nosotros, a nuestras familias y en muchos de los casos a nuestros descendientes.

Y tengo que decir que el Ministro Garzón en poco más de dos años ha impulsado medidas necesarias en todos esos ámbitos: i) Ha favorecido que la bebidas azucaradas y energéticas dejen de tener un IVA reducido y pasen a tener la fiscalidad de cualquier producto o servicio normal (21%), medida equivalente a otras de países vecinos (por cierto, el Ministro Montoro ya intentó algo parecido y fue frenado por el lobby azucarero), ii) Está impulsando un etiquetado nutricional de los alimentos (en línea con otros países europeos, para evitar la normalización del consumo de la comida chatarra)

iii) Ha realizado una campaña alertándonos de que el consumo excesivo de carne tiene sus consecuencias tanto para nuestra salud como la del planeta y ha promocionado publicaciones para dar alternativas económicamente razonables para aquellos que quieran emprender este camino de una alimentación más saludable y sostenible; iv) Ha impulsado que la garantía de los productos eléctricos pase de los 2 a los 3 años, incentivando la calidad de los mismos y su durabilidad (influyendo en la reducción de residuos y en la menor presión sobre los recursos naturales), v) Ha regulado la publicidad de las apuestas deportivas y de alimentos no saludables a la infancia.

Como ciudadano, técnico y activista político (que nunca he militado en Izquierda Unida, por cierto), tengo que decir con sinceridad que me parecen que todas estas medidas (en cada una de ellas se puede entrar en un debate en profundidad sobre su alcance, profundidad…etc) van en una dirección positiva y afectan a cuestiones muy estratégicas. Para nada son “chorradas” ni entretenimientos del que no tiene otra cosa que hacer. En uno de esos temas, el de la fiscalidad de las bebidas azucaradas, tuve la oportunidad de ser llamado por el Ministro como técnico de la FAO a presentar un informe técnico sobre el estado de la cuestión a nivel global y las posibles alternativas a desarrollar en España. La reunión en su gabinete superó la hora de duración. Escuchó con profunda atención y realizó preguntas especialmente inteligentes y realistas sobre la temática. En coordinación con el Ministerio de Hacienda y apoyado por el Ministerio de Salud la actualización del IVA para este tipo de productos se llevó a cabo.

Arturo Angulo
Arturo Angulo

Otros ministros en este y otros temas también tuvieron la oportunidad de realizar consultas y no lo hicieron. Cuando oigo esas descalificaciones tan gruesas hacia la figura del Ministro Garzón me entra una profunda tristeza e indignación. No, no creo que deba dimitir, creo en cambio que necesitamos más Ministros así, que nos digan algunas cosas que quizás no queremos escuchar pero que apuntan al bien común y más allá de los tiempos de una legislatura. Es una realidad que la evolución de la alimentación en España es muy mejorable, que se han hecho cosas bien y cosas no tan bien en las últimas décadas. Cerrar los ojos con una manta de patriotismo autocomplaciente no es bueno ni para el ciudadano, ni para la patria, ni para el sector cárnico.

¿Vamos a pedir la dimisión de los políticos que legislen (hayan legislado) para que no podamos ir alegremente en coche por el casco antiguo de las ciudades?. Quizás en algún momento lo pensamos pero ahora nos parece absurdo. ¿Vamos a pedir la dimisión de los que impidieron que fumáramos en el trabajo o en lugares públicos? ¿de los que impulsarán la eliminación del uso de los combustibles fósiles en 2050? ¿de los que incentivan la moderación en el consumo de carne basándose en criterios nutricionales y de sostenibilidad? ¿de los que desincentivan la expansión de modelos de producción de carne que son especialmente contaminantes y agresivos con los propios animales?. Si lo hacemos probablemente nos arrepintamos. ¿No estaremos cayendo en el fácil atajo de matar al mensajero? (al que por cierto cambiamos el mensaje a conveniencia para intentar poner en evidencia).

 Es posible que muchas radios hayan perdido ingresos sustantivos con la reducción de la millonaria publicidad de las apuestas deportivas: pero ahora es más respirable escuchar la radio y nuestros hijos se ven menos incitados a conductas no adecuadas. Es posible que algún fondo de inversión pueda tener más dificultad para llevar a cabo una Macrogranja y que el precio de la carne suba, pero seguro que nuestros pueblos, nuestra salud y nuestro planeta lo agradecen y otro tipo de ganadería es revalorizado. Es posible que potentes empresas de refrescos se la tengan guardada a Garzón por visibilizar la no idoneidad del consumo habitual de sus productos principales, pero la tendencia al descenso en el consumo de estos productos es una buena noticia para nuestro sistema sanitario y para la salud y autoestima de nuestros jóvenes.

Garzón

Entiendo que tenemos resistencias a realizar ciertos cambios culturales, entiendo que en lo personal y lo político Garzón pueda caer mal a muchas personas, entiendo que ciertos sectores o colectivos no se sientan cómodos con sus palabras, pero por conciencia yo al menos no puedo callarme y contribuir a la lapidación de lo que para mi es un político ejemplar y necesario, que está manteniendo las formas y la coherencia en un momento tan complicado. Creo que es necesario contribuir a evitar las descalificaciones gratuitas y viscerales a los políticos de otros partidos con objeto de obtener réditos políticos coyunturales. Es vital acabar con crispaciones estériles y paralizantes y una democracia útil y efectiva que no se enfrente a las personas, sino a los desafíos que tenemos delante.

Arturo Angulo Urarte

Una conferencia del mismo amigo:

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