Cristóbal Flor, el promotor de justicia de Cádiz, pide su expulsión del estado clerical El cura Antonio Casado desmonta las acusaciones del promotor de Justicia del obispado de Cádiz

El padre Antonio Casado
El padre Antonio Casado

El vicario general, Fernando Campos, y el ecónocmo, Antonio Diufaín, también declararon contra su compañero cura

Los abogados del acusado denunciaron la violación del derecho de defensa sufrida por Antonio Casado a lo largo de este proceso, al negarle la práctica de pruebas que entienden esenciales para probar su inocencia

Al retirarle el destino parroquial, el sacerdote se ha visto obligado a cambiar de casa hasta en cinco ocasiones, sin que nadie del Obispado se haya preocupado en todo este tiempo por su salud, y sin que el prelado acceda a recibirlo, a pesar de habérselo pedido en más de diez ocasiones

Tiene a un cura suspendido cautelarmente desde hace casi un año y viviendo de la caridad de amigos y vecinos. Para darle pátina de legalidad a su decisión, ahora, monseñor Rafael Zornoza, el prelado de Cádiz, le montó un juicio canónico en Sevilla, sede de su amigo, monseñor Asenjo. Pero, con la verdad que siempre hace libre, el sacerdote Antonio Casado, en una sola comparecencia el pasado día 18, echó abajo el “juego episcopal” y la causa contra él instruida por sus propios compañeros de presbiterio.

Cristóbal Flor Domínguez es un sacerdote de Vejer de la Frontera (Cádiz), Promotor de Justicia del Obispado de Cádiz y Ceuta, que presentó una querella criminal contra el Padre Antonio Casado ante el Tribunal Eclesiástico de Sevilla, a petición del Obispo Diocesano, Rafael Zornoza Boy

Antonio Casado fue acusado por Cristóbal Flor Domínguez ante dicho tribunal eclesiástico de gravísimos delitos, y pidió para él la expulsión del estado clerical, o el confinamiento en algún lugar.

La denuncia del Promotor de Justicia del Obispado dio lugar al inicio de un procedimiento judicial contra Antonio Casado, en el que también han participado el Vicario General de la diócesis, Fernando Campos Rosa, y el ecónomo diocesano, Antonio Diufaín Mora, para declarar en contra del acusado.

Los hechos denunciados por Cristóbal Flor Domínguez guardan relación con la adopción que en su día hizo Antonio Casado, para curar y salvar la vida de un menor, que fue abandonado por su madre a las puertas de un orfanato en Guinea Ecuatorial.

Cristóbal Flor
Cristóbal Flor

Los abogados del acusado denunciaron la violación del derecho de defensa sufrida por Antonio Casado a lo largo de este proceso, al negarle la práctica de pruebas que entienden esenciales para probar su inocencia.

En la vista, Antonio Casado respondió a las duras acusaciones hechas por su compañero sacerdote, Cristóbal Flor Domínguez, explicando al Tribunal los pormenores y entresijos de ese complicado proceso de adopción de un menor, por el que fue denunciado. Además dejó claro que el Obispo diocesano, Rafael Zornoza conocía lo sucedido, ya que el propio sacerdote se lo había explicado en varias ocasiones.

Sin dar explicaciones públicamente, monseñor Zornoza mantiene suspendido del ejercicio ministerial a Antonio Casado desde hace ya un año. Al retirarle el destino parroquial, el sacerdote se ha visto obligado a cambiar de casa hasta en cinco ocasiones, sin que nadie del Obispado se haya preocupado en todo este tiempo por su salud, y sin que el prelado acceda a recibirlo, a pesar de habérselo pedido en más de diez ocasiones.

Abandono total de un cura por parte de su pastor, asi como de sus colaboradores más cercanos. Ni los vicarios episcopales, ni el delegado del Clero llamaron, visitaron o se preocuparon por la precaria situación del Padre Antonio.

Sensibles al desprecio que sufre por las autoridades eclesiásticas,  un grupo reducido de sacerdotes ha asumido voluntariamente el cuidado y manutención del Padre Casado, ayudándole a soportar la penuria en la que vive.

La desazón y el desconcierto cunden entre los feligreses de la diócesis, que se preguntan cómo es posible que en Cádiz, donde viven de cerca y a diario el drama de la inmigración, haya jerarcas convencidos de que proteger vidas es un delito, y que un Obispo pueda actuar contra un sacerdote bueno con tanta crueldad y sin dar explicaciones.

Zornoza y Diufaín
Zornoza y Diufaín

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