"Para descubrir qué es lo que verdaderamente se vive en estos días" Argüello propone una "operación Rescate de la Navidad"

Luis Argüello, en la sede de la CEE
Luis Argüello, en la sede de la CEE

El arzobispo entiende como "algo valioso" y representativo de esta época las iluminaciones artísticas, las fiestas, los regalos y el consumo, pero llama la atención sobre el riesgo que se corre de "enterrar la Navidad" lo que esencialmente es una celebración de índole espiritual

"Rescatemos la Navidad amigos para poder decir: ¡Feliz Navidad! no como quien repite un mantra que termina careciendo de sentido, sino como quien ha descubierto en un niño, en un pesebre, entre los agujeros de las peñas a quien nos convoca a cantar la gloria de Dios porque es Dios con nosotros, Emmanuel; porque es el Salvador y se llama Jesús"

El arzobispo de Valladolid, Luis J. Argüello, ha propuesto una Operación Rescate de la Navidad "para descubrir qué es lo que verdaderamente se vive en estos días" y que motiva la tradición de las felicitaciones, regalos y encuentros, según explica en su última carta pastoral.

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La reconciliación, la salvación y la "capacidad de consolar al que sabe que no encuentra consuelo ni en las tarjetas de Navidad, ni en las luces de las calles", encierra el significado de este celebración y del tiempo de adviento que la precede, añade el prelado.

El arzobispo entiende como "algo valioso" y representativo de esta época las iluminaciones artísticas, las fiestas, los regalos y el consumo, pero llama la atención sobre el riesgo que se corre de "enterrar la Navidad" lo que esencialmente es una celebración de índole espiritual.

Operación “rescatemos la Navidad”
(16-31 de diciembre de 2023)

En estos días estamos llamados a vivir, lo que pudiéramos denominar, una operación rescate de la Navidad. Días antes ya de comenzar el Adviento en nuestra ciudad y en los pueblos se encendieron las luces; tantas y tantas cosas hablan de “Navidad”, es decir, de fiestas, de consumo, de regalos y encuentros de empresa. Todas estas cosas expresan algo valioso, pero quizás esto mismo que en estos días, unos y otros, queremos vivir al grito de ¡Feliz Navidad! entierran la Navidad.

El arzobispo Argüello en un encuentro con sus sacerdotes
El arzobispo Argüello en un encuentro con sus sacerdotes Iglsia en Valladolid

Por eso estamos llamados, si se permite la expresión, a vivir una operación rescate para descubrir qué es lo que verdaderamente se vive en estos días, cuál es el acontecimiento que celebramos, cuál es el don que justifica todos los dones y regalos, cuál la compañía, la presencia que nos invita a cultivar también encuentros, felicitaciones y abrazos, vida de familia. En estas jornadas cuál es la razón última, definitiva, que nos hace desear felicidad alguien que quizás recibe esta misma expresión con la molestia de quien sabe que tiene muchos argumentos en la vida para estar triste.

El rescate de la Navidad nos va a permitir caer en la cuenta del gran don que recibimos: Dios se hace carne y habita entre nosotros. El mismo Dios se nos regala haciéndose pequeño, humilde, pobre entre los agujeros de unas peñas que hacen de establo y de cuna. Sí este gran don justifica los regalos pero nunca éstos pueden tapar el don e impedirnos incluso que reconozcamos cuál es el gran regalo que recibimos estos días. El niño que nace se llama Emmanuel que significa Dios con nosotros y este cultivo del con-nosotros, de la relación y el encuentro entre amigos, trabajadores de empresas, de familias en la Nochebuena o de fiestas para recibir un año nuevo, tienen este fundamento que quizás precisamos rescatar: Dios está con nosotros y tiene la capacidad de consolar al que sabe que no encuentra consuelo ni en las tarjetas de Navidad ni en las luces de las calles ni en las invitaciones a hacer fiesta o jolgorio. Sí, este niño que nace entre los agujeros de las peñas a las afueras de Belén es el Emmanuel, el Dios con nosotros, que consuela nuestras soledades y toma nuestros llantos para que viendo llorar a un niño pueda aparecer en nosotros la sonrisa de un consuelo.

Sí, precisamos rescatar la Navidad y caer en la cuenta de que el Niño que nace que es Emmanuel, se llama también Jesús que significa Salvador, el que nos salva de lo que nadie nos puede salvar. Quizás incluso tengamos dificultades para los encuentros familiares porque hemos tenido la experiencia a lo largo del año de una ruptura, de un enfrentamiento, en definitiva de un pecado y Jesús nos salva del pecado y nos reconcilia y nos invita a que quizás también podamos reconciliarnos. Tantas veces nos encontramos con personas que dicen “yo este año no celebro la Navidad” porque se ha muerto un familiar querido, porque acabamos de enterrar a mi padre, a mi madre o a un hermano,… Hemos de anunciar que precisamente la Navidad viene para estas personas. porque el que nace, Jesús, El Salvador, es quien nos salva de la muerte, el que toma nuestra carne para morir nuestra muerte y abrirnos a una nueva vida y eterna.

Rescatemos la Navidad amigos para poder decir: ¡Feliz Navidad! no como quien repite un mantra que termina careciendo de sentido, sino como quien ha descubierto en un niño, en un pesebre, entre los agujeros de las peñas a quien nos convoca a cantar la gloria de Dios porque es Dios con nosotros, Emmanuel; porque es el Salvador y se llama Jesús.

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