Comenzó el Sínodo

El tema de la Iglesia es el amor. No otro. Sin embargo, la enseñanza de la Iglesia sobre “cómo amar” a lo largo de los siglos, ha sido muy variada. La Iglesia se ha hecho presente en muchas culturas. Ha debido inculturar el Evangelio del amor con enorme creatividad.

¿Dónde está la Iglesia hoy? Está dentro de un mundo tremendamente plural y en cambios profundos y acelerados. Está en deuda, por lo mismo, con mucha gente a la que no ha podido llegar con gestos y palabras de amor, con una enseñanza sobre lo que realmente es amar. Hoy las familias humanas son muy heterogéneas. Además, estas familias están siempre en proceso de realización: se constituyen y se desintegran, florecen y se marchitan. Decir que la familia está en crisis es poco. El fenómeno del amor íntimo y familiar que la Iglesia tiene por delante con todas sus vicisitudes, exige de ella un esfuerzo titánico de respuesta. Si esta respuesta es pobre, mal. Si es desatinada, peor.

Puesto que el amor en el plano de la sexualidad, de la afectividad, de los matrimonios y de las familias es lejos el más importante de los amores, la Iglesia debe ampliar y mejorar su enseñanza de acuerdo a las nuevas situaciones culturales a riesgo de fracasar en la transmisión del Evangelio. La transmisión de la fe en Cristo se ha interrumpido gravemente en muchos países de Europa. Tampoco en América Latina los padres consiguen fácilmente que sus hijos hereden su pertenencia eclesial. Sabemos de tantos casos de matrimonios cristianos extraordinarios que no logran que sus hijos sean católicos como ellos. Entre otras razones, dicen estos que no pueden entender la enseñanza moral sexual de la Iglesia.

El Sínodo sobre la familia de este octubre de 2014 es un primer paso que la Iglesia ha decidido dar para evangelizar en este ámbito de la vida humana. Fue necesario primero mirar la realidad. El Papa Francisco envió preguntas a todo el Pueblo de Dios para saber qué está ocurriendo. Los integrantes del Sínodo cuentan ya con las respuestas. En octubre de 2015 habrá otro Sínodo, continuación de este. Será el segundo paso. Entre ambas reuniones, habrá todo un año para que la Iglesia, en los distintos continentes y países, elabore una respuesta responsable; una que responda con enseñanzas, consejos y sugerencias auténticamente evangélicos.
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