David López Royo ¿Estamos atenazados?

David López Royo
David López Royo

"Cae la noche y una muralla se levanta sin que las personas que vivimos en un mundo democrático nos percatemos que la obscuridad será la excusa perfecta para que el muro rompa toda posibilidad de desarrollo democrático"

"Cuando la noche se hace presente, Descubrimos que nos han puesto barricadas que serán muy difíciles de quitar a través de la sensatez"

"La obscuridad nos ha cogido desprevenidos y Ucrania podría terminar siendo un espacio ocupado por la poderosa Rusia"

"Polonia, Rumanía, Filandia, Suecia, Letonia, Estonia. Están ahí, pegados a Rusia y esto me recuerda al acuerdo de Yalta al finalizar a la segunda guerra mundial. Acuerdo que levantó muros sin puertas democráticas"

"Seamos conscientes que Ucrania está sola porque cualquier otro escenario supondría el inicio de una guerra sin precedentes"

Cae la noche y una muralla se levanta sin que las personas que vivimos en un mundo democrático nos percatemos que la obscuridad será la excusa perfecta para que el muro rompa toda posibilidad de desarrollo democrático.

Durante el día hemos disfrutado de la luz brillante del sol y nos hemos dedicado a fantasear sobre lo que será imposible que suceda en nuestras democracias. Los rayos del sol nos hacían sentirnos seguros y, hasta un poco autosuficientes. Nosotros tenemos el muro de la OTAN y de la Unión Europea y, además, somos intocables. Hacemos nuestras propias reflexiones y nos quedamos satisfechos y hasta llenos de una felicidad que en algunas ocasiones se torna en una bajada de ánimo; pero no tiene mayor importancia.

Cuando la noche se hace presente, nos damos cuenta que no dedicamos ni un minuto a construir una puerta inmensa y abierta de la democracia que nos permitiera pasar con tranquilidad del día a la noche. Descubrimos que nos han puesto barricadas que serán muy difíciles de quitar a través de la sensatez porque para que ésta fluya es preciso que todos los agentes crean en el diálogo y en los principios que rigen una democracia asentada y serena.

Nuestra Constitución lo acuña perfectamente en el artículo 10 “1. La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son el fundamento del orden político y de la paz social. 2. Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España”.

Pero la obscuridad nos ha cogido desprevenidos y Ucrania podría terminar siendo un espacio ocupado por la poderosa Rusia.

¿Qué hemos hecho nosotros, los europeos, los últimos cinco años?

La respuesta es fácil, la brillantez del sol nos ha hecho creer que sus rayos estarían eternamente; sin embargo, llegada la noche nos hemos quedado sorprendidos y una vez más nos percatamos que hemos fracasado.

La táctica de levantar muros implica que hay pedazos del continente europeo que están cediendo a una organización política que quiere controlar el mundo bajo una perspectiva particular en la manera de gobernar y claro nuestro artículo 10 de la Constitución como los homólogos de las Constituciones de los Países que forman parte de la Unión Europea y de la Alianza Atlántica no tienen ningún valor y mucho menos cosechan el respeto de quienes rigen el mundo con espíritu absoluto.

Además, tenemos un problema añadido los que pretendemos disfrutar permanentemente de la brillantez que el sol puede dar a nuestras democracias, estamos divididos y este es el peor de los escenarios posibles para que las tinieblas que origina la noche vayan propagándose poco a poco y cuando nos queramos dar cuenta los rayos del sol habrán cambiado de color, ya no brillarán para todos, sino que brillaran para unos pocos.

Las democracias estamos empeñadas en creernos que no corremos ningún peligro, nuestro sistema político está bien engrasado y tiene consistencia; sabemos que algo está ocurriendo y preferimos dejar pasar el tiempo. Un día llegará que no habrá puerta por donde salir porque habrán rodeado nuestros principios y nuestros valores.

Polonia, Rumanía, Filandia, Suecia, Letonia, Estonia. Están ahí, pegados a Rusia y esto me recuerda al acuerdo de Yalta al finalizar a la segunda guerra mundial. Acuerdo que levantó muros sin puertas democráticas y los rayos del sol fueron nublados por años duros y complicados para muchos habitantes azotados por el viento de un acuerdo que fomentó durante años lo conocido como telón de acero y guerra fría.

La oscuridad que ha tomado posesión de los rayos del sol ha hecho posible que en estos momentos Ucrania esté a punto de perder su dignidad y su capacidad de vida autónoma y libre.

Hay quien busca en este mundo una hegemonía particular basada no en principios democráticos sino en una visión particular y propia de su mundo y quien busca esto, por otro lado, potencia la ruptura de los países democráticos a costa de hacer valer los nacionalismos, siempre se ha dicho “divide y vencerás”. La división rompe democracias y enaltece a quienes buscan una falsa independencia cayendo en un atardecer en el que la noche aparecerá con fuerza y cuando quieran disfrutar de la brillantez del sol estarán atrapados a través de un muro que no dispondrá de la puerta de la democracia.

¿Estamos atenazados? Vds. amigos lectores tienen la respuesta.

Seamos conscientes que Ucrania está sola porque cualquier otro escenario supondría el inicio de una guerra sin precedentes; pero por otro lado Rumanía, Polonia, Estonia, Lituania, Finlandia y Suecia muy pronto pueden comenzar a sentir que telón que forma la oscuridad termine atenazando a países que hoy viven felices creyendo que la brillantez del sol nunca los abandonará.

La guerra está ahí no está en oriente medio, está en Europa.

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