Dirigida por Todd Komarnicki con admiración, e incluso con pasión, por el personaje Bonhoeffer, teólogo y pastor comprometido, en el cine

Dietrich Bonhoeffer fue un teólogo alemán y pastor luterano que nos ha fascinado a muchos cristianos y no cristianos durante décadas por la fuerza de sus escritos y por su compromiso social y político que lo llevó a ser ahorcado por los nazis
Su firme resistencia al régimen dictatorial, asesino y genocida de Hitler lo llevó a participar activamente en una red de resistencia que conspiraba para acabar con el peligroso dictador; lo que le condujo a la cárcel y la muerte
Recientemente, Bonhoeffer fue el protagonista de un filme que está en la cartelera de las salas de cine comerciales, a pesar de ser un tema poco habitual: "Bonhoeffer, el espía"
"Bonhoeffer, el espía" es la versión española reducida del título en inglés: "Bonhoeffer, pastor, spy, assassin". Desde mi punto de vista, al título española le falta la palabra 'pastor', pero al inglés le sobra la de 'asesino', pues no es el caso
No es la primera vez que la vida del teólogo ha sido llevada a la pantalla
Recientemente, Bonhoeffer fue el protagonista de un filme que está en la cartelera de las salas de cine comerciales, a pesar de ser un tema poco habitual: "Bonhoeffer, el espía"
"Bonhoeffer, el espía" es la versión española reducida del título en inglés: "Bonhoeffer, pastor, spy, assassin". Desde mi punto de vista, al título española le falta la palabra 'pastor', pero al inglés le sobra la de 'asesino', pues no es el caso
No es la primera vez que la vida del teólogo ha sido llevada a la pantalla
No es la primera vez que la vida del teólogo ha sido llevada a la pantalla
| Victorino Pérez Prieto
Dietrich Bonhoeffer fue un teólogo alemán y pastor luterano que nos ha fascinado a muchos cristianos y no cristianos durante décadas por la fuerza de sus escritos y por su compromiso social y político que lo llevó a ser ahorcado por los nazis. Su firme resistencia al régimen dictatorial, asesino y genocida de Hitler lo llevó a participar activamente en una red de resistencia que conspiraba para acabar con el peligroso dictador; lo que le condujo a la cárcel y la muerte. Recientemente, Bonhoeffer fue el protagonista de un filme que está en la cartelera de las salas de cine comerciales, a pesar de ser un tema que no es habitual en estas: “Bonhoeffer, el espía”. Anteriormente ya se había hecho otro film sobre su figura: “Bonhoeffer: Agente de Gracia” (2000) y varios documentales como “Un santo que conspiró: Recordando a Dietrich Bonhoeffer” (1989) o “Bonhoeffer” (2003).
“Bonhoeffer, el espía” es la versión española reducida del título en inglés: “Bonhoeffer,pastor, spy, assassin”. Desde mi punto de vista, al título española le falta la palabra “pastor”, pero al inglés le sobra la de “asesino”, pues en absoluto es el caso de Bonhoeffer. Aunque, a pesar de su profundo compromiso con el pacifismo y la enseñanza cristiana del amor y el perdón, se vio obligado a tomar decisiones drásticas que desafiarían sus principios más fundamentales a medida que Adolf Hitler consolidaba su poder y perpetraba sus atrocidades, Bonhoeffer fue siempre una persona de una profunda religiosidad y espiritualidad como manifiestan sus escritos.
Sobre todo los escritos que hizo en la prisión, especialmente Resistencia y sumisión. Cartas desde el cautiverio (1977), publicado décadas después y pronto en español, que leímos con fruición teólogos y estudiantes de teología en los años 70-80 del siglo pasado, pero también en años posteriores hasta hoy. En el librodesarrolla una visión crítica de las instituciones eclesiásticas cristianas, indicando lo que éstas han de ser en el mundo actual. Extracto algunos textos de las primeras páginas de la edición española de Sígueme escritos en 1942:

“La gran mascarada del mal ha trastornado todos los conceptos éticos… Es la abismática maldad del mal…
¿Quien se mantiene firme? Sólo aquel para quien la norma suprema no es su razón, sus principio, su convivencia, su libertad o su virtud, sino que es capaz de sacrificarlo todo cuando se siente llamado en la fe y en la sola unión con Dios a la acción obediente y responsable…
Para el bien la necedad (la estupidez) constituye un enemigo más peligroso que la maldad. Existe la posibilidad de protestar contra el mal, de ponerlo de manifiesto y, en caso necesario, de evitarlo por la fuerza… El necio (el estúpido), a diferencia del malo, se siente enteramente satisfecho de si mismo y puede hacerse peligroso cuando pasa al ataque…
La auténtica compasión no nace del miedo sino del amor liberador y redentor de Cristo hacia todos los que sufren. La esperanza inactiva y la contemplación apática no son actitudes cristianas”.
En esta obra aparece la crítica del “Dios tapa-agujeros”, que nos dio a conocer a Bonhoeffer por los año 70: “No debemos utilizar a Dios como tapa-agujeros de nuestro conocimiento imperfecto. Porque entonces, si los límites del conocimiento van retrocediendo cada vez más-lo cual es objetivamente inevitable- Dios es desplazado continuamente junto a ellos… Hemos de hallar a Dios en las cosas que conocemos… Dios quiere ser reconocido en la vida y no sólo en la muerte, en la salud y la fuerza y no solo en el sufrimiento”.
Bonhoeffer escribe también en otro de su mejores libros, El precio de la gracia (1937, en español 1968):
“La gracia barata es la gracia sin seguimiento de Cristo, la gracia sin cruz, la gracia sin Jesucristo vivo y encarnado. La gracia cara es el tesoro oculto en el campo por el que el hombre vende todo lo que tiene; es la perla preciosa por la que el mercader entrega todos sus bienes; es el reino de Cristo por el que el hombre se arranca el ojo que le escandaliza; es la llamada de Jesucristo que hace que el discípulo abandone sus redes y le siga. La gracia cara es el Evangelio que siempre hemos de buscar, son los dones que hemos de pedir, es la puerta a la que se llama. Es cara porque llama al seguimiento, es gracia porque llama al seguimiento de Jesucristo; es cara porque le cuesta al hombre la vida”.

Dietrich Bonhoeffer (1906-1945)
Dietrich Bonhoeffernació enBreslau (antes Alemania y hoy Polonia) en 1906, en el seno de una familia de la burguesía prusiana que integraba la élite cultural berlinesa en la capital en la que viviría desde 1912. Su padre era profesor de psiquiatría y director de la clínica psiquiátrica de la Universidad de Berlín; y su madre era pianista. Fue alumno del gran teólogo liberal Von Harnack en la prestigiosa universidad de Tubinga y luego en la de Berlín, en la que se doctoró muy joven con una tesis que sería muy alabada por el gran teólogo Karl Barth. Poco después va a Barcelona como vicario de la Iglesia Luterana de Barcelona y en 1930 vuelve a Alemania para presentar su tesis de habilitación para la docencia universitaria; pero hace aun una estancia de una año en New York, tomando cursos de especialización en el Union Theological Seminary, siendo ordenado pastor en 1931.
Profesor en la Universidad de Berlín, enseñó teología, fue consiliario de estudiantes y publicó varios libros. Opuesto firmemente al nazismo y a la claudicación de la Iglesia Luterana Alemana (Evangelische Reichskirche) frente a Hitler, participó con Karl Barth, Martin Niemöller y otros en la fundación de la Iglesia Confesante (Bekennende Kirche). Hitler decidió arramblar con las iglesias, destruir las imágenes, no dejar una sola huella de Dios en ellas, cambiando la Biblia por judía, en un libro que exaltase la pureza aria: Mi lucha (Mein Kampf). La Iglesia Confesante era alternativa a la oficial; se oponía a las políticas antisemitas de Hitler y la claudicación de la Iglesia ante el régimen. Aunque la Iglesia Confesante no era grande, representaba un foco considerable de oposición cristiana al régimen nazi en Alemania. En abril de 1933, en una conferencia ante los pastores berlineses, Bonhoeffer insistió en que la resistencia política se hacía imprescindible. Entre finales de ese año y 1935 sirvió como pastor de dos iglesias germanófonas protestantes en Londres. Volvió a Alemania para encabezar un seminario ilegal para pastores de la Iglesia Confesante, en Finkenwalde (hoy Polonia). La Gestapo clausuró el seminario en 1937 y le prohibió predicar, enseñar y finalmente hablar en público. Ya en 19936 había sido desposeído de su cátedra universitaria.
En 1939 se unió a un grupo clandestino de la resistencia, que incluía militares de alto rango que, encabezados por el almirante Wilhelm Canaris, querían derrocar el régimen nacionalsocialista. Lo arrestaron en abril de 1943, después de que condujera hacia él el dinero del Proyecto 7, usado para ayudar a escapar a judíos a Suiza. Acusado de conspiración, fue encerrado en la cárcel de Tegel (Berlín), durante un año y medio. Tras el infructuoso atentado de julio de 1944, Bonhoeffer fue acusado de complicidad por sus conexiones con los conspiradores, algunos de los cuales eran familiares suyos, como su tío, el comandante de la ciudad de Berlín, Paul von Hase, ejecutado el 8 de agosto de 1944. Meses después fue trasladado al campo de concentración de Buchenwald y de aquí al Campo de concentración de Flossenbürg, donde seria ajusticiado en la horca en Abril de 1945, ya en los últimos días de la II Guerra Mundial. Aunque no aparece así en el film, parece que debió desnudarse para subir al cadalso. Sus últimas palabras fueron “Este es el fin; pero para mí es el principio de la vida”. El doctor del campo —testigo de la ejecución— anotó “Se arrodilló a orar antes de subir los escalones del cadalso, valiente y sereno. En los cincuenta años que he trabajado como doctor nunca vi morir un hombre tan entregado a la voluntad de Dios”. Su cadáver fue incinerado. Una frase muy citada de uno de sus libros más leídos (El precio de la gracia), prefiguraba su muerte: “Cuando Cristo llama a un hombre, le ofrece a venir y morir”.
En 1945 se descubrió escondido bajo las tejas de un tejado un manuscrito que había redactado Bonhoeffer a petición de unos amigos de la resistencia; René Marlé recoge algunos párrafos en su libro Dietrich Bonhoeffer. Testigo de Jesucristo entre sus hermanos (1968):
“Quizás en otras épocas lo propio del cristianismo fue dar testimonio de la igualdad de los hombre; hoy será precisamente el cristianismo quien deberá intervenir apasionadamente a favor del respeto a los otros y la caridad humana… El peligro de dejarnos arrastrar al desprecio del hombre es muy grande... Pero la única actitud fecunda con respecto a los hombre –con respecto a los débiles- es el amor”.

Con toda razón, Dietrich Bonhoefferes considerado mártir por su fe. Tiene una imagen en la galería de “Mártires del siglo XX” de la abadía de Westminster, junto a Martin Luther King y Óscar Romero. Tiene un templo luterano bajo su advocación en Hamburgo. Está también en el calendario de mártires de la Iglesia Episcopal de EEUU. E incluso la Iglesia católica consideró hacerlo oficialmente santo y ponerlo en su santoral. Pablo VI se refirió a Bonhoeffer como un hondamente cristiano y cuya definición “Jesús, hombre para los demás” es válida para nuestro tiempo; y el papa Francisco también citó a Bonhoeffer en sus escritos.
"Bonhoeffer, el espía"
Gran parte de esto aparece reflejado en el film “Bonhoeffer, el espía”, donde su figura es defendida por su director Todd Komarnicki (evangélico estadounidense que había dirigido “Resistencia” y había hecho el guión de títulos como “Sully” de Clint Eastwood) con admiración e incluso con pasión por su valentía, por su coherencia, y por su compromiso cristiano.
La mayoría de las críticas defienden el valor cinematográfico de la película, aun no siendo genial ni especialmente creativa, con palabras como esta: “Notable y valiosa película cargada de pensamientos filosóficos, reflexiones morales, y discursos históricos, que muestra con una hábil amabilidad poética la comprometida actitud de una pequeña legión de valientes”; otro comentarista tituló “Si las palabras no bastan pasemos a la acción”. Otro titula “Desenmascarando estúpidos”, por unas conocidas palabras de Bonhoeffer sobre “la teoría de la estupidez humana”; pues decía que su país, lleno de poetas, intelectuales y pensadores, había caído en manos de estúpidos. La estupidez no es la falta de inteligencia, sino una condición moral y social; para Bonhoeffer es como un virus sobre todo en contextos de poder y dominación.
A mí me ha parecido que está realizada con una calidad clásica, buen ritmo, buena fotografía, buena ambientación y medios más que suficientes, algo imprescindible para una película histórica. Constantes flashback llevan a su vida pasada (su infancia feliz, su adolescencia, sus estudios y trabajo pastoral…), antes de sus años finales. Es expresivo el hecho de que la película está distribuida por Angel, la distribuidora de “The Chosen” (“Los discípulos”, sobre Jesús de Nazaret y los apóstoles). Creo que merece la pena verla; sobre todo para los amantes de la figura de Bonhoeffer.
Pero me ha parecido que, aunque es de producción irlandesa-belga, resulta demasiado norteamericana y aún inglesa; una historia estilo Hollywood, cuando el verdadero Bonhoeffer no era un espía héroe de acción, sino un teólogo de fe y un pastor.
Por ello le dedica un espacio excesivo a EEUU y a Inglaterra; incluso llega a tener una secuencia disparatada donde aparece tocando el piano con Louis Armstrong...

En cambio aparece menos la realidad europea, aunque la mayor parte se desarrolle en Alemania. Entre los vacíos importantes a este respecto está que no aparece Karl Barth (teólogo suizo que rechazó la teología liberal, típica del protestantismo del siglo XIX, con su teología dialéctica), la figura fundamental de la Iglesia Confesante de Bonhoeffer. Incluso, la fundación de la Iglesia Confesante parece ser no en Berlín por parte de luteranos alemanes, sino en Londres por parte de anglicanos británicos…
Afortunadamente, sí aparece otro de sus fundadores, el pastor luterano Martin Niemöller, autor de unas famosas palabras mucho tiempo atribuidas a Bertold Brech (con pequeñas variantes de que "vinieron por los comunistas… por los obreros… los estudiantes… los curas..."), y que pasó años en campos de concentración por este discurso que escuchamos en la película: “Primero vinieron a por los socialistas, y guardé silencio porque no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y no hablé porque no era sindicalista. Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque no era judío. Luego vinieron por mí, y para entonces ya no quedaba nadie que hablara en mi nombre”.
La críticas negativas han llegado de algunos protestantes. Como la titulada “La falsificación de la historia de Bonhoeffer”, que dice que la película “traspasa todos los límites de falsificación de la historia”; al presentarlo como un atrevido conspirador que se infiltra en la “inteligencia” nazi y lleva a fugitivos judíos por la frontera a Suiza, pues su oposición al nazismo fue moral y espiritual; o que no aparezca en el film como ahorcado en el campo de concentración de Flossenbürg, sino en una granja bávara “después de dar un sermón y celebrar la Santa Cena, ¡nvitando a la Mesa del Señor hasta a un oficial de las SS!” y ajusticiado de manera más digna que lo que fue en realidad; o recitando en el cadalso la Bienaventuranza sobre “los puros de corazón” que “verán a Dios” , cuando él no se sentía “puro de corazón” sino culpable de un intento de asesinato y necesitado del perdón de Dios.
Con todo, he disfrutado viéndola y creo que merece la pena ver la película.

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