El arzobispo chileno, sobre los diez años del pontificado de Francisco Fernando Chomali: "El Papa ha marcado un rumbo y no hay vuelta atrás. O entramos en la lógica de la sinodalidad y la vocación de servicio o seremos irrelevantes"

El arzobispo Fernando Chomali
El arzobispo Fernando Chomali

"En sus diez años depontificado, le deseo a Francisco larga vida, paz interior en medio de las dificultades y que nunca pierda el sentido del humor que lo caracteriza"

"El Papa aboga por una Iglesia similar a las primeras comunidades, pobre para los pobres y consagrados con 'olor a ovejas', es decir junto al Pueblo de Dios para servirlo con sencillez y alegría. Desde este punto de vista es una revolución porque no hay espacio en la era de Francisco para los que se sirven de la Iglesia en beneficio propio"

"El Papa será recordado como el Papa que ama al pecador y detesta al corrupto, ama al empresario y detesta al especulador"

"El Papa quiere una Iglesia conformada por personas adultas en la fe que pueden discernir por ellos mismos el querer de Dios en sus vidas. El esquema actual en que el sacerdote o el obispo habla y los laicos obedecen no tiene espacio en el magisterio de Francisco"

Monseñor Fernando Chomali (Santiago de Chile, 1965), es arzobispo de Concepción y gran canciller de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Le hemos preguntado qué le desea al papa Francisco en el décimo aniversario de su pontificado y si cree que la primavera que trajo consigo seguirá perfumando el camino de la Iglesia en un futuro. O cómo piensa que le recordará la historia. También sobre la situación de la Iglesia de Chile hoy.

El arzobispo lo tiene claro; "el Papa ha marcado un rumbo y no hay vuelta atrás: o entramos en la lógica de la sinodalidad y la vocación de servicio o seremos irrelevantes". Por otro lado, cree que Francisco será recordado como "el Papa que ama al pecador y detesta al corrupto, ama al empresario y detesta al especulador"

Papa Francisco

-¿Qué le desea al Papa Francisco en el décimo aniversario de su pontificado?

-Al Papa Francisco le deseo larga vida para que nos siga iluminando con su enseñanza. Le deseo también paz interior en medio de las dificultades y que nunca pierda el sentido del humor que lo caracteriza. Le deseo que no pierda esa gran libertad de espíritu que lo caracteriza a la hora de tomar decisiones.


-¿Está siendo un pontificado de evolución o de revolución en la Iglesia?

-Francisco tiene meridiana claridad que el futuro de la Iglesia, sobre todo en Occidente, pasa necesariamente por repensar la actual estructura centrada en los obispos y los sacerdotes y centrarla en la misión compartida de todo el Pueblo de Dios con el carisma que le es propio a cada cual.

La estructura marcadamente jerárquica, centrada a veces más en el poder que en el servicio, no encuentra espacio en el siglo 21. El Papa se da cuenta que los métodos evangelizadores hasta ahora utilizados no calan en la cultura actual por lo que constantemente nos invita a revisar nuestros métodos de acercarnos con el anuncio. El Papa está convencido que para anunciar el Evangelio se requiere dar un testimonio creíble de amor a Dios y ello es indisoluble con el amor y el servicio a los más pobres. El Papa aboga por una Iglesia similar a las primeras comunidades, pobre para los pobres y consagrados con “olor a ovejas”, es decir junto al Pueblo de Dios para servirlo con sencillez y alegría. Desde este punto de vista es una revolución porque no hay espacio en la era de Francisco para los que se sirven de la Iglesia en beneficio propio.


-¿Tendrá fuerzas y tiempo para acabar sus reformas o, al menos, dejarlas empistadas?

-El Papa ha marcado un rumbo y no hay vuelta atrás porque está claro que el sombrío escenario de seminarios vacíos, congregaciones religiosas tanto masculinas como femeninas cada vez más pauperizadas, nos hace ver que o entramos en la lógica de la sinodalidad y la vocación de servicio o seremos irrelevantes.

El Papa con fuerza nos está llamando a salir de nuestro propio mundo y entrar en las periferias existenciales con el Evangelio, aunque ello implique dolor. El Papa no le teme al conflicto sino que más bien a la inacción, el miedo que paraliza y sobre todo la autocomplacencia. El anuncio del Evangelios sigue más vigente que nunca, pero exige abrirse a nuevas formas dado lo cambiante del mundo y de la cultura. Para el Papa el mundo con sus alegrías y sus penas, con sus aciertos y desaciertos es tierra de misión y no lugar de complacencia.

La gran reforma que el Papa propicia es la conversión de cada cual. Ello implica poner a Jesucristo en el centro, tener un estilo de vida austero y vivir fraternalmente. Sin esa reforma que implica un profundo cambio en nuestros propios corazones, lo demás será un mero maquillaje.

-¿Por qué y cómo le recordará la Historia?

-Francisco será recordado como el Papa cercano a los pobres y sencillos, que detesta el boato, el lujo, la superficialidad y mundanidad espiritual, así como los carreristas de cualquier tipo. Será recordado como el Papa que invita al discernimiento y a poner la confianza más en el Señor y en el Espíritu Santo. El Papa es el pastor de todos, incluso de los no creyentes, sin embargo claramente se siente muy a gusto en las cárceles, en la calle, en definitiva con los descartados.

"El Papa será recordado como el Papa que ama al pecador y detesta al corrupto, ama al empresario y detesta al especulador"

Será recordado como el Papa que con claridad y sin ambigüedades hizo ver que el actual sistema económico que gira en torno al consumo y al lucro genera males que dañan a la población, sobre todo a los más pobres. El Papa será recordado como el Papa que ama al pecador y detesta al corrupto, ama al empresario y detesta al especulador. 


-¿El Sínodo de la sinodalidad será el broche de oro de su pontificado?

-La raíz Ignacia del Papa lo acompaña siempre, especialmente en los grandes temas. El Papa quiere una Iglesia conformada por personas adultas en la fe que pueden discernir por ellos mismos el querer de Dios en sus vidas. El esquema actual en que el sacerdote o el obispo habla y los laicos obedecen no tiene espacio en el magisterio de Francisco. Él aboga por la formación de una conciencia recta iluminada por el espíritu en un contexto de oración comunitaria. Por eso valora tanto la vida comunitaria, el encuentro y el diálogo y le incomodan tanto los grupos o las personas cerradas en sí mismas que creen que la vivencia de la fe es un asunto única y exclusivamente personal.


-¿Está superada la crisis de los abusos en Chile?

-La situación de los abusos en Chile se está superando. Ello debido a que la conferencia episcopal en pleno y por unanimidad se tomó muy en serio este drama que ha devastado a tantas personas y comunidades. El departamento de prevención de abusos a nivel de la CECH es parte integrante de su orgánica, así como los existentes en cada diócesis. Se han elaborado protocolos claros para seguir cada denuncia y se está en contacto directo con los dicasterios correspondientes en Roma.

El no a los abusos de cualquier índole es un camino trazado como parte integrante de la tarea de la Iglesia. Es mucho lo hecho y por cierto mucho lo que queda por hacer porque ha quedado claro que la cultura del abuso atraviesa a la sociedad entera. Hemos llegado al convencimiento más profundo que no hay espacio para los abusos al interior de la Iglesia. Lo que está en juego es su credibilidad. La fidelidad a Jesucristo y a la misión exige diligencia en el actuar, claridad y celeridad en los juicios para llegar a la justicia, sancionar y reparar.

-¿Qué es lo que más necesita Chile en estos momentos y qué le puede aportar la Iglesia?

-Chile está pasando por un momento político social sin igual. Es el tránsito de una sociedad extremadamente jerárquica a una sociedad más democrática. El estallido social, cuya violencia no comparto bajo ningún punto de vista, fue la expresión de un profundo malestar producto de una sociedad incapaz de generar mayor equidad y mayores espacios de participación. Este proceso, de suyo necesario para avanzar en la consolidación de una democracia más estable, no ha sido liderado de manera adecuada por los actores políticos de todas las tendencias. Se percibe una gran ausencia de un proyecto país compartido, del reconocimiento de la contribución del otro, y a un grupo de personas temerosos de una sociedad más horizontal en el trato y sin privilegios.

En América Latina en general se heredan las esferas de poder de generación en generación y ello genera mucha rabia en la población. A ello se ha sumado la detección de prácticas de corrupción que han producido desilusión y desencanto en la población. La Iglesia está atenta al proceso que vive el país, invita siempre al diálogo e invita a fortalecer los principios de subsidiaridad y solidaridad en la búsqueda del bien común. Su participación en el intento por redactar una nueva constitución fue valorado por la sociedad por cuanto pretendió hacer ver aquellos espacios que se deben cuidar a la hora de promover una carta fundamental: El respeto a la vida desde el momento de la fecundación hasta la muerte natural, el fortalecimiento de la familia como núcleo fundamental de la sociedad, el derecho y deber de los padres de educar a sus hijos, la libertad de culto y de emprendimiento y un Estado firme para promover la equidad social, la justicia y un firme rechazo a cualquier manifestación de corrupción que tanto daño hace.

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