Un mal ejemplo para nuestros jóvenes en torno al futbol

Los dirigentes de la selección española de futbol nos han dado un espectáculo bochornoso. No es éste un asunto baladí, ya que, aunque no nos guste el futbol, se trata de un asunto sobre el que casi todo el mundo entiende y que tiene una interpretación en clave ética.

 Si de cualquier circunstancia, por insignificante que sea, podemos extraer una magnífica lección, cuanto más del fútbol que, siendo un fenómeno de masas, garantiza un impacto fuerte, porque hablamos de eso que a la gente le gusta.

 En la primavera de 2018 Luis Enrique dejó de dirigir a la selección española de futbol, a causa de una grave enfermedad de su hija, sustituyéndole su auxiliar Roberto Moreno.

 En los últimos días Luis Enrique ha decidido volver y lo ha hecho echando a Moreno del puesto y vetándole para estar en su equipo.

 A raíz de ese hecho se han sucedido unas versiones contradictorias que no ayudan a comprender lo ocurrido pero que descalifican a todos los implicados. Incluido el presidente de la federación de futbol, señor Rubiales. Porque la gestión del asunto con mensajes difusos y confusos ha sido nefasta.

Es cierto que cuando Luis Enrique se fue Moreno manifestó que si aquel decidía volver él estaba dispuesto a echarse a un lado. Pero volver cuando el otro estaba triunfando y con descalificaciones causa estupor y rechazo.

 Luis Enrique ha calificado como desleal la conducta de Moreno. ¿Deslealtad de quien? Según una encuesta del periódico el Mundo el 66% señalan a Luis Enrique como desleal y el 34% a Moreno.

 Es difícil extraer conclusiones en torno a lo ocurrido. Pero sí debemos interpretar como se ha gestionado, para explicar a nuestros jóvenes lo ocurrido y extraer de ello reflexiones acerca del comportamiento humano.

 En este sentido debemos decir que lo ocurrido no nos gusta. Que no se ha jugado limpio. Que la capacidad de influencia que tiene el futbol es tan grande que hay que ser muy cuidadosos con la imagen que transmite. Que su impacto e influencia trasciende el ámbito deportivo. Que mmuchos jóvenes consideran a los futbolistas como sus referentes y les rinden culto como si fueran semidioses. Y que la educación de esos jóvenes no se merece el espectáculo que se ha dado.

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