El capitalismo con vocación social tiene futuro Empresa ética y economía

Ética empresarial
Ética empresarial

Conjugar beneficios y acción social es factible

La ética empresarial es el elemento clave para que el capitalismo pueda seguir teniendo sentido, y pueda ser el marco económico de un mundo que precisa cambios estructurales y, por ende, políticos y sociales

La cuestión es cómo lograr unir beneficios con el buen gobierno, y a su vez fomentar un marco ético que genere una economía que busque la armonía y el bien común

En Europa, los empresarios que creen en la necesidad de generar riqueza social están en desventaja, frente a otros que únicamente tienen como objetivo principal maximizar la rentabilidad económica

Ser empresario es una gran responsabilidad y ser, además, un empresario con vocación ética supone un doble compromiso, por cuanto responde a un modelo que está, todavía, en construcción

 

Conjugar beneficios y acción social desde la empresa no debería de ser imposible; creo firmemente en que esto es factible. La tendencia, no tengo la más mínima duda, del capitalismo debería de ser ésta; lo contrario solamente traerá tensión social y división.

En el libro de Paul Collier, 'El futuro del capitalismo', se recoge que "Colin Mayer, profesor de finanzas de la Universidad de Oxford y antiguo decano de su escuela de negocios, hace una propuesta que consiste en que el objetivo de las empresas tiene que pasar por cumplir las obligaciones con sus clientes y con sus trabajadores. La rentabilidad no es el fin sino una limitación que debe satisfacerse para lograr objetivos de forma sostenible; y se pregunta ¿por qué se han equivocado tanto las empresas y cómo pueden corregir esto las políticas públicas?"

Es necesario promocionar empresas que, sin miedo, apuesten por la generación de riqueza social; para ello tienen que ser organizaciones con ética.

Este sábado tuve la oportunidad de dialogar con un emprendedor en la ciudad de Granada, empresario que en la actualidad posibilita cerca de mil quinientos puestos de trabajo. Tiene una gran vocación social y lo que pretende es generar riqueza social. Para él y su familia, es una empresa familiar, el proyecto empresarial que llevan desarrollando desde hace cuarenta años tiene como objetivo fomentar, entre otros temas, la dignificación de las personas. Tuve la oportunidad de dialogar con su Gerente y emprendedor empresarial, así como con su mujer; me percaté, por su relato, que construir un proyecto empresarial que busque interrelacionar la dimensión social con la generación de beneficios no es fácil; pero puede comprobar que es la línea que marca la filosofía de esta empresa dedicada a ofrecer servicios relacionados, principalmente, con la limpieza y la restauración.

Cada día es más necesario desarrollar empresas con vocación social, en donde puedan tener cabida personas con una alto nivel de vulnerabilidad social. Lograr que las empresas tengan esta dimensión, no se logra únicamente legislando, es necesario contar con emprendedores convencidos que tienen una misión social que cumplir.

El capitalismo con vocación social tiene futuro, en palabras de Collier se puede decir que "no hay nada intrínsecamente sucio en el capitalismo. Los beneficios constituyen una constricción que obligan a que existe disciplina en una empresa".

Es necesario ayudar a los emprendedores a que no fracasen. Un emprendedor, con perspectiva ética, debe de ser el prototipo de empresario que nuestra sociedad necesita. Además, hay que tener en cuenta que la presencia de una empresa en un territorio fomenta relaciones económicas y sociales que aportan oportunidades a quienes habitan en este espacio. Por esta razón el empresario debe de tener una gran vocación social, dado que se establece un vínculo social que beneficia al conjunto de la población. Si todo este dinamismo social se hace presente en un entorno determinado, el mismo tendrá mayor incidencia, si quien lo motiva y posibilita tiene la voluntad de generar riqueza social. Cuando esto se produce debe de existir un compromiso, se podría hablar del nuevo contrato social, entre el emprendedor, los trabajadores y las instituciones políticas y sociales. Se trata de no dejar caer al proyecto empresarial que, desde la ética, fomenta la riqueza social; dado que si no prospera es negativo para todos. El libro, 'El futuro del capitalismo', señala "que si una empresa fracasa mucha gente sufre; la asunción de riesgos se extiende más allá de aquellos que han puesto el capital. Probablemente, las personas que pierdan más sean los trabajadores".

La ética empresarial comporta que todas las empresas jueguen en la misma liga, porque si esto no se da será muy difícil que se potencie un cambio económico. Nos debería entristecer cuando las decisiones que se valoran, casi de manea exclusiva, para adjudicar un contrato sean las relacionadas con el precio, y no se tengan en cuenta otra serie de variables que aportan un valor añadido al proyecto empresarial. Si se revisan en profundidad las directivas comunitarias y las leyes de los diversos Estados en materia de contratación, auspiciadas por la Unión Europea y por los países que la configuran, nos percatamos que, todavía, queda mucho camino por recorrer. Se han producido avances; pero, todavía, falta un largo trecho en el que andar. Los empresarios que creen en la necesidad de generar riqueza social están en desventaja, frente a otros que únicamente tienen como objetivo principal maximizar la rentabilidad económica.

El emprendimiento empresarial, en un marco social en donde aparezca un capitalismo con vocación social, tiene que intentar plantear nuevos parámetros legislativos que queden reflejados en las leyes de contratación pública. Se necesita que las empresas tengan metas decentes.

La empresa que visité en Granada quiere formar parte de ese nuevo grupo de empresas que buscan tener una nueva identidad social en una sociedad capitalista. Hay que animar, desde las Administraciones y desde la propia sociedad, a que se consoliden proyectos que tengan como común denominador la generación de riqueza social. Ser empresario es una gran responsabilidad y ser, además, un empresario con vocación ética supone un doble compromiso, por cuanto responde a un modelo que está, todavía, en construcción. Paul Collier nos dice que "estas nuevas identidades, normas y relatos pueden hacer que nuestra sociedad sea mejor y nuestra vida más satisfactoria, pero primero deben de crearse. Ninguna empresa por sí sola puede hacerlo; por esta razón la cultura corporativa que prevalece en una empresa refleja en gran medida las que se prevalecen en las demás. Algunas sociedades logran establecer culturas de un buen comportamiento empresarial".

La ética empresarial no es un elemento decorativo para las empresas, no puede serlo; es, ante todo, un eje que vertebra la acción social que debe de regir el gobierno de las empresas; pero, además, es el elemento clave para que el capitalismo pueda seguir teniendo sentido, y pueda ser el marco económico de un mundo que precisa cambios estructurales y, por ende, políticos y sociales.

La próxima semana reflexionaré sobre la necesidad de poner fin a los extremos, analizando el rol que juegan los diferentes actores sociales, tales como los políticos y los empresarios.

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