Entrevista a Monseñor Carlos Gustavo Castillo, arzobispo de Lima (Parte III) Carlos Castillo: "En el Perú la revolución será religiosa o no será"

Carlos Castillo, arzobispo de Lima
Carlos Castillo, arzobispo de Lima

"Estamos en un problema grave, histórico. Pero además es un problema que abre dimensiones extraordinarias sobre cómo podemos inventar una nueva manera de vivir por inspiración. No podemos construirla con nuestras ideas prefabricadas"

"Si podemos ayudar a reinspirar al pueblo, a usar la reflexión, a aprender a apreciarnos, yo creo que en ese caso mis ojos pueden irse en paz porque ya habrán visto la salvación"

"En el Perú... se va a generar un despertar de conversión que nos puede sorprender. Es que es demasiado tiempo cargando con problemas irresueltos. Nuestra corrupción viene desde el siglo XVII, y ya no da mas este estéril modo de vivir"

"A él ha correspondido un cierto estilo religioso encubridor, indiferente y vacío, que ha durado por costumbre, porque se originó para tapar, pero que hoy confrontado con el evangelio que declara y exalta desde la Cruz, no da mas y abre paso a la autenticidad"

"Si podemos ayudar a reinspirar al pueblo, a usar la reflexión, a aprender a apreciarnos, yo creo que en ese caso mis ojos pueden irse en paz porque ya habrán visto la salvación". En esta tercera parte de nuestra entrevista, el flamante arzobispo de Lima, Caslos Castillo Matassoglio (Lima, 1950), delinea su visión para la Iglesia local, que pasa por pasar página al estilo religioso "encubridor, indiferente y vacío" que ha prevalecido en el país y da espacio a la autenticidad del evangelio.

Luego también porque no es justo, no se puede digamos evaluar todas las etapas de la vida de una persona sólo desde el momento presente y con la sensibilidad presente.

Claro.

Eso es una trampa.

Tampoco yo quisiera ponerles un cliché a las personas que aparecen como combatiendo, a veces encarnizadamente, pero sí quiero decir que me parece (sin meterles cliché) que están en el camino de la esterilidad. Y creo que Francisco sigue mas bien el camino de la fecundidad, eso está clarísimo.

Yo también lo creo.

Y por eso entonces la irreversibilidad no depende tanto del mayor poder que tenga la constitución de una alternativa fecunda, sino depende de la fecundidad misma de los que avanzamos. Y a mí eso sí me parece excelente. El Papa tiene confianza impresionante en que continuando la predicación, en anuncio del evangelio,  y los intentos sencillos de dar testimonio del él, eso...

Eso va a dar fruto, va a generar.

Y ahí mi última palabra. Lo dije también la misa del otro día en el Colegio de Jesús. Un amigo, Luis Alberto Gómez Sousa, un gran laico brasileño, uno de los que fundó la teología de liberación, dice, retomando a Ferdinand Braudel, que hay épocas de crisis de 20 años, crisis de 40, de crisis de 100, que son las revoluciones. Realmente, se pueden conocer como golpes de Estado, cambios de elecciones, o golpes de timón en palacio... Revoluciones…y después hay las grandes crisis. Y yo aludí, en la prédica que hice cuando estuviste tú, a las crisis de 400 años, o la de 600 que fue la de Jesús, que es una de esas.

Cuando matan a Zorobabel que es el último rey de Israel (después del exilio, durante el inicio del periodo persa), se colocan en su lugar a los sacerdotes, al parecer mediante un golpe de estado. Expulsan a la corona y a los profetas de la base de la sociedad. Y este grupo, familias de profetas  y reyes, acompañan al pueblo durante seis siglos, confiados a la base de la sociedad. Son reyes y profetas en medio del pueblo, que disciernen con el lo que acontece en todo el proceso humano social y religioso que dirigido desde la cupular de la sociedad era de dominio sacerdotal hasta la época de Jesús. Seis siglos. Y lo que hicieron fue una meditación profunda del sentido de la entrega de la vida que había hecho Zorobabel, como rey servidor de la conversión del reinado a los pobres.

Zorobabel muere asesinado. Las hipótesis más probables, con documentos que se han buscado en la Biblia y en los libros extrabíblicos, es que lo mataron entre el santo de los santos y el altar, junto a Zacarías (cosa que refiere Jesús en Mt 23, 35). Y los mató Josué, que es el sacerdote que sube al poder. Este grupo de profetas y reyes defenestrados, que es denominado de los justos de Israel, y que ahora técnicamente se conoce como “henoquita”, medita cada situación en donde los sacerdotes usaban de Dios para legitimar su poder. Y ellos hacen libros criticando a los sacerdotes, por eso todos los libros están escritos en lenguaje apocalíptico para no ser identificados. Pero hay claras referencias. El punto esencial es la teología: “sólo Dios salva”, “no nos salvamos por méritos sino por gracia”, “Tu eres un Dios es un Dios escondido” que se revela desde los escondido”, “es el hijo del hombre” que se manifestara con un juicio en favor delos pobres”. Ese es el denominador común de este grupo.

En ese grupo nace Jesús que, además, recibe una especie contribución sacerdotal porque los sacerdotes tienen una ruptura, después de los Macabeos, en el período asmoneo, donde los asmoneos se quedan con una sola familia sacerdotal, los saduceos, que expulsan al resto de familias sacerdotales y estas pasan también a la base de la sociedad.. Ahí se encuentran con los enoquitas, y de ahí viene la famosa palabra “Melquisedec”;  “Melq”= rey, y Sedec = sacerdote. Ya en esa época están unidos como orientaciones confluyentes.

Jesús nace en ese ambiente, como Juan Bautista también, pero Bautista es sacerdote y Jesús viene de reyes. Yo digo: si esos duraron seis siglos, quiere decir que la historia hay que cambiarla, pero se ha de tener amplísima paciencia. Y se acumulan en el presente hechos que se han ocultado siglos antes. Entonces se trata de un cambio de época. Y cuanto más extenso es un cambio epocal, el tipo de cambio también es más espiritual. Por eso Jesús está resolviendo un problema de su época. Por eso los estudios históricos de Jesús son muy interesantes. Pero si se limitan al presente de Jesús, se olvidan todo el drama que hay antes, y que es el que hay que resolver o al menos afrontar, aunque parezca algo sin importancia. Es lo inmediato cargado de historia.

Monseñor Castillo bendice a fieles
Monseñor Castillo bendice a fieles

Y de lo que viene detrás.

No se detecta bien que Jesús no es un aerolito; viene de una tradición larguísima. Viene a resolver un problema histórico de siglos. Y en el Perú, por lo menos, está también pasando algo así.

Es un cambio epocal.

Sí, y los cambios epocales se resuelven con grandes intuiciones espirituales. Y lo mejor es que cuando se formula con profundidad y cierta sencillez, va haciéndose un sentir común y... ¡todo el mundo siente lo mismo!

Sube como la espuma.

Claro. No hemos visto eso porque es difícil verlo, pero es lo que vamos a ver pronto.

Lo vamos a ver.

Sí, porque ya hay signos, cada vez que se produce algo. Por ejemplo, ahora en el Perú: “Corrupción”..., y en un santiamén…

Sale todo el mundo a la calle.

“Ni una menos” y toda la gente ahí.

No hay duda; está clarísimo.

Y lo mismo pasa con el fútbol. Con las procesiones, también. Yo creo que así empiezan otras cosas, la gente va a responder. Ese sentir común, si es canalizado por la comunidad eclesial con paciencia, con cultivo y recogiendo lo mejor de los años vividos en situaciones adversas, yo creo que lograríamos empalmar con la capacidad de la humanidad de poder rehacerse de problemas grandes. Estamos al borde de eso. Lo que pasa es que no sabemos por dónde detona. Pero yo estoy seguro. Y en el Perú creo que es uno de los lugares donde se va a generar un despertar de conversión que nos puede sorprender. Es que es demasiado tiempo cargando con problemas irresueltos. Nuestra corrupción viene desde el siglo XVII, y ya no da mas este estéril modo de vivir. Y a el ha correspondido un cierto estilo religioso encubridor, indiferente y vacío, que ha durado por costumbre, porque se origino para tapar, pero que hoy confrontado con el evangelio que  declara y exalta desde la Cruz, no da mas y abre paso a la autenticidad.

Sí se va producir.

Sí, porque el Perú es enormemente religioso. Hace años, con un amigo en una plenaria que tuvimos con Gustavo, decíamos que en el Perú la revolución será religiosa o no será. Lo decíamos porque en el Perú la religión es el pan de cada día. La estructuración del país, que es todo quebrado, geográficamente, lleno de altísimas montañas y de bajísimos valles, es solamente la idea del referente para poder subsistir.

Los cerros.

Los cerros, el cielo. Es un país telúrico. Es la masa de la tierra quebrada, herida. Antes se decía que no había un Perú, sino muchos Perús. Porque está diseminado. Para ponerse de acuerdo en el Perú es muy difícil, pero se puede si es que logramos apreciarnos e intercambiar. Y ese tejido es el que el mundo tiene ahora. La gente se desprecia: “tú eres venezolano, y entonces fuera”... no puede ser. Si ellos nos han recibido con tanto cariño en su país, nosotros no podemos dejar de recibirlos en el nuestro. Simplemente por agradecimiento.

Yo siento que mi ministerio es ubicado en esta época que me parece tiene las características de una época axial y requiere que en poco tiempo hagamos cosas mínimas, pero que funden la capacidad de esperar esa época. Si llega antes el detonador, genial. Si llega después, no importa. Lo que importa es que las bases estén claras. Estamos en un problema grave, histórico. Pero además es un problema que abre dimensiones extraordinarias sobre cómo podemos inventar una nueva manera de vivir por inspiración. No podemos construirla con nuestras ideas prefabricadas.

Una inspiración que, si podemos ayudar a reinspirar al pueblo, a usar la reflexión, a aprender a apreciarnos, yo creo que en ese caso mis ojos pueden irse en paz porque ya habrán visto la salvación.

Si logramos un poquito, estos años, para avivar eso, estaría feliz de haber cumplido mi misión, porque sé que después de eso continuará la gente haciendo más o menos cosas. Y en eso sí, lo manifiesto con toda claridad, los 20 años que han pasado han sido un enorme retiro, en positivo. El que quiera hablar de cosas negativas, que hable, pero para mí han sido 20 años de retiro donde hemos echado raíces y donde hemos profundizado, como lo hicieron los henoquitas.

Mira, el grupo de diocesanos y todas las diócesis de alrededor de Lima seremos como unos 30, pero son guerreros y recios. O sea, que los curas que eran “mocositos” (chiquillos) hace 20 años, hoy son recios sacerdotes que tienen mucho que decirle a la gente. Yo soy solamente uno más, que sigue perteneciendo a ese grupo, además, soy el último en llegar tener parroquia. Porque mientras yo hacía pastoral universitaria y juventud, ellos ya eran párrocos. Y cuando el cardenal me hizo párroco, ellos me enseñaron a ser párroco. Entonces me clavé también como ellos, aunque no tanto como ellos porque estaban más tiempo. Pero mezclé más cosas.

Y si ahora me ha dado Señor y el Papa esa responsabilidad y esta misión, la cojo. Y quisiera pues hacer lo posible por transparentar la voluntad de Dios en ese tiempo. Ojalá que podamos hacerlo.

Y ahí sí te pido, les pido a todos que recen por uno, así como hay que rezar por el Papa para que siga adelante en su valentía, llena de esperanza y alegría. Hace poco le decía en una carta: yo ahora me uno a su valentía, no pensé que íbamos a estar en la misma lucha, de esta manera. Sabía que estábamos como curas, pero no de esta manera. Yo le agradezco mucho, y creo que también tengo una serie de límites. Es un desafío el poder ensanchar el espectro de la comprensión y de la experiencia de las cosas, porque no es tan fácil, a los 69 años, emprender el camino de ampliar la perspectiva. Pero, si el Señor nos da el Espíritu, creo que se va a poder.

Creo que sí. Muchas gracias. Yo también se lo deseo.

El arzobispo de Lima, Carlos Castillo
El arzobispo de Lima, Carlos Castillo

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