Ser otro, cambiar para ser auténticamente uno mismo: eso es ser misionero Para venir a lo que no eres

Voley junto al Putumayo
Voley junto al Putumayo Bea Prusinowska

¿Se puede cambiar? No hay alternativa, eso es ser misionero. Esa locura, ese atrevimiento, esa deliciosa contradicción: evolucionar para ser auténticamente yo mismo, acá.

“Para venir a lo que no sabes

has de ir por donde no sabes.

Para venir a lo que no gustas,

has de ir por donde no gustas.

Para venir a lo que no posees,

has de ir por donde no posees.

Para venir a lo que no eres,

has de ir por donde no eres.”

(San Juan de la Cruz)

Para venir a lo que no sabes

No sabía que venía a la selva; salí de mi tierra con un plan,

pero llegué a lo que ni imaginaba.

Mi brújula se encantó,

              esta luz,

              la música de estas risas,

              la sencillez descalza

atrajeron de forma dulce e irrevocable las fibras de mi vocación.

has de ir por donde no sabes

              El camino fueron las vueltas del río,

              la sorpresa ante la inmensidad y la belleza sin rebozo,

                            comprender que no comprendo

                            refundar mi mente,

                            deponer en un costado mi equipaje,

                            tunear mi ingenio

                            en lo posible…

              Y aun así adentrarme.

Para venir a lo que no gustas

Me disgusta ser tan distinto de la gente.

Aborrezco el tacto erizado del mal,

              que no puedes esquivar.

Los estragos de la corrupción y el abuso,

la atroz impunidad,

              el pueblo menudo siempre padeciendo.

has de ir por donde no gustas

por el claroscuro,

el peritaje en paciencia,

              “noches sin dormir y días sin comer” (2 Cor 6, 5).

              Por el desfiladero de la disminución

              a la vez abrumado por las responsabilidades

              y el trabajo desbordante.

Para venir a lo que no posees

Esta claridad en la sonrisa.

Esta aceptación del vaivén de la vida, a veces cruel.

Esta alegre provisionalidad.

Esta pequeñez imbatible.

Esta ausencia de solemnidad.

No poseo, pero deseo.

has de ir por donde no posees

              Ensayar, tantear, experimentar, probar.

              Sin seguridad,

sin mapas certeros

ni programas,

sólo fluir. Salir.

Porque todo se transforma.

Para venir a lo que no eres

              Ser otro.

              ¿Se puede cambiar?

              No hay alternativa, eso es ser misionero.

              Esa locura, ese atrevimiento,

              esa deliciosa contradicción: evolucionar para ser auténticamente yo mismo

                            acá.

has de ir por donde no eres

              Deslizarme por la aureola del deseo,

respirar los sueños amazónicos.

No hay garantías,

únicamente devoción, intuición, pasión.

Marcho por el amor y sus razones,

ligero y feliz.

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